Capítulo 3

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CAP 3

Natasha, miraba sonriente de nuevo las estrellas, en una noche fría. Daba gracias al universo y sentía que conectaba con su papás.
—¡Buenas noches Natasha Klauss!
—Mi amor, ¿qué haces por acá?
—Hey, ¿estás bien?—le rodeó con el brazo los hombros, y caminaron hacia a la casa en la que se hospedaba Natasha.
—Sí, mi amor... emocionada. Hacía tiempo que no me volvía a sentir... digamos, bien.
Michel la abrazó con fuerza.
—Eso me pone feliz...—la miró y le dio un beso en la cabeza— Eres una guerrera, mi Nata.— Nata asintió separándose de ese abrazo lentamente.
De nuevo volvieron a mirarse a los ojos, sintiéndose atrapados en sus miradas.
—Eh, bueno... Entremos que hace frío y... estoy congelado.—dijo sin despegar la mirada de sus ojos café.
—Vamos—le sonrió Natasha.
Al entrar en la casa, se quitaron el abrigo el uno al otro, lentamente.
Natasha le agarró la cara, y le dio un beso suave en los labios.
—Nos extrañé, Nata—susurró Michel con una sonrisa.
—Ay, no me digas eso.—se distanció Natasha.
—¡¿Por qué no?!—entre risas.
—Porque me da pena. Mucha pena.
Se volvían a mirar fijamente a los ojos.
De repente, Michel le miró la boca.
—No coincidimos... para tener nuestro momento, o yo tenía pareja, o tú tenías pareja. No quiso el destino.—sonrió Michel.
—Bueno... Sí en otra vida. En otra vida estamos casados y tenemos hijos, que lo sepas.
Se reían pero se sentía una fuerte tensión sexual en el ambiente de ellos dos.
Sonó el timbre. Michel se acercó y abrió la puerta.
Danna y el Gato entraron.
—Ah yo sabía que Michel estaría aquí—comentó Danna levantando el dedo índice entre risas.
—Claro, ¿dónde sino que con Natasha?—se unió Gato.
—Oigaaaa.—les contestó Natasha.
—Sí, sí... Queríamos ensayar señores... a solas, ya se pueden ir gracias.—dijo Michel y soltó una carcaja de su peculiar risa.
Danna y Gato tomaron asiento en el sofá.
—Qué día de trabajo... No paré.—dijo y se recostó Gato.
—Yo hoy tuve un día tranquilo, estuve estudiando y poco más...Pero cómo echo de menos a mi hijo y mi esposo—suspiró Danna.
—Ay Dannita... ¿Están en España ellos?—preguntó Michel, y le puso las manos en los hombros masajeándole, estando de pie detrás de ella.
—Sí... qué suerte tienen ustedes que están aquí, o más cerca y los pueden ver.
—Así es, mi mamá viene conmigo a todos mis proyectos. —sonrió Gato.

Mientras hablaban de la familia, Natasha se dio cuenta que no había hablado con Shirk desde casi hacía una semana. Estaba inmersa en Villa de Leyva, y no pensaba en nada más que en vivir el día a día en este lugar que tanta paz le aportaba.
Agarró su celular y vio que tenía suficientes mensajes sin leer de Shirk, como para que este se enojara, conociéndolo. Pensó en hablar con él mañana.

Natasha, Michel, Danna y Gato, estuvieron compartiendo anécdotas e historias, mientas bebían vino, hasta el amanecer.
Medio dormidos y algo alcoholizadxs, Gato y Danna abandonaron la casa de Natasha, camino a las suyas.
Michel miró a Natasha sonriente, se aproximó a ella, que estaba de pie junto a la puerta de entrada, y la besó. Natasha le correspondió pero Michel se separó riéndose.
—¡Hasta mañana Natasha Klauss!—le dijo saliendo por la puerta sacándole la lengua y guiñándole un ojo.
—¡Le estaré esperando, Michel Brown!

Natasha se dejó caer en el sofá, y una vez tumbada, lanzó el celular al suelo para dormirse rápidamente.

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