El Capricho del CEO

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Solo habían pasado dos meses desde que Jeon Jungkook había pedido la mano de Faith D'Angelo en matrimonio, apenas hacía dos meses que su vida había cambiado drásticamente.

En el hospital de Daejeon, a Faith la comenzaron a tratar diferente después de que se enteraron que se casaría con ese hombre tan poderoso, incluso se llegó a esparcir el rumor de que él la había embarazado y por eso habían tenido que recurrir al matrimonio para cubrir su falta a la moral.

Fue duro para la italiana darse cuenta de que muchas de las enfermeras que tanto habían dicho apreciarla fueron las principales fuentes de esos chismes y todo porque se sentían atraídas por el joven empresario.

Al menos aún contaba con el apoyo de su mentor, el doctor Lee y de otros médicos que seguían respetándola por su desempeño en el trabajo y no por sus decisiones personales. Que en realidad no eran de ella.

Faith solo un largo suspiro y evitando mirarse en el espejo, dirigió su mirada al hermoso vestido color blanco que reposaba sobre su cama.

«Lastima que deba utilizarlo en esta ocasión.» pensó ella.

Su padre había contratado a tres de las mejores wedding planners de Corea del Sur y estas consiguieron el vestido entre los mejores diseños de la última pasarela italiana, así que gracias a ella no solo había conseguido un atuendo hermoso y adecuado para la ocasión, sino que además, no había nada fuera de su lugar, todo estaba terriblemente organizado para ese día.

―Hermana, ¿puedo pasar? ― dijo Gianna desde afuera de la habitación interrumpiendo sus pensamientos.

―Pasa. ― contesto Faith sin emoción alguna.

―Solo venía a pedirte una disculpa. ― La joven entro a la habitación. ― Siempre he pensado que no tenías ni el valor ni la madurez para tomar una decisión importante que no fuera solo en tu beneficio, pero ahora me doy cuenta de lo equivocada que estaba. ―

Faith la miro con ironía, «¿Esa era su idea de una disculpa?»

―Se que siempre has pensado que soy una egoísta con la familia y que no me interesa la empresa ni nada de lo que a ti si, Gianna, pero te puedo asegurar que si fueras tú la que esté en mi lugar ahora, tampoco tendrías ganas de cumplir con tu deber. —Faith se le dedicó una mirada gélida. —Estoy segura que el solo imaginar por lo que estoy pasando te debe resultar difícil de procesar. ―añadió con el mismo nivel de frialdad de sus ojos.

―Puede que tengas razón, pero...― la voz de Gianna fue interrumpida por la de una de las organizadoras que entró a la habitación sin siquiera molestarse en llamar primero.

―Oh, no te has puesto el vestido. ―dijo la mujer mientras se hacía a un lado permitiendo que Gianna saliera de la habitación de su hermana sin decir nada más.

―Iba a hacerlo en unos minutos. ―

―No queda mucho tiempo, mi niña, vamos, estaré afuera, llámame cuando estés lista. ―La mujer salió y cerró la puerta detrás de ella.

Faith se vistió, el sencillo vestido de satín de un solo hombro la hacía lucir preciosa, el peinado, el maquillaje, todo era perfecto.

Todo, excepto que ella detestaba al hombre con el que debía casarse.

―Estoy lista. ― ella abrió la puerta y la organizadora la miro sorprendida.

―Bellísima, estas realmente preciosa. ―

―Gracias. ― dijo la italiana sin ánimo alguno.

―¿Te pasa algo, mi niña? No te veo feliz. ―