🔚Love is passé in this days and age🔚

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"Tú no puedes ser feliz."

Aquella oración se repetía dentro de su cabeza cual disco rayado. Comenzaba a echar raíces alrededor de todo pensamiento racional que le quedaba, estaba desquiciándolo, desmoronándolo hasta lo impensable. 

No, él no podía ser feliz, puesto que no conocía el significado de aquella palabra. 

Para él la felicidad se trataba de algo efímero, casi imposible de conseguir y muy sencillo de perder en un simple descuido. 

Era sinónimo de dolor ya que, cada vez que la obtenía, algo ocurría que lo dejaba completamente destrozado. 

Algo que le demostraba que él no merecía aquel sentimiento. 

Con el tiempo aprendió a no hacerse amigo de esta, ¿pero del sufrimiento? Natasha Romanoff no era su mejor amigo, este último lo era.

Desde que tiene uso de razón él y el dolor van de la mano. 

¿Si realmente vivió momentos felices? no lo recuerda en absoluto, el sufrimiento y el miedo terminaron por opacar todo recuerdo de su infancia y adolescencia, las cuales, de hecho, ni siquiera tuvo el placer de atravesar con normalidad.

De hecho, lo único que recuerda con claridad, es que, cada vez que finalmente lograba ser feliz, alguien lo regañaba por eso. Nunca faltaba aunque fuera una persona que le recriminara y lo tachara de egoísta.

¿Y todo por qué? ¿porque él si logró ser feliz y el otro no? comenzó a sentirse culpable por ello, como si el hecho de que la otra persona no fuese capaz de llegar a la felicidad significará que él tampoco la merecía. 

Ser feliz se convirtió en un sentimiento desconocido para él, puesto que nunca sabía cuándo acabaría y qué consecuencias traería consigo.

Recuerda haber sido feliz junto a su mamá y hermano. Recuerda a su padre, borracho y vacío, celoso por aquello, golpeándolos e insultándolos hasta el cansancio, hasta borrarles aquella felicidad que cada vez más les costaba conseguir. Recuerda el miedo que empezó a sentir, miedo de mostrarse contento ante su padre y sufrir las consecuencias. 

Recuerda haber sido feliz dentro del circo, junto a Swordman y Trickshot y todo aquel al que, alegremente, llamaba familia. Su nueva familia. Recuerda a su hermano Barney, roto y vació, celoso por aquello, recriminándole sus acciones hasta aquel día que fue el punto de quiebre donde, sin pena alguna, decidió irse de su lado. Recuerda la culpa que sintió al respecto. ¿Su felicidad había provocado la tristeza que sentía Barney? ¿acaso había sido egoísta tratar de ser feliz, aunque aquello no involucrase a su hermano? ¿debería haberlo dejado todo e ido tras él? joder, lo hizo, pero fue demasiado tarde. 

Recuerda como, lo que él solía considerar su principal motivo de felicidad, la arquería, rápidamente se convirtió en su enemigo número uno. Aquellos a los que consideraba padres adoptivos lo traicionaron vilmente. Lo usaron a su convencía, lo convirtieron en aquello que tanto odiaba: alguien que lastimaba a otros.  

La vida se le fue rápidamente de las manos, sin siquiera haber cumplido todavía la mayoría de edad. 

Pastillas en la mesa y con una idea en mente fue que Phill Coulson lo encontró tiempo después.

Le salvó la vida. Le salvó la vida en todas las formas en las que un hombre puede salvar a otro.

No solo lo rescató de un posible suicidio, ni evitó que acabara en prisión o continuará con su legado como forajido. No solo le ofreció un nuevo trabajo, uno honesto, también le ofreció un hogar. 

Se convirtió en su soporte, aquella persona a la que Barton tanto necesitaba aferrarse para no caer mientras intentaba levantarse y volverse más fuerte. 

➵I have the control➵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora