▪︎ ❝el hilo rojo puede enredarse, estirarse, tensarse o desgastarse...pero jamás romperse.❞
Después de cinco años, las vidas de Ana Lane y Chris Evans vuelven a unirse. El tiempo no ha pasado en vano, sus vidas son diferentes a lo que recuerdan, per...
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DAISY RIE CON UNA INOCENCIA JUGUETONA e infantil haciendo que el corazón de Ana se colme de encanto por ella una vez más. La profesora quita su mirada de ella para volver a analizar a la pareja que se encuentra con la pequeña.
Sus antecedentes eran impecables y todo indicaba que habían congeniado con la pequeña de maravillas y si todo salía bien y ellos accedían, no sería la primera vez que se les verían por allí. Aun cuando su corazón se lamentaba por lo que eso significaría, Ana realmente esperaba que su búsqueda por una familia para la pequeña se encontrará en la recta final.
—¿No entrarás?— la voz de Gwen la toma levemente por sorpresa.
—No. Sabes que no puedo interferir demasiado.— dice ella volviendo a mirar a su amiga regalándole al tiempo una acongojada mueca.
Gwen se acerca y abraza a su amiga acompañándola así con su pesar. La rubia sabía cuánto Ana adoraba a la pequeña y sin duda, aun cuando se había tomado tan personal la tarea de hallarle una familia, sabía que verla marchar en algún momento sería muy difícil para ella.
—Siento tener que arruinar el momento, pero, alguien te busca.— enseguida, la alarma de la chica se enciende.
Su mirada café observa a su amiga con una angustia que parece más cansancio que otra cosa. Con todo lo que estaba sucediendo en su vida, ella realmente necesitaba un respiro de todo.
—¿Es Chris?— pregunta y es solo la expresión en el rostro de su amiga lo que necesita como respuesta.
Ana sabe muy bien de quien se trata y aun cuando sentía que no estaba preparada, sabía muy bien que debía enfrentar aquello de una vez por todas. Ella necesitaba ser escuchada.
Acompañándola fuera de la guardería, Gwen le indica que la visita se encuentra esperándola en su oficina y después de un corto discurso de apoyo moral de parte de su amiga, ella se dirige sin detenciones hasta el lugar. Como es usual, la puerta se encuentra cerrada y cuando Ana la abre, siente que entra a un lugar completamente desconocido y de cierta manera, lo es. Todo lo que ella creía antes de ese momento ya no era real. Ella lo había destruido en un minuto.
La puerta se abre y Jackson se gira haciendo frente a la mujer que aún era dueña de su corazón. Ambos, por la cortesía que su amor aún guarda, se contemplan en silencio un par de segundos, cerciorándose de la tranquilidad, pero, también suave incertidumbre que les rodea.
