🎶I have to laugh🎶

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Luego de aquella crisis que tuvo dentro de la antigua oficina de Coulson, seguida del discurso motivador de Natasha Romanoff, Barton se prometió no volver a llorar nunca más.

Después de todo ¿de qué le servía aquello? las lagrimas derramadas no le devolverían la vida a Phill, ni a ninguna de las personas que había asesinado durante su tiempo bajo el control mental del Dios del engaño. 

El agua salada no limpiaría su alma ahora manchada de rojo. 

—Lo siento mucho. —había dicho, una vez más calmado, dentro de aquella habitación. —Lamento haberte hecho pasar un mal momento hace rato, hace horas, hace días y semanas. Lamento haberte arrastrado a todo esto desde el incidente. 

—Tú no me has hecho pasar por nada ¿okey? yo fui quien decidió pasar por todo esto a tu lado. Fui yo quien eligió quedarse a tu lado, consciente de todo lo que podría implicar aquella decisión. 

—Estar junto a mi no debería ocasionarte dolor. 

Su voz se quebró durante apenas un milisegundo, se mordió el labio con fuerza antes de continuar. 

—Mírame, Tasha. 

Suspiró con cansancio, extendiendo ambos brazos hacía ella. Sus brazos marcados por guerras antiguas y recientes. 

—Este no es el hombre que conocías. He cambiado y tú... 

Dijo tomándola por el rostro, sosteniendo ambas mejillas como si fuera a romperse en cualquier momento. 

—Tú estas cambiando en consecuencia. Mírate... 

Acarició con sus pulgares todo rastro de sangre seca en el rostro contrario. Sangre que se había corrido cual maquillaje con el llanto. 

—Esta no es la mujer que conocí. 

Soltó su rostro para pasar a tomar sus manos, notando que estas se encontraban igual de sucias que las suyas. 

Ambos pares de manos bañados en sangre. 

—Barton, esta bien. Estoy bien. Ninguno de nosotros es el mismo que como cuando nos conocimos, la vida nos ha apaleado cientos de veces, lo sabes. Pero siempre lo sobrellevamos juntos ¿recuerdas? ¿por qué sería distinto esta vez? 

—Porque esta vez he intentado matarte.

Bajó la mirada ante aquellas palabras que tanto daño le causaban, sintió una leve presión de parte de las manos contrarias contra las suyas. 

Se negó a mirarla. 

—Y yo he intentado matarte a ti el día que me perdonaste la vida. Ambos cometimos errores.

—¡No es lo mismo! —se excusó soltando sus manos de golpe, comenzaban a quemarle. —en aquel entonces no nos conocíamos, no éramos mejores amigos. Yo aproveché nuestra cercanía para intentar acabar contigo.

—No fuiste tú, Clint. Fue Loki, no olvides aquel detalle. 

—Pues no se siente así, no se si algún día pueda sentirse así. 

—Un paso a la vez, Barton, un paso a la vez. ¿Sientes que te perdiste a ti mismo? 

Le dedicó una sonrisa comprensiva cuando notó al más alto tensarse ante aquella pregunta. Probablemente este había captado la referencia, porque se sonrojó al instante, seguramente avergonzado de su crisis de hace rato en el baño de su habitación. 

—Pero hay un detalle que te perdiste por completo, la razón del porque traigo rojo en mis manos y rostro. Puedes ir a verlo cuando quieras. Yo iré a ducharme y cambiarme de ropa, deberías hacer lo mismo. ¿Nos vemos al rato? 

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