≛ veintiuno

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EL FRÍO HA DEJADO EL CUERPO DE ANA. El peligro en que se siente ha encendido todas las alarmas en su cuerpo. Un suave quejido escapa de sus labios cuando lentamente la mirada de Mark se aleja de su vientre y se eleva a su rostro.

A la profesora no le queda duda que él ha descubierto su más preciado secreto en ese momento.

-¿Ana?- la pronunciación de su nombre hace que un suspiro se esconda en la boca de la mujer.

Ella sigue asustada, sin embargo, en cuanto su mirada café se posa en Jackson sabe que el riesgo que corría había disminuido con creces.

-¿Todo bien?- pregunta el abogado con su mirada directa en Mark, sabiendo muy bien quien era.

El hombre se muestra notoriamente alerta y molesto ante la presencia del ex de su exnovia. La mirada verde de Jackson encuentra la de Ana. Él conocía a la chica muy bien. El temor que ella sentía era cosa obvia. Sin duda, él había llegado en el momento preciso.

-Es mejor que no vuelvas aquí.- sentencia Ana a Mark como últimas palabras, que no solo sirven como despedida pero también que esconden una sutil advertencia.

El semblante amargo de Mark se modifica fugazmente por la leve mueca que en sus labios se dibujan, un gesto que Ana encuentra desagradable y produce un intenso escalofrío recorrerle la espalda.

-Cuídate, Ana.- es todo lo que dice el hombre antes de girarse y dejar sus pasos marcados en la escasa nieve del camino.

La simple frase hace eco en la mente de la joven y pronto, su mente se llena de escenarios imprudentemente horribles para ese momento; para su sensible estado. Ana cierra la mirada y al volver a abrirla, sus pies se desestabilizan fuertemente y una vez más ella agradece la aparición de Jackson, quien logra ser su sostén rápidamente.

Más pronto de lo que Ana hubiera querido, todos los presentes en la fundación sabían lo acontecido. Cuando Gwen entra en la cafetería que se tenía en el lugar, y donde Ana había sido dirigida para obtener algo caliente, su semblante resplandece en preocupación. La profesora calma a su amiga con palabras alentadoras, sin embargo, es su preocupación la que se eleva cuando la rubia le comunica que Chris venía en camino. Ana solo frunce los labios y guarda silencio ya que entiende que, gustándole o no, era lo apropiado.

El rostro del actor muestra una urgencia que Ana solo había visto en ocasiones de gran tensión y preocupación. Él se acerca rápidamente a su chica y toma su rostro delicadamente entre sus manos, mientras su océano azul se encarga de inspeccionar lo que las palabras de la profesora le indican. Ella se encontraba bien. Cuando acuna a la chica entre sus brazos, su mirada hace irremediable contacto con la mirada del abogado que aun seguía presente.

-¿Tienes un minuto?- pregunta Jackson aun cuando Ana se encuentra entre los brazos de Chris.

El aludido da un firme asentimiento, dejando a Ana inmediatamente en compañía de su amiga. Las dos mujeres guardan sepulcral silencio y sin duda, lo que sucede deja una brisa de curiosidad y tensión en el aire que las rodea. Los hombres dejan la habitación para nada más caminar unos metros y detenerse, de donde Ana y Gwen pueden verles a través de los grandes ventanales que se ubican en casi todo el edificio, a excepción de las oficinas de los funcionarios y una que otra sala de clase.

LA CHICA   ▪︎   CEVANS (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora