Silence

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Si, era el destino interrumpiendonos para que no sigamos ese hermoso desastre que estaba ocurriendo entre nosotros. El semblante de Tristan se enserió y contestó muy diferente a como me hablaba, su voz era más dura y cortante, lo cual me sorprendió, entendiendo el nivel de dulzura que le había agregado a las palabras conmigo.

- Son los perros guardianes de mi padre... - comentó desanimado mirando por sobre el sofá, miré también viendo dos hombres de terno negro con un dispositivo en la oreja esperando a Tristan.- siempre vigilando cada paso que doy y justo ahora supuestamente tengo una reunión de la que no me había enterado... Idiotas.

- Ahm... Bueno, eres como un famoso. - comenté terminandome el trago. En ese momento, al volver la mirada a Tristan se vio reflejada una expresión de completa frustración. Muy pocas veces lo había visto así de angustiado cuando éramos niños, tenía la habilidad de sonreír en cada situación. Me levanté tendiendole la mano ya sin más cuestionamientos. - No vayas. - me encogí de hombros - vamos a otro lugar, donde no nos sigan.

Al principio creí que obtendría una negativa viendo a Tristan como un perro demasiado adiestrado por su entorno pero me sorprendió cuando vio que los guardias estaban de espalda para tomarme la mano y correr a un pasillo con algunas puertas. Agitados escuchamos pasos que se acercaban y las voces de los dos hombres. Reaccioné entrando a una habitación pequeña donde guardaban los utensilios de limpieza.

Estábamos ahí, en la oscuridad, agitados uno frente al otro, podía sentir su perfume y su aliento a whisky lo cual me estimulaba de sobremanera. El nivel de tensión era demasiado, justo cuando nuestros labios se rozaron escuchamos las voces pasar fuera de la puerta.

- Qué le diremos al señor Cassis...

- Cállate y busca. Donde mierda se metieron.

Me mordí el labio inferior aguantando una risa y lo escuché riendo apenas en mi oreja al agachar su cabeza. Me di cuenta en ese entonces que era más alto que yo, a diferencia de cuando éramos niños, que compartíamos la misma estatura. Ahora le llegaba a la altura de su mentón.

- Creciste, estas más alto que yo.. - susurré sintiéndome algo estúpido por evocar tantas memorias de Tristan, arrepintiendome al momento. Antes de cambiar el tema sentí su mano nuevamente en mi cintura, apegando su pecho al mío mientras podía sentir su aliento ahora en mi cuello, uniendo sus labios con mi piel en un beso levemente húmedo.

- Tu estás aun más hermoso de lo que te recuerdo... Creí que era imposible. - descarado. Cómo podría negarme a esas palabras y a esa situación. Me hubiese encantado pensar que para mi solo era tensión sexual pero el hecho de que sea Tristan hacía de todo aún más emocional, estúpidos sentimientos que me aceleraban los latidos en cada roce. Cómo no iba a sentirme completamente vulnerable en sus manos. Me perdí completamente.

Acariciaba mi espalda, mi nuca y mi cintura como si nos conocieramos de toda la vida, como si realmente quisiera entregarme cariño, lo cual se sentía muy cálido, calidez que probablemente nunca había sentido en mi vida. Se acercó a mi boca atrapandome en sus brazos, haciéndome quejar despacio por la intensidad y las descargas eléctricas que desataba en mi cuerpo, casi tropezandonos en un momento.

Tristan atrapó en su mano una escoba que se caía y tragó saliva mirando de reojo la puerta para ver si había hecho ruido, mientras yo, patético y vulnerable, me frotaba en su rostro buscaba la comisura de sus labios.

- Deberíamos.. Irnos. - susurró Tristan al no escuchar a nadie rondando en el pasillo. Ahí fue cuando reaccioné secandome los labios y alejándome de inmediato.

- Si. Es tarde de todas maneras, debo irme. - Hubiese escapado con mis mejillas sonrojadas pero al salir por la puerta me tomó de la muñeca. Cerré los ojos con fuerza ¿Qué quería?

- Pero... Sube conmigo.. - pidió en ese tono de voz suave y tímido que me hacía estremecer. Pasé mi mano por mi rostro cambiando mi expresión a una burlona.

— ¿quieres contratar mis servicios? ¿Qué, no lo sabías? Si, soy un scort. Un chico de compañía.. - negué con la cabeza intentando soltarme para sabotear el momento - no me conoces, no voy a...

- No me importa. - Tristan me interrumpió con esas tres crueles palabras. Lo repitió al ver mi expresión incrédula - No me importa.. Y si no quieres estar conmigo entonces considera venderme tus servicios. Pero por favor, acompáñame a la suite.. No creo poder lidiar con que te vayas ahora.

Solo Adrián (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora