1.

40 6 1
                                    

Punto de vista Rhys:

Hacía ya bastante que Tracy se había ido, antes de eso, hablamos de qué iba a pasar entre nosotros, y sinceramente, nunca me quedó muy claro de si seguíamos juntos o no. Día tras día me volvía aún más loco, siempre me pasaba lo mismo en cuanto al amor se hablaba.

La verdad es que eso ahora mismo no era mi punto de atención, ya que había quedado con mis amigos en menos de una hora, y ni me había empezado a preparar.
Al principio pensamos en ir a pasar la tarde a casa de Noah, pero al final nos tuvimos que conformar con el parque del pueblo, bueno, si es que se le podía llamar así, porque no tenía ni columpios.

- ¡Rhys! – Gritó mi hermana mayor desde el piso de abajo.

Antes de bajar e irme, miré una última vez aquella pulsera que me había regalado Tracy un día antes de partir del pueblo. Estaba tal y como ella lo había dejado, nunca me atreví a tocarla, era como si de alguna manera con aquella pulsera en mi habitación, ella se encontraba más cerca mía, no sé, al fin y al cabo, eran imaginaciones mías.

– ¡Rhys Anderson, no te lo repito más veces, me voy sin ti! - Volví a escuchar la voz de mi hermana aún más enfadada, la cual hizo que me sacara del trance en el que me de un momento a otro me había metido.

-!Ya voy!

Sin pensármelo más, cogí todas mis cosas y salí corriendo al piso de abajo, no podría dejar pasar esta oportunidad de que Bethany me llevara.

- ¿Nos vamos? - Dije con sorna a la par que escapaba de ella.

-¡Capullo! – Susurro.

Ya montados en el coche y preparados para irnos, sin darme cuenta, ya estaba mirando de nuevo aquella casa de al lado, donde Mei y yo habíamos pasado tanto tiempo juntos. Lo cierto es que la extrañaba bastante, pero no podía hacer nada para cambiar lo que sentía. Mei y su familia se habían mudado a la ciudad más o menos tres años atrás, sin previo aviso, lo dejaron todo atrás para comenzar una nueva vida en la ciudad, que ciertamente, ¿quién no lo preferiría?

-La extrañas, ¿verdad Rhys? – Bethany rompió aquel silencio tan incómodo que reinaba en el coche, pero ella tenía razón, la extrañaba, la extrañaba demasiado...Al fin y al cabo, ella fue mi primer amor, y aunque ahora estuviera con Tracy, nunca pude olvidar todos los momentos mágicos que me hizo pasar Mei.

- ¿QUÉ?, ¡no, claro que no! – Miré por la ventanilla avergonzado, no quería admitir mis sentimientos delante de mi hermana.

-Ya claro, por eso siempre miras la casa de los Smith con nostalgia.

- ¿Por qué no te metes en tus asuntos? – Finalicé la conversación.

Sabía que mi hermana tenía razón, pero había algo en mí que me impedía admitir todo aquello que sentía. No sabía si era porque de mi hermana se trataba o simplemente porque Mei me había marcado mucho a lo largo de mi vida, y realmente me estaba costando mucho soltar todo aquello que sentía por ella.

Punto de vista Mei:

Estábamos al llegar, ya casi se podía alcanzar a ver el cartel de: "Welcome to FieldHiss". Para que mentirnos, estaba bastante emocionada a la par de asustada, y no lo entendía, había vivido aquí toda mi vida, bueno, quitando los tres últimos años, no obstante, me sentía como si estuviera empezando una nueva vida, que en parte si lo estábamos haciendo, pero en realidad, simplemente volvíamos donde habíamos vivido toda la vida.

Antes de mudarnos a la ciudad, en FieldHiss ya tenía un grupo de amigos, en el cual también se encontraba Rhys Anderson, más conocido entre mi hermano y yo como: Mi ex. Sinceramente, no sabía si Rhys se acordaría de mí, pero lo que, si tenía claro era que yo había cambiado, y ciertamente no sabía muy bien si para bien o para mal. La Mei que todo el mundo conocía había desaparecido, ya no era aquella niñata que no sabía el que hacía con su vida.

- ¿Estás lista canija?

El silencio se rompió, fue como si de repente Luke me hubiera quitado un peso de encima, el sobre pensar las cosas cada vez me mataba más, el sentir como poco a poco me hacía más débil, y todo era por mi culpa, yo me estaba destruyendo por dentro.

- Si, supongo – Contesté fríamente.

A decir verdad, nada de todo esto estaba resultando nada fácil para ambos, todo había sido muy repentino el volver al pueblo en donde nos habíamos criado los dos. Ambos queríamos huir de aquella vida que no era nuestra, vivir en la ciudad fue una pesadilla, y no solo para mí, sinceramente Luke lo paso igual o peor que yo, y eso no me gustaba nada, sentir que mis seres queridos lo pasaban mal, me ponía aún peor.

De un momento a otro, note como la mirada de mi hermano se había posado en mí, era algo incómodo, pero sabía que él solo estaba preocupado, estábamos huyendo de todos los problemas que nos había causado la ciudad, y yo los seguía arrastrando conmigo, y no quería que a él también le afectaran.

-Ey canija, ¿qué pasa? – Me miro de reojo ya que seguía conduciendo. - Tu humor ha cambiado de un momento a otro, y creo saber el por qué, pero hasta que no me lo digas tú, no te voy a dejar en paz, y lo sabes. – Y tanto que lo sabía, pero la verdad es que no me molestó para nada, es más, me gustó ver como mi hermano se preocupaba por mí.

- Es que no sé, me he puesto a pensar y a pensar en todo... y pues bueno, ya sabes cómo me pongo. –Miré por la ventanilla. – Y no solo eso, que es lo de menos, porque eso se pasa, lo que de verdad me preocupa es cómo reaccionará la gente hacia nosotros, que impresión daremos después de habernos ido tres años y aparecer de nuevo, tengo miedo de defraudar a alguien, de no ser lo suficientemente buena para la gente, tengo miedo de no poder encajar como lo hacía antes... – Una risa nerviosa salió de mi sin previo aviso.

El hablar con mi hermano seguramente era la única manera la cual me hacía tranquilizarme un poco, y ciertamente no sabía el como lo hacía, pero siempre lograba sacarme una sonrisa, por más mínima que fuera, y yo esas cosas las agradecía bastante.

-Eres una estúpida Mei Smith. – Me quedé un poco traspuesta con la respuesta que Luke me había dado, me esperaba de todo menos eso. – Nunca has sido así, ¿por qué te ibas a ablandar ahora?, vale, entiendo tu preocupación, pero pasa de todo, como te enseñé en la ciudad, sé tú misma, y ​​al que no le guste que no mire canija, y sobre todo Anderson, pasa de él, si ni si quiera te va a reconocer, mírate lo guapa que estás, con tu pelito pelirrojo, tus ojitos verdes y esas pequitas tan lindas, venga ya hombre, deja de joder Mei.

Por este tipo de cosas mi hermano era el mejor, sé que igual se pasaba un poco de brusco al decir las cosas, sin embargo, él lo hacía así para que de verdad nos diéramos cuenta de que lo decía totalmente enserio.

-Tienes razón Luke, lo siento. – Y lo peor de todo es que sí tenía razón, y en todo, hasta en lo de Rhys.

-Anda boba, no pidas perdón, sabes que vas a poder contar conmigo para lo que sea. – Lanzó un beso al aire, lo cual me hizo bastante gracia. – Mira canija. – Señaló un cartel, al fin estábamos llegando, ahora sí que estaba lista para dar lo mejor de mí. - ¿Por qué no pones de esa música que te gusta? – Sin pensármelo dos veces, puse una de mis canciones preferidas y en pocos segundos la voz de Madonna invadió el coche.

-Time goes slowly. Time goes slowly. Time goes slowly. I don't know what to do...

Cantábamos eufóricos los dos, por mucho que Luke dijese que no le gustaban mis canciones, bien que las vivía al cantarlas conmigo, y aunque lo hacía para verme feliz, que la verdad lo conseguía siempre, a mí me ponía más feliz el verle cantar conmigo.

𝓪 𝓽𝓻𝓪𝓿é𝓼  𝓭𝓮  𝓵𝓸𝓼  𝓻𝓮𝓬𝓾𝓮𝓻𝓭𝓸𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora