Quedé tan exhausta, que me quedé dormida tras cuatro orgasmos más.
Desperté y miré el reloj. Eran las 7:51 am. ¡Mierda! Llegaba tarde a trabajar.
Me giré y vi el motivo de mi retraso al trabajo. Por lo que quise llegar ese día un poco más tarde.
Miré sin parar a Adriel. ¿Qué es lo que había hecho aquel hombre conmigo en tan poco tiempo que nos conocíamos?
Él respiró profundamente y cerré mis ojos. No quería que me viera observándole.
Tras no escuchar nada más, solo sentí un abrazo.
―Buenos días nena ―dijo.
Abrí los ojos y él me miraba como si fuera un tesoro precioso al que había que cuidar.
―Buenos días Adriel ―le respondí al final.
―Llegas tarde a trabajar.
―Me da igual.
Él me sonrió.
―Voy a darme una ducha.
―Vale. Voy a hacer los desayunos y yo también me daré una ducha después. Tengo que ir al club de golf.
―¿Cuándo me lo enseñarás?
―¡En serio quieres verlo!
―Sí. Tendré que hacerle creer a mi padre que estoy haciendo ese anuncio que él cree.
―Te llevaré cuando no trabajes. Quizás este fin de semana.
―Vale.
―Así podre pedir que no entre nadie en el club para estar a solas contigo.
Sin embargo, no le dije nada.
Me levanté de la cama solamente un poco, cuando Adriel me cogió por la muñeca y me dio un beso en los labios. Algo que me quedó sin aliento.
Cuando ambos no soltamos de los labios, le miré y después me marché a la ducha.
Al salir al cabo de unos minutos, me puse un pantalón vaquero y una blusa muy escotada.
Dejé que mi pelo se secara al aire libre. Me gustaba que en verano se secara por sí solo.
Salí de la habitación y Adriel estaba haciendo aun los desayunos. Y junto a las tostadas y el zumo, cortó algunas clases de frutas como kiwi, manzana o pomelo.
Me senté a desayunar, mientras que él servía los desayunos encima de la mesa.
En pocos segundos, se sentó a mi lado y estuvimos desayunando mientras que hablábamos de cenar en su casa y estar a solas.
En minutos, recogí la mesa y mientras fregábamos los platos, Adriel estuvo recorriendo mi cuerpo y cuando llegó a mi sexo, solo tocó por encima del pantalón.
―Me gustaría poseerte ahora mismo. Pero ambos tenemos que trabajar. Pero a la noche no te me escaparás, te lo prometo.
Me giré y le di un beso como respuesta. Algo que no se esperó para nada.
Después de unos segundos, solté sus labios y me marché para coger mis cosas. Las mismas que necesitaba para trabajar todos los días.
Y en breve me marché a la oficina, mientras que veía como Adriel terminaba de poner los platos en su sitio.
En el coche, puse algo de música. Eso me relajó hasta que llegase a la oficina.A media mañana tuve una reunión con mi padre sobre el spoiler de final de la campaña de verano.
Tras eso, estuve organizando una cita con Pascual para el anuncio de Adriel. Le dije que era de máxima discreción y dijo que ya hablaríamos del tema. Y cuando terminé aquella llamada, se lo comuniqué con un mensaje a Adriel.
Después de comer algo, estuve terminando de hacer esos informes de mi padre y preparando un resumen de la reunión que tuve a primera hora con él.
Cuando terminé a las 18:15 pm de hacer esos informes, cogí mis cosas y me marché de la oficina.
Minutos después, llegué a mi coche y abrí la puerta.
Me senté y puse mi bolso en el asiento de al lado.
Antes de arrancar el coche, me acomodé y cuando terminé de pensar, lo arranqué. Sin embargo, algo me tapó la nariz. Fue cuando el pánico invadió mi cuerpo.
Me solté rápidamente. Pero al salir del coche, la persona que quería secuestrarme volvió a atraparme. Donde volvió a ponerme aquello en la nariz.
En segundos, me quedé dormida y no me dio tiempo a ver la cara de mi secuestrador.Desperté.
Estaba un poco exhausta y no sabía dónde estaba.
Los recuerdos comenzaron a invadirme y fue pensar que alguien intentó secuestrarme, se me puso la piel de gallina. O lo había hecho. Estaba un poco confusa y todavía exhausta por el lugar que estaba.
Logré ubicarme en pocos minutos. Fue cuando me di cuenta que estaba atada de pies y manos. Eso me obligó a forcejear para desatarme.
―No lo intentes ―escuché―. Te he puesto protección en las manos y después te até.
La persona que me habló le dio finalmente a la luz y me asusté al verle ante mí.
―Sorpresa ―dijo de nuevo.
―¡Suéltame! ―le dije.
―Sabes de sobra que no voy a hacer eso Mellie.
―Esto es un delito Axel.
―Me da igual que lo sea. He pasado casi seis años en la cárcel porque te chivaste de lo que pasaba en nuestra relación.
―Me maltratabas Axel. No iba a permitir estar en el mismo lugar que están otras mujeres por hombres como tú. En el puto cementerio.
Hubo un pequeño silencio entre los dos. Algo que me hizo pensar.
―Mellie deberías de saber de sobra que nadie te encontrará. Por eso, cuando todos te olviden, nos iremos del país.
―No pienso irme contigo ―dije―. Ya puedes matarme si quieres.
―No lo haré. Voy a hacerte pasar por el mismo infierno que yo viví en la cárcel por estos años.
Forcejeé un poco y llegué a pensar en la cita con Adriel. Sabía que se iba a enfadar y que me iría a buscar a mi departamento. Esperaba que se diera cuenta de mi ausencia y me buscara por todos lados.
―Descansa Mellie.
Después, Axel se marchó a una habitación y me dejó allí.
Forcejee para quitarme aquello que había hecho y escapar. Pero cada intento fue en vano. Sin embargo, lo intenté unas cuantas de veces.
Me cansé de forcejear un largo rato y en lo único que pensé fue que ojalá los hombres de Óscar se hubieran dado cuenta de mi secuestro.
Cerré mis ojos y pedí con fuerza que Adriel me encontrase. Pues tenía la fe puesta en él.
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Enséñame a Ser Tuya (Pasos De Acero #1)
RomansMellea Campbell es una mujer que lleva su día a día trabajando en la empresa de publicidad de su padre. Una chica trabajadora que salió de una relación en la que ya no había amor. Tras dejar su relación, continuó con su vida fuera de estas. Solo tra...