Capítulo 17

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CAP 17

Natasha y Michel, seguían dentro del auto.
Michel estacionó delante del edificio de Natasha. Suspiró, y besó suavemente en los labios a Natasha. Ella, no podía parar de llorar.
—Estoy feliz, no puedo parar de llorar... —sonrió secándose las lágrimas con las manos— mis bebés, quiero que... ellos estén bien.—se acarició la panza.
—Lo estarán, si eres prudente con todo lo que te recomendó el doctor.
—Ajá.—asintió Natasha.— Chévere... Pero tomando anticonceptivas y embarazada de mellizos hijoepucha.
—No funcionan, está claro.
—Contigo, con Shirk nada.
—Ah bue...—suspiró Michel.—Está bien, vaya para casa, cualquier cosa, me marca.
Les voy a cuidar desde ya mismo. Somos una familia, Nata, que te quede claro... y a Shirk también, porque no me pienso mover de acá...—señaló la panza de Natasha— ¡Quiero dos nenas! Que tengan tu naricita y...
—¡Ay no! Ya tengo dos mujeres... Dos niños, así estará igualado. Sí señor.
—No soy de pedir, pero pediré al universo para que sean dos nenas, sanas y lindas, que se parezcan a ti y a mí en proporciones iguales —salió del auto, y corrió para abrirle la puerta a Natasha.
Ayudó a que saliera y Natasha lo besó, delante de la entrada del edificio, sin miedo momentáneamente.
—Ojalá fuera tan valiente como tú, pero siempre me puede el miedo a sufrir.
—Sufrir es no estar juntos, Nata. Y más ahora.
¿No te das cuenta?
—Yo sé, pero insisto mucho en el amor que me aporta Shirk, incondicional. ¿Tú no te cansarás de mí, cambiándome por alguien más joven, más rica?
—Ahora mismo no. No puedo ver el futuro Nata, pero mi convicción, siempre me dijo que esto es para toda la vida, asegurar no puedo.
—Dios mío...—Natasha abrazó a Michel.—Lo haré, pronto hablaré con él.
—Bueno... Cuídate mucho, descansa y cualquier cosa me marcas al celular. Estaré muy atento...—entró en el auto guiñándole un ojo.

Semanas después...

Natasha estaba en el balcón, sentada en una silla. Sus hijas ya no vivían con ella por su mala relación con Shirk. Isabel y Paloma tras discutir con ella, decidieron abandonar el hogar, tras la negativa de Natasha y sus hijas entender que la situación, no iba a cambiar pesé al embarazo de mellizos.
Los hermanos de Natasha, también le dieron la espalda por no valorarse y involucrarse con una persona de pensamiento tan medievo.
Natasha seguía leyendo un libro de autoayuda que le prestó Shirk
—Me voy al bar de las apuestas con el Alemán, amor.—le informó Shirk desde el salón.
—Está bien.
Shirk se acercó a ella.
—¿Vas a ir con Tatiana hoy?
Natasha empezó a sentir náuseas y malestar.
—No, me quedaré en casa.—dijo intentando disimularlo.
—Últimamente siempre te encuentras mal... Será que no haces suficiente ejercicio, subiste de peso amor, deberías salir a correr, o vaya al gym.
A Natasha le dio una arcada.
Shirk puso cara de asco y se alejó.
—Bye amor.—le dijo antes de salir por la puerta.
Natasha volvió a encontrarse bien poco a poco.
—¡Ustedes son un par de saboteadores! Yo no entiendo nada, ¿Por qué no me quieren cerca de Shirk, ah? Cada día tengo más claro que son dos niños... ¿O dos niñas?... Defendiendo a su papá ah, ¿Qué tal estas consentidas? No, pero las amo mucho, mucho, mucho...—sonrió Natasha acariciando su ya visible pancita.

Semanas después

Natasha paseaba junto a Paola, Gato y Michel.
—¡Yo les llamaría Sarita y Franco!—dijo Gato.—Así les llamaré yo ajá.
—¿Y si son dos niñas?—preguntó Natasha.—Estoy completamente segura que son dos niñas.
—¡Y eso es lo que quiero yo! Dos hermosas hijas—dijo Michel sonriente.
—¿Cuando saldremos de dudas?—preguntó Paola.
—Bueno, eso es uno de los motivos porque los citamos acá...—dijo Natasha.—Haremos una especie de revelación del género del bebé, privada...
Michel sacó un sobre de su bolsillo.
—No lo vimos.—se lo dio Michel a Gato.—Pero este es el resultado del género de los bebés. Acabamos de hacernos la ecografía y todo está perfecto.
Paola le quitó el sobre a Gato, y lo abrió de inmediato, distanciándose de Michel y Natasha. Gritó, y dio saltos.
—¡Buenísimo! ¡Qué bendición!—abrazó a Natasha y Michel.—¡Gato y yo nos encargamos, claro!
—Sus bebés van a tener mucha suerte, van a ser muy amados por todos.—dijo Gato.
—La verdad yo estoy un poco nervioso... Quiero saber ya el género.—dijo Michel rascándose la cabeza.
— ¿Para cuando esta fiesta de revelación de género?—preguntó Paola.
—Habíamos pensado que el sábado, si les va bien. Avisaremos a los más cercanos.—contestó Natasha.
—Pero me parece todo tan raro... Vamos a hacer una fiesta sin aún haberle dicho nada a Shirk, Nata. No me gusta nada esto. ¡Qué situación!—le dijo Michel.
—Ay... Lo sé —dijo Natasha cruzándose de brazos— Necesito tiempo... me envalentono pero luego no me atrevo a decirle nada.
—Qué incómodo, estar todo el día con náuseas por verle a él. Tus hijos son muy inteligentes, no les gustan esas vibras...—le dijo Gato entre risas.
—Ay basta, ellos si Shirk me perdona, lo amarán.
—Yo creo que ya lo hablamos muchas veces, pero es absurdo que sigas con Shirk, Nata. Siempre terminamos juntos. Ya es hora de crecer.
—Parece como que estén predestinados. Una cosa así.—les dijo Gato.
Michel abrazó a Natasha y le dio un beso en la frente.
—Vayamos juntos a hablar con Shirk. Así puede que te sea más sencillo...—le dijo Michel.
Natasha suspiró y asintió abrazándole más fuerte.

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