CAPÍTULO 5

102K 6.4K 1.7K
                                    

RONALD

Las cosas en la empresa van al tope, mucho mejor de lo que consideramos; aunque estos negocios son una simple fachada de lo que es nuestro verdadero negocio, disfruto mandar en dos lugares al mismo tiempo, mis hoteles en el país funcionan de maravilla y ni hablar de las ventas de armas y drogas, nadie puede superar a la familia Richter por más que lo intenten, ahora prefieren unirse a nosotros como lo es el caso de la familia Benz.

—Ella regresa a Hamburgo la próxima semana, —habla mi padre mientras observo la foto de mi futura esposa.

Es una rubia más que hermosa, he investigado sobre ella desde hace dos años que su padre sugirió la boda para unirse a nuestro negocio y no dude, a mis treinta años necesito una esposa y un futuro heredero para mis negocios.

—Viajaré a esa ciudad un día después de su llegada, —le informo a mi padre— quiero presentarme oficialmente ante su familia.

Aunque fueron ellos quienes propusieron el acuerdo, «la vendieron, por así decirlo», quiero verla presencialmente, tocar su piel, probarla y asegurarme que es tal como la imagine.

—Entonces hablaré con Bruno para ponerlo al tanto de lo que harás— dice antes de ponerse de pie —no me decepciones, este negocio me interesa y nos pondrá en la cima de todo.

—Nunca lo hago padre.

A él le interesa el negocio y a mi Isabella; me encabrona pensar que está con el jodido francés, ese que la folla cuando quiere, pero eso cambiará y estoy seguro de que pronto. Nadie volverá a poner una mano en mi mujer.

Salgo de mi oficina que se encuentra en una de nuestras empresas legales y me dirijo a uno de los depósitos, debo cerciorarme de que la carga haya llegado tal como la enviaron los jodidos rusos.

Me subo a mi auto y conduzco rápidamente hasta las afueras de la ciudad. Es más fácil tener mis depósitos allí, los policías no joden mucho esas zonas.

Me demoro más de lo necesario y maldigo el jodido tráfico de esta ciudad, aunque debería estar agradecido porque otros países tienen un tráfico peor.

Me acerco hasta donde está Evans, mi amigo de toda la vida y hasta ahora el hombre más fiel en este negocio.

—¿Cómo va la carga? —pregunto en cuanto me ve.

—Más que bien, esos rusos sí que saben negociar —dice señalándome las cajas, donde supongo están mis armas.

—Si todo funciona como lo planeo, seguramente haremos muy buenos negocios con ellos —sonrió al acercarme a las cajas.

Hay armas de todos los tipos y me emociona saber que este es el comienzo de una buena tregua con los rusos y un gran trabajo, el dinero que obtendremos será diez veces mayor que la que nos dejó las armas de Italia.

—Voy para el bar de Lucían— le digo a Evans para ver si se anima a venir.

—Esta vez, sí voy, estoy cansado de estar encerrado— dice poniéndose de pie mientras se quita los guantes —además quiero follar.

—Eres muy explícito, pero considero que nos hace falta una tanda de buenas mujeres sobre nuestras piernas.

Que porque me voy a casar con la rubia no me impide follar a cuanta se me aparezca, como ella se divierte en estos momentos también lo haré yo, pero la diferencia es que ella lo dejará de hacer en cuanto pise suelo alemán.

☙❧

Llegamos al bar y está como siempre, lleno hasta ya no más poder, este bar me gusta y por ello decidí invertir hace algún tiempo y las ganancias son exorbitantes, Lucían sabe manejar mi dinero.

GRACIAS AL ACUERDO. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora