7.

13 3 2
                                    

Punto de vista Rhys:
Habían pasado ya dos semanas desde la fiesta a la que habíamos ido mis amigos y yo, la verdad es que no lo pasamos nada mal, pero no como para repetir, estaba claro que ese ambiente no era para mí, para mis amigos quizás sí, pero lo dudaba bastante.

-Rhys, date prisa que nos tenemos que ir. – Teníamos que irnos, mañana empezábamos las clases y utilizamos que terminar de comprar unas cosas mi hermana y yo.

-Ya voy, dame un minuto y bajo. – Con las mismas, cogí un par de cosas mas y corrí hacia el piso de abajo, no quería perder más el tiempo.

Nada más bajar, me encontré con una escena que la verdad me asusto bastante, no sabia como describirla muy bien.

- ¡JÉSICA! – Mi padre no paraba de gritar por toda la casa a mi madre, odiaba cuando hacia eso, no la tenía respeto ninguno y me jodia. – Nunca haces nada, a ver si empiezas a limpiar la casa. – Cada vez estaba mas cerca de mi madre, lo cual me puso bastante tenso, no queria que la hiciera nada, porque sabia que estaba borracho, y nada podia salir bien estando en estas condiciones. – Todo el día pendiente de los inútiles de nuestros hijos, ¿y yo que? Soy tu marido, me debes atención.

- ¡John! Basta ya. – Mi madre se atrevió a subirle el tono de voz a mi padre, cosa que me dio bastante miedo. – Quiero decir, lo hablamos cuando no están ellos delante. – Al ver la cara que puso mi padre, de inmediato bajo la voz de nuevo, que rabia me daba el no poder hacer nada.

Mi padre con las mismas el agarro del brazo a mi madre con todas sus fuerzas y la arrimo hasta quedar frente a frente, yo solo podía temblar, las piernas no me respondían, era como si de repente todo mi cuerpo hubiera muerto.

Mi madre no pudo aguantar y rompió a llorar. Siempre se hacia dura delante de nosotros, pero mas de una vez la habia escuchado llorar por las noches, y me imaginaba el porque era.

-Mírame Jessica. – Amenazo mi padre. - No te voy a hacer nada, sabes que yo te amo. – Mi madre le obedeció y le miro, me rompía el verla así.

-Suéltala. – Me atreví a dirigirle la palabra a mi padre, la verdad no sé cómo podía acabar con las cosas, pero no iba a permitir que la tratara más así, y mucho menos delante mío. - ¡Él dijo que la sueltes!

-Rhys...-Susurro mi hermana, pero me daba igual, si ella no iba a hacer nada, ya me encargaría yo.

-Rhys cariño, no importa. – La voz de mi madre estaba rota, no odia permitir que esto siguiera así. – Ve con Bethany a comprar, yo estaré bien, ¿vale cariño? – Claro que no iba a estar bien, y mucho menos si se quedara aquí con él, no la iba a dejar aquí sola.

-Ya tiene odio a tu madre, ¡largo! – Al escuchar las palabras de mi padre, tan solo pude cerrar los puños y apretar lo más que pude.

-Vámonos Rhys, no merece la pena esto...- Bethany intentó convencerme de que nos fuéramos, pero obviamente no la iba hacer caso, no hasta que mi madre estuviera a salvo.

-No, no lo entendéis... ¡No me voy de aquí hasta que este señor quite sus manos de encima de mamá! – Grité lo mas que pude hacer así sobresaltar a todos los presentes, sobre todo a mi padre.

Mis puños cada vez estaban más y más apretados, tanto, que empecé a notar como la sangre se deslizaba sobre lentamente sobre las palmas de mis manos, la ira me estaba ganando el control de mi cuerpo, y cuando eso pasaba, nada podía ir bien.

Con las mismas mi padre soltó a mi madre, parecía que ya todo había acabado, pero de repente se paró en frente mío y empezó a elevar su mano. El miedo empezó a apoderarse de mí, sintió pánico, ¿qué se suponía que iba a hacerme?? La presión me pudo y salió corriendo, se que no estuvo bien mi reacción, pero me dio pánico el ver como mi padre elevaba su mano poco a poco delante de mí.

- ¡RHYS! – escuche gritar a mi madre a lo lejos, luego la pediría perdón, ella no se merecía esto.

Pov Mei:

Al final nunca baje a la fiesta, lo sé, soy una cobarde, pero no me encontraba preparada para encontrármelo ahí, bueno, que igual ni me lo encontraba, pero más vale prevenir que curar. La verdad es que poco después de que mi hermano se fuera de mi habitación el día de la fiesta, caí rendida y me dormí, así que tampoco eché en falta el haber bajado, ya que estaba muy a gusto durmiendo.

-Canija. – Entro mi hermano a mi cuarto, tenia la manía de entrar sin llamar, y sabia que lo odiaba a muerte. – Me voy a comprar unas cosas, ¿vienes o te quedas?

-Menuda pregunta mas tonta Luke Smith. – Me reí por la absurda pregunta que me había echo mi hermano, ¿desde cuando me apetecía ir con el de compras? Y os respondo yo: Nunca.

-Que graciosa. – Ironizo, creo que no se lo había tomado muy bien. - ¿Sabes qué? Vístete, nos vamos a comprar. – Con las mismas, salió de la habitación y cerro la puerta de un portazo. – ¡Y no tardes!

-Arg. - Me tire de nuevo en la cama, ¿por qué todo me salía tan mal?

Termine de vestirme y baje lo más rápido posible, no quería hacer enfadar a mi hermano mas de lo que ya lo estaba, porque creedme, mi hermano enfadado era el mismísimo satán en persona, y no es por exagerar.

-Ya estoy.

-Vámonos. – Agarro sus llaves del coche y salió por la puerta principal, de verdad que hoy iba a ser un día demasiado largo.

Ya montados ambos dos en el coche, algo de la calle me llamo bastante la atención, no sabia que era o quien era exactamente, lo único que si sabía era que había salido corriendo de la casa de los Anderson, por eso mi atención se posó ahí.

- ¿Lo has visto? – Pregunte confusa a la par que señalaba en dirección a la casa.

- ¿El que? – Mi hermano estaba muy confuso, diría que incluso mas que yo, y ya era decir. – Mei, ¿Qué te has tomado?

- ¡Que! Nada, joder, juro que he visto a alguien salir corriendo de la casa de los Anderson. – Me desabroché el cinto y abrí la puerta, no me iba a quedar con la intriga.

-Ey, ¿A dónde te crees que vas?

-Ahora vuelvo, no tardo. – Corrí hacia la parcela de los Anderson para comprobar si habían sido imaginaciones mías, o si de verdad alguien había salido corriendo.

- ¿Hola? – Pregunte con miedo, hasta entonces, nunca me había atrevido a estar tan ceca de esta casa, ósea, esta era la primera vez desde que llegamos aquí de nuevo, que pisaba la parcela de su casa, y la verdad es que mis nervios estaban a flor de piel. ¿Hay alguien ahí? – Escuche como el coche de mi hermano empezó a rodar, sí, me había dejado sola, eso si que no me lo esperaba.

Entonces fue cuando escuche un ruido al lado mío, fue como si algo o alguien estuviera detrás de mí, y sin dudarlo dos veces me gire, tenia curiosidad de saber lo que me había atraído hasta la casa que tanto pánico me había estado dando hasta ahora, entonces ahí lo encontré, a la persona que más miedo tenia de encontrarme, en el momento mas absurdo de mi vida, en el lugar menos indicado, me encontré con él.

- ¿Rhys Anderson? – Sorprendida y a la vez de asustada pregunte, no sabia que podía pasar a partir de ahora, pero lo que, si sabia era que Rhys estaba muerto del miedo, y la verdad es que no sabía el porqué, pero si le podía ayudar de alguna manera, lo haría sin dudarlo.

-¡¿Mei Smith?!

𝓪 𝓽𝓻𝓪𝓿é𝓼  𝓭𝓮  𝓵𝓸𝓼  𝓻𝓮𝓬𝓾𝓮𝓻𝓭𝓸𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora