ISABELLA
Nadie más que mi amiga me había escuchado tan atentamente. La única persona que sabía parte de lo que me sucedió era Marga, aunque nunca pude contarle todo al pie de la letra, tal como se lo conté a Ronald, me daba vergüenza que supieran por todo lo que pasé, pero más vergüenza me daba que supieran que, aunque mis padres nunca me ayudaron les seguía amando más que nunca.
Ronald me escuchó atentamente, su mirada estuvo siempre en mí, sus brazos envolvieron mi cuerpo y me juró que todos los que me lastimaron lo lamentarán.
Luego de contarle todo y haberme calmado Ronald me llevó hasta mi habitación, se quedó conmigo hasta que logré conciliar el sueño.
Hoy me levanté más temprano que de costumbre, quise prepararle el desayuno a Ronald como agradecimiento y también quiero confirmarle lo que le confesé ayer y escuchar algo de su parte, ya que no mencionó nada respecto a que me quiero quedar con él.
Mis pensamientos me consumieron tanto que no me había dado cuenta de que Ronald estaba junto a mí hasta que hablo.
—No tienes que hacer eso —dice llamando mi atención.
—Yo... —giro para mirarlo, pero mis palabras quedan en un segundo plano.
«Estar sin camiseta debería ser un pecado para este hombre».
—¿Tú que Isabella? —Su mirada busca la mía, pero yo estoy perdida en los músculos de su abdomen.
—Solo quería hacerlo —digo.
—Blanca puede ocuparse de todo eso —menciona.
—Yo también puedo ocuparme de esto —esta vez lo miro al hablar.
—No es necesario.
Pareciera que tiene un gran problema, está dispuesto a contradecir cada cosa que digo.
—Ronald, solo quería preparar el desayuno —digo —es algo que cualquier persona haría.
—¿Qué buscas con todo esto? —pregunta.
No sé si se hace el tonto o realmente no cree en lo que le confesé ayer, más allá de querer quedarme aquí porque me prometió ayudarme, deseo quedarme porque quiero conocer más de él, estar con él y comprobar que mis sentimientos van más allá de una atracción.
—Me rindo —digo mientras dejo los platos sobre la mesa —solo quería preparar algo para los dos.
—¿Para nosotros?
—Más para ti, quería agradecerte y que pudiéramos hablar sobre lo que te dije ayer.
—Haré todo lo que te dije, pagaran por todo lo que te hicieron —dice —pero primero rogaran por tu perdón.
—Quiero que hablemos de lo último que te dije —explico.
—¿De verdad quieres quedarte aquí? ¿Conmigo? —cuestiona.
—Estoy segura de todo lo que te dije ayer —mencionó mientras me acerco a él.
—Estarás siempre en peligro —habla.
—Con o sin ti lo estaré —aseguro.
—Te pueden secuestrar.
—Ya lo hicieron —respondo.
—Pero esta vez serás tú el objetivo —dice.
—Puedo sobrevivir a eso.
—Tendrás un guardaespaldas las veinticuatro horas.
—Oliver me cae bien —opinó.
—Tendrás que aprender a disparar.
—¡Dios Ronald! —mi tono de voz aumenta —¿no quieres que esté contigo? —pregunto.
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GRACIAS AL ACUERDO. ©
Roman d'amourPrimer libro de la serie amores de la mafia. Mi vida es la que todos quisieran tener, o eso es lo que muchos dicen, yo pienso todo lo contrario, quisiera haber crecido rodeada del amor de mi familia, pero ellos decidieron todo lo contrario. Cuando...