Ley de Atracción | Steve Harrington

32. No es todo eso, ¿sabes?

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Capítulo tres

El Pollywog

Tercera Parte

***

Las chicas volvieron al colegio para sus clases de la tarde y, en ese tiempo, Lily consiguió convencerse de que a Cindy le había pasado algo. En el viaje de vuelta a casa desde el colegio, horas más tarde, con Carol, permaneció en silencio, con la cabeza llena de todo tipo de pensamientos desagradables. Por lo general, nunca se callaba, pero apenas dijo una palabra a Carol, que le hacía montones de preguntas sobre Billy.

En el momento en que llegaron a su casa, Lily se despidió apresuradamente de Carol y entró corriendo para usar el teléfono más cercano. Marcó el número de Cindy y el poco optimismo que le quedaba esperaba que contestara.

—"Hola, se ha comunicado con los Maddison, deje un mensaje y nos pondremos en contacto con usted en breve", —dijo el mensaje automático del otro lado de la línea.

—"Hola Cindy, soy Lily. ¿Puedes llamarme tan pronto como recibas esto? Necesito hablar contigo", —dijo Lily.

Después de fracasar varias veces, colgó el teléfono. Subió las escaleras y se tiró en la cama, con la mente acelerada una vez más. Una parte de ella quería creer que Cindy simplemente había decidido ignorarla, pero la otra parte sabía que era más probable que algo malo hubiera sucedido, lo que la aterrorizaba por completo.

Para colmo de males, esa noche la iban a obligar a salir a cenar con sus padres y el jefe de su padre. Era lo último que quería hacer, con la ausencia de Cindy y su persistente resaca. Para la gente con la que trabajaba su padre, ella era una estudiante sobresaliente, como John, así que tendría que pasar la noche fingiendo ser alguien que no era. Le dolía que su padre tuviera que mentir, porque se avergonzaba de ella, pero estaba acostumbrada, así que ya no le molestaba.

Un pequeño golpe procedente de su ventana la hizo levantarse de la cama alarmada. Su primer pensamiento fue que podría ser Cindy, pero entonces la llamada se repitió, seguida de una voz familiar:

—"¿Lily? ¿Estás ahí?"

Sintiéndose un poco decepcionada, corrió las cortinas y abrió la ventana:

—"¿Qué quieres, Steve?".

—"¿Puedo entrar? Hace mucho frío" —Hizo un mohín.

Lily asintió y dio un paso atrás, permitiendo a Steve entrar en su habitación, —"¿Por qué no llamas a la puerta?"

—"Me siento más tranquilo haciéndolo así"— Se encogió de hombros.

Ella levantó una ceja,— "Si tú lo dices" —Se rió, sentándose de nuevo en su cama,— "En realidad me alegro de verte, he tenido un día horrible" —Añadió.

No fue hasta hace un momento que se dio cuenta de lo desesperada que estaba por hablar de todo con Steve. Él sabía lo del Revés, así que por fin tendría la oportunidad de expresar sus preocupaciones sobre Cindy a alguien, y era probable que él la tomara más en serio que Carol.

La miró con preocupación:

— "¿Estás bien? Parecías estar bien esta mañana".

Lily suspiró: