Por la noche, Jungkook y Faith ya estaban en una lujosa villa de la isla Jeju rodeada de un maravilloso paisaje verde y a solo unos pocos minutos del mar.
En cuanto la vio, la italiana pensó que era un lugar maravilloso y en todos los sentidos, un escondite donde el resto del mundo parecía tan lejano como las estrellas.
Jeon bajo del auto y le tendió la mano para que ella bajara también. Con las manos entrelazadas, subieron las escaleras del pórtico para entrar en la que sería su estancia. Una vez dentro, Faith dio una rápida mirada a todo el lugar, poniendo especial atención en la chimenea rústica de piedra y el acogedor sofá color blanco frente a ella.
―Es una casita encantadora. ―señalo ella con una sonrisa.
―Era de mi abuelo, mi padre la descuido hasta que quedo casi en ruinas y quería deshacerse de ella hace tiempo... Yo se la compre y la restaure. ―dijo con orgullo. ―Está dispuesta para...―
― ¿Impresionar a tus citas? ―lo interrumpió ella en tono provocador.
―Tienes una boca muy grande. ―Jungkook la agarró de la cintura y atrajo a su lado.
Faith echó la cabeza hacia atrás y lo miro a los ojos, y él aprovecho para devorar sus labios. A ella se le acelero el corazón, su sabor le resultaba agradable y familiar. Sabia a todas las cosas hermosas de la vida que se había perdido o, mejor dicho, que se había negado a descubrir.
―Jungkook...―
―Me encanta cuando gimes mi nombre. ―dijo él entre besos.
― ¡No he gemido! ―protesto la joven.
El coreano la agarró del trasero y la apretó contra su cuerpo frotando sus caderas contra las de ella, y Faith sintió su erección fuerte y dura a través de su pantalón.
― ¿De verdad señora Jeon? Creo que voy a tener que hacer algo para cambiar eso. ―
Jungkook la beso apasionadamente y la llevo directamente al sofá que Faith tanto había mirado. Fue ahí donde su luna de miel comenzó realmente y donde ambos pudieron darle rienda suelta a todo el deseo que se había acumulado durante cinco años.
Pasaron dos semanas desde que Jungkook había llevado a Faith a pasar su luna de miel en Jeju, y desde su llegada, se habían acostumbrado a la felicidad.
Según pasaban los días, la italiana sentía que ella y Jungkook se habían convertido en una pareja real. Aunque tenían personalidades muy diferentes, sus opiniones eran muy parecidas en muchas cosas. Sin embargo, de cuando en cuando, a ella le gustaba contradecirlo sólo por el placer de discutir con él.
A ella le resultaba tremendamente atractivo ver como su marido fruncía el ceño cada vez que se molestaba y, sobre todo, la manera en la que levantaba la barbilla en el momento en el que estaba listo para contra atacar.
Por otro lado, la pasión era un extra muy estimulante para su relación.
Todos los días por la mañana, Faith se levantaba con la luz del alba que se filtraba por las persianas y observaba como estas proyectaban alargadas flechas de sombra sobre el torso marcado de su esposo, y entonces, cuando él despertaba la miraba con ojos soñolientos y le regalaba su sonrisa más sincera antes de tomarla entre sus brazos para hacerle de nuevo el amor.
Así era cada día y la monotonía que habían generado, no les molestaba en absoluto.
Sin embargo, cuando el banquero británico Erick Greenberg se enteró que el hijo de su viejo amigo y cliente favorito Jeon Seung estaba en Jeju al mismo tiempo que él, no dudo ni un segundo en invitarlo a su casa de verano y Jungkook se vio en la obligación de aceptar.
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El Capricho del CEO
FanfictionFaith D'Angelo era realista, sabía que las historias del príncipe azul no existían y mucho menos la familia perfecta, así que en lugar de pasar los días buscando al hombre ideal, ella se dedicaba de lleno a su trabajo en el hospital principal de Dae...