25 de julio 2018
La cuidad es aterradora, Seugnmin lo sabía con exactitud, lacuidad, con sus edificios enormes que cubren el sol todo el tiempo, haciendo que los transeuntes no disfrutaran del calor, aunque bueno, daba igual, pues raramente en la ciudad la gente miraba elcielo por gusto propio, pero era otro asunto, la cuidad aterraba por muchos motivos, por el tráfico de autos vueltos locos por llegar a su destino, por el maldito que era vivir apresurado siempre, con el tiempo comiendote por todas partes sin darte un rato para respirar y no nos olvidemos del humo de los cigarrillos que la gente consume en su camino por el estres constante de vivir en este sitio. La ciudad es aterradora, al igual que la misma vida. La vida, con sus múltiples desafíos, sus tráficos de pensamientos, el eclipse de las decisiones y el humo que envuelve hasta taparte la realidad. Quiza y simplemente las ciudades son un símil a la vida misma, esa vida que se mueve rapído como un tren bala. Con subidas y bajadas, personas pasando de un lado al otro sin fijarse en nada, quizá y la ciudad sí es solo es un reflejo de quien la habita.
Seungmin odiaba la ciudad, a pesar de que tiene tiempo de que ya no pisa su pueblo natal, de hecho, llego a la ciudad con solo ocho años, después de que su mamá enfermara y muriera, Seungmin odiaba la ciudad, odiaba los autos ruidosos, la contaminación asfixiable, el desperpento y también aquellos edificios que le cubrían el sol, Seungmin amaba el sol con todo su ser, que terrible era caminar y ver que realmente este mismo era opacado con inmensas construcciones humanas, lo odiaba realmente. Pero odiaba más estar encerrado en un cubículo de los sanitarios del metro, con la opresión de siempre en el pecho.
Las manos le temblaban como si dentro de el pasara un terremoto, el llanto salía sin cesar como cascadas de agua dulce, había vomitado segundos antes el poco alimento que ingirió, el hueco de su estómago se hizo más grande y la desesperación incremento haciendo un ruido perpetuo de tantos pensamientos, la mancha de rasguños en sus brazos incremento y asomaba roja a carne viva luego de que inconscientemente Seungmin rascará hasta sangrar, no era la primera vez que le sucedía, sin embargo hoy ya no podía más con todo lo que sentía. Un ataque de ansiedad, eso lo tenía sudando frío, abarzando sus piernas y sin pensamientos realmente coherentes, pensando en todo y en nada al mismo tiempo, Seungmin lloraba, lloraba como lo hizo dos días antes, era el cuatro ataque en la semana y a penas si era jueves, ya no aguantaba, no soportaba, no podía seguir así, era demasiado para él, solo tenía diecisiete años, maldita sea era solo un adolescente que no merecía nada de lo que le acontecía.
Su cabello olía a saborizante artificial de mango y su mochila, la que intentó lavar en el lavabo del metro para borrar las estúpidas manchas de lápiz labial con la palabra "marica" en grande, estaba en el suelo, mojada y sin limpiarse, sus libros manchados y mojados dentro de ella, justo ahora era el menor de sus problemas. Tomó bocadas de aire, pero este le hacía falta, no podía respirar, tenía que tranquilarse, lo sabía, pero no podía, no cuando hoy fue el peor día de su existencia. La maldita hoja estaba perfectamente doblada en su mochila, para su mala suerte, esta era lo único seco dentro del desastre de útiles que cargaba dentro, hoy en la mañana al revisar el correo miró aquella hoja perfectamente adornada y se la llevó a la escuela porque el tiempo no tenía para dejarla en su casa; a la hora del almuerzo, cuando Hyunjin su único amigo, contaba chistes viejos que solo a él le daban risa, fue que Seungmin decidió abrir el sobre que contenía su futuro dentro.
Error.
No debió hacerlo en ese momento, no debió hacerlo siquiera en la escuela, pero eso no impostaba, quizá el destino odiaba su existencia o su suerte era terrible con T mayuscula, pues al mismo tiempo en que sus ojos leían el "rechazado" en el papel opalina elegante, detrás de él, Bae, su amor de entonces, besaba por primera vez a Cara, la chica más tierna de la prepa, lo malo de eso fue que Seungmin comenzó a llorar y la gente creyó que fue por la nueva relación de Bae, ya todos sabían del enamoramiento de Seungmin por el capitán del equipo de baseball, algunos se burlaban de él por ello en pleno siglo 21, pero eso no importaba, Bae podría irse mucho a la mierda si así lo deseaba, Seungmin se estaba derrumbando por cosas más importantes que la relación estandar del chico que le gustaba y que jamás le correspondería.
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Rooftop Love (Seungin)
FanfictionSIN EDICIÓN Jeongin es un chico frustrado con la vida. Seungmin solo en un chico que sonríe demasiado. Uno quiere ser cantante, el otro quiere escucharlo toda la vida. Música, bocadillos y una azotea solo para dos, que dices ¿Aceptas?. Una historia...