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Capítulo Siete
La mordida
Primera Parte
***
Dustin sacó al grupo de la habitación y los obligó a subir a la parte trasera de un pequeño buggy. A pesar de que habían insistido en que las drogas no habían hecho efecto, los tres adolescentes estaban colocados como cometas. Lily tuvo que ser arrastrada fuera de la habitación, alegando que se había encariñado con la silla en la que estaba sentada y que quería llevársela en el cochecito.
Ahora se precipitaban por uno de los pasillos, la alarma seguía sonando a su alrededor. Al parecer, conducir no era el punto fuerte de Dustin. En cada esquina que tomaba, los tres de la parte trasera del vehículo salían despedidos por descuido.
—"¡Jesús, baja la velocidad!"— Steve le gritó a Dustin.
—"Sí, ¿qué es esto, como la Indy 500?" —Robin se burló.
—"Es la Indy 300" —la corrigió Steve.
Robin le frunció el ceño: —"¡No, tonto, es 500!".
—"¡Es 300!" —dijo Steve, a la defensiva.
—"¿Qué tal 400? Eso está en el medio" —sugirió Lily.
—"Digamos que un millón" —se encogió de hombros Robin, y los tres estallaron en una risa incontrolable una vez más.
—"¿Qué les pasa?" — Llegó la voz de Erica desde la parte delantera de la calesa, que Lily escuchó.
—"¡No nos pasa nada!" —Gritó ella. Entonces, cuando estaba a punto de golpear a Erica en la cabeza, la chica más joven gritó: —"¡Dustin, cuidado!". —Y Dustin frenó de golpe. Los que estaban en la parte trasera del vehículo fueron arrojados en un montoncito indigno, cada uno de ellos refunfuñando en señal de protesta.
—"¿Están bien ahí atrás?" —Dustin les llamó.
—"Creo que me he mordido la lengua" —Lily frunció el ceño, llevándose una mano a la cara, —"Pero no siento la boca".
Dustin abrió la parte trasera del vehículo y les hizo salir a los tres, —"¡Vamos!"— Instó, —"¡Tenemos que irnos, ahora!"
—"¡Vamos! Salir!" —Erica repitió.
—"¡Vamos!" —Dijo Dustin, ahora sonando exasperado, ya que ninguno de los adolescentes mayores estaba haciendo un esfuerzo por moverse.
Agarró el brazo de Lily y la arrastró fuera, —"¡Muy bien, muy bien! Te escuché la primera vez, imbécil" —Ella frunció el ceño,— "¡Oye! ¡Conozco este lugar!"— Añadió con una sonrisa, mientras la empujaban al ascensor en el que habían estado atrapados antes.
Una vez que el ascensor se puso en marcha, ella y Steve saltaron a un carrito vacío, mientras Robin se colocaba detrás del manillar, empujándolos por el suelo. Ninguno de ellos tenía ni idea de lo que estaba pasando, ni de adónde iban. Lo único que querían hacer era reírse histéricamente.
—"¡Parece que estáis haciendo surf!" —Robin sonrió.
Steve miró hacia el carrito: —"¡Vaya, lo estamos haciendo!".
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Ley de Atracción | Steve Harrington
De TodoEres un gilipollas, steve harrington En la que Lily Andrews se da cuenta de que se ha enamorado de su mejor amigo, totalmente estúpido y obsesionado con él mismo.