Capítulo 18

705 50 22
                                    

CAP 18

Natasha ya con una pancita bien pronunciada, entró a su cuarta sesión de terapia con su psicóloga (recomendada por Paola, pues mantenía una relación amorosa con ella), y tenía bastante éxito con sus pacientes.
—Buenos días Natasha, adelante.—le dijo la psicóloga.
—Buenos días, Nerun.—se tumbó en el diván.
—¿Cómo está?
—Mucho mejor, no me lo esperaba, de verdad.
—Me alegro mucho.—agarró su ipad y empezó a anotar— Cuénteme como han sido estos tres días desde la ultima sesión.
—En comparación a la primera sesión, un cambio maravilloso, sinceramente.
—¿Por qué? Cuénteme.
— Logré entender que hizo Shirk en mi. Ahora estoy todos los días haciendo planes sin él, y tanto los bebés como yo, estamos perfectamente.
—¿Tomó entonces, una decisión con respecto a Shirk?
—Así es.—asintió Natasha.— Desde la segunda sesión, que lo empecé a ver claro, como ya te dije.—la psicóloga asintió sonriente— pero Michel quería acompañarme para no estar sola, y hoy vamos a hablar con él para no tener que llegar a medidas extremas, como llamar a la policía.—se acomodó— Obviamente le dije que no quería seguir con él, pero no pareciera que tuviera intención de abandonar mi casa ni tampoco de creerme. Me decía que estaba loca, que nadie más me iba a soportar...
—Se niega a perder la buena vida que usted le proporciona, probablemente. Sabe que nadie más podrá mantenerlo, y de esa manera. Además de que hasta el último momento, intentó envenenarla de nuevo, con el latigazo de "yo soy el mejor para ti, tú no vales nada, nadie te querrá como yo".
—Oye, tutéame de una vez, disculpa pero ya...
—Sí, perdón, es la costumbre.—sonrió— Decía, que ahora sabe que tiene una vida estupenda de caprichos, sin mover un sólo dedo. A una persona vaga como él, el dinero y el consumismo desmedido, le proporciona la felicidad. Además que cree que puede seguir manipulándote.
—Estuve muy ciega... Suerte y me decidí a venir a terapia, gracias a Paola. Me entregó un papelito muy discretamente, cuando me abrazó el día que le dije que se encargaría de la fiesta de la revelación del sexo de los bebés. Tu tarjeta de contacto en realidad.
—Pao es muy buena. —contestó la psicóloga. Natasha asintió mirándola con media sonrisa.
—¿Estos días en el que le dijiste, por fin, varias cosas para ponerle límites, cómo reaccionó?
—Como me dijiste que lo haría. Victimizándose, a la defensiva e intentando manipularme.
La psicóloga Nerun, lo anotó.
— Bueno, ¿y cómo te sientes en general, entonces? ¿Hacia que lado va la balanza ahora?
—Hacia el positivo, y te lo agradezco infinitamente. Los libros de autoayuda los tiré todos. Alguno servirá, pero los que me dio Shirk, me envenenaban.—negó con la cabeza Natasha— ¡Y bueno, los bebés están sanos y estupendos, y yo estoy feliz! ¡Los amo, son mi mayor bendición, Nerun!
—¡Qué bueno escuchar eso! Todo son buenas noticias, parece. ¿El tema de tus hijas como sigue?
—Mis hijas, mañana ya regresan a casa, les debo una disculpa porque bueno... ellas lo supieron todo el tiempo e intentaron avisarme.
—No te machaques tampoco con los errores cometidos, tómatelo como un aprendizaje para no cerrarte tanto en ti misma y en tus miedos.
—Ay, pues sí, eso haré.
—¿Y... Michel?
Natasha sonrió. La psicóloga puso el triple de atención a esta pregunta.
—Pues... con el tiempo veremos si Michel y yo iniciaremos algo más de la "amistad" que tenemos y de la llegada en mayo de nuestros hijos, o sea ser futuros padres juntos o por separado.—se mordió el labio.
—¿Vas a intentar entonces, dejarte llevar con Michel?
—Sí, lo intentaré, claro... Aunque me aterra, sé que maduró mucho, como es obvio.
—Y estás enamorada de él desde hace 18 años.—le interrumpió la psicóloga.—Un sentimiento que sigues bloqueando a día de hoy, y bloqueaste muchos años... Ya es hora de desbloquearlo todo, Natasha. ¡A vivir de verdad!
Natasha se quedó reflexionando con una sonrisa.
—Bueno, sigamos...

Ese mismo día, horas más tarde...

Natasha y Michel, que se veían prácticamente todos los días desde que Michel supo del embarazo, esta vez y por fin, estaban en el ascensor subiendo al apartamento de Natasha para hablar con Shirk.
—¿Como fue la terapia?—preguntó Michel.
—Perfecta.—respondió Natasha nerviosa.
Una vez el ascensor paró en el piso de Natasha, sacó la llave para acceder al apartamento.
Natasha suspiró.
Michel no quiso presionar a Natasha porque creía que debía abrir los ojos por si sola y la terapia, funcionó.
Esta vez, sabía que iba a sacar todo lo que pensaba y estaba orgulloso. Él, tampoco se iba a callar nada.

En el apartamento...

— No pasa nada. Estoy aquí, contigo.—susurró Michel.
Natasha asintió sonriente.
—Sí, vamos.—Natasha lo agarró y caminaron hacia el salón.
Shirk estaba sentado en el sofá bebiendo cerveza. En cuanto vio a Natasha junto a Michel, se sobresaltó y se incorporó, poniéndose en pie inmediatamente.
—¿Qué hace este aquí ah?—preguntó Shirk con cara de pocos amigos.
—Este, viene a darte una noticia.
Shirk se cruzó de brazos.
—¿Qué haces a su lado?—preguntó Shirk.
Natasha empezó a sentir náuseas.
Michel no pudo evitar reírse, sujetándola con cuidado.
Natasha se sentó en el sillón del salón.
—A ver...—empezó a hablar Natasha.—Seré clara y directa, otra vez.
— Asco me va a dar esto... Si me volviste a ser infiel, mañana mismo nos casamos, Natasha.
Michel se rió a carcajada limpia.
—Cállate, ¿si? Mejor escucha —le dijo Michel sonriendo.
—¡No me digas en mi casa que me calle hijueputa gonorrea!
—Tranquilo Shirk, tu ex novia aún no abrió la boca, cálmese.
—Basta.—Natasha miró al piso para no tener náuseas—Te lo digo directamente... ¡Lárgate hoy mismo de mi casa!
—¡Esto es...! ¿Me dejas por este tipejo?
—Espera—le interrumpió Natasha.—Sólo te vengo a informar, aunque ya te lo dije... ¡Esto no es una relación ni es nada! Todos están contra de ti, y según tú, es por que no me quieren ver feliz... ¿Y si es totalmente lo contrario? Me sentí en una burbuja estos casi dos años, me vendiste humo, Shirk. Eres un manipulador, que me agarraste en muy mala época de mi vida y te aprovechaste al completo de mí y la situación, pero como ya te dije... ¡Te vas!
— ¡Amor lo hago por ti, te vas a arrepentir cuando veas que en dos días, el pinta te deja por una más linda y jovencita!
—¿Te callas de una vez?—le gritó Michel.
Natasha se rió.
—Duermo en la habitación de invitados desde hace meses y ni te importa porque sólo quieres mi dinero, ¿cierto?
—¡Yo te amo! Este tipo te va a dejar tirada en una semana.
—Este tipo, va a ser el padre de sus hijos, porque está embarazada de mí.
—Así es, de Miami... Y me llamaste gorda todas las veces que pudiste, en vez de preocuparte por mis síntomas. Ni aún viéndome la tripa, eres capaz de sospechar nada.
—Pensé que engordaste, tampoco...
—¡Y te gastaste $60.000 de mi tarjeta en las dichosas apuestas! Devuélveme mi tarjeta, ahora mismo.
Shirk negó con la cabeza.
—Déjame unos días más, por favor, tengo unas apuestas pendientes esta semana. Ya que me dejas... ¿Tú te crees que este tipo te va a amar para siempre? ¡¡El único que te va a amar incondicionalmente, SOY YO, que te perdono hasta las infidelidades!!
—¡¿Manipulándola para que así se case contigo?!—intervino Michel enojado.—Manipulándola todos los días, pero despertó y vio quién eres.
     Michel se acercó bruscamente, lo alzó y le registró los bolsillos, encontrando la tarjeta en uno de ellos. La agarró y lo soltó al piso, provocando una caída torpe de Shirk.
—La tengo.—dijo dándosela a Natasha.
—Tienes 24h para abandonar mi apartamento. No destroces nada ni intentes hacer nada, porque llamaré a la policía.
Shirk se sentó en el sofá, muy enojado.
—¡¡Vas a morir sola, yo te brindé todo y me rechazas, gonorrea de mierda!! Me lo comí todo...
—24 horas—le dijo Michel sonriendo agarrando a Natasha de la mano y saliendo del apartamento.

Michel la subió en brazos con cuidado en el ascensor.
—¡Estuviste increíble! ¡Sí, señora! ¡Mi amor, no me puedo creer que por fin lo hiciste!
—¡Yo tampoco! Estoy aterrada, pero también... ¡Me siento liberada!
—Y ahora... ¡Nos vamos a averiguar por fin que tenemos en esa pancita!—dijo Michel emocionado.
—¡Dos niños, ya lo verás ah!

En la fiesta de la revelación del sexo de los bebés...

Natasha y Michel, estaban juntos en la casa de Michel, recibiendo regalos de todos los invitados. Todo estaba decorado por Paola y Gato.
Los invitados: Las hijas de Natasha, los hermanos de Natasha, sus sobrinos, sus tíos, Jorge, Danna, Paola, Gato, Yare, Jero, la familia de Mich y amigos de Natasha y él.
Paola y Gato, salieron al medio con unos globos negros. A Michel le dieron uno, y a Natasha otro.
Todos en unísono contaron hasta 3 y Michel pinchó el suyo.
—¡Una nena! ¡Una nena!—gritó Michel saltando y abrazando a Natasha.
Natasha entonces, nerviosa y feliz al mismo tiempo, pinchó el suyo.
—¡Un niño!—gritaron.
Natasha y Michel se abrazaron y besaron, entre todos los chillidos y aplausos de felicidad entre sus seres queridos.
El destino, de nuevo, quiso darles el gusto a ambos.

Las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora