🔇I finally open up [...] but you've turned off the volume🔇

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Natasha Romanoff jamás olvidaría aquel día en que su corazón resultó destrozado para, posteriormente, ser reparado por la misma persona que lo había roto en un principio, tan solo unas cuantas horas atrás.

Había atravesado unas horribles semanas lejos de su mejor amigo, temiendo que este último no lograse superar lo ocurrido. 

Temiendo no ser capaz de ayudarlo, no ser suficiente para él. 

Definitivamente no lo era, o de lo contrario Barton no se hubiese aislado de ella. Aquella sola idea le dolía en el alma pero no iba a permitirse sufrir cuando él único justificado para hacerlo era justamente la persona a la que tanto extrañaba. 

A la que tanto necesitaba.

No podía quebrarse, necesitaba mostrarse fuerte y disponible por si su amigo se decidía a buscarla. 

Si tan solo alguien le hubiese avisado lo que sucedería después, quizá hubiese sido ella quien lo buscase primero. Quien le ahorrase todo el sufrimiento que había pasado. 

Pero, de ser así, probablemente no hubiesen terminado como se encontraban ahora: juntos y prometiéndose salir adelante.

Cuando se había idealizado sobre que Barton pronto iría en su búsqueda, realmente había creído que sería porque finalmente aceptaría necesitar su ayuda. No porque ya no la necesitara.

Jamás se hubiese imaginado a su mejor amigo, parado con una sonrisa ante ella, disculpándose por su ausencia y asegurando encontrarse bien. 

Natasha no le creyó del todo, no tuvo que hacerlo, mientras él mismo lo hiciera le bastaba.

Pronto se dio cuenta que ese no era el caso. 

Pronto todo se derrumbaría ante ella.

En tan solo pocas horas fue que ambos regresaron a la normalidad. La espía intentaba ponerse al día, averiguando que tanto había ocurrido con su amigo durante el tiempo que había decidido alejarse. Barton solía evadir las preguntas y pronto dejó de intentar. Así fue como ambos simplemente se encontraron entrenando juntos, en silencio pero en cercanía como tanto habían extrañado.

Natasha fue quién lanzó el primer golpe, Barton todavía parecía reacio a siquiera tocarla. A lastimarla. 

Ella se encargaría de regresarlo a como era en un principio: aquel mejor amigo que nunca dudaba a la hora de intentar demostrarle que era mejor que ella, aunque siempre terminara fracasando en el intento. 

Lo extrañaba tanto. Extrañaba verlo disfrutar de los entrenamientos y detestaba verlo como se encontraba ahora: simplemente cediendo ante ella para que creyera que nada había cambiado y luego poder huir nuevamente a su refugio. Ella lo conocía mejor que a nadie pero se encargaría de fingir inocencia por un rato, ver a dónde quería llegar el hombre frente a ella.

Barton esquivó con sencillez aquella patada dirigida a su estomago, sin muchas intenciones de regresársela, de defenderse. Nuevos golpes volaron hacia él y fue capaz de esquivar o frenarlos a casi todos. 

Pronto dejó de intentar y se dejó recibir su mayoría, los merecía.

Cuando uno de los tantos puñetazos, que estaba lanzando Romanoff, impactó contra la nariz del arquero, a nivel de hacerle sangrar, la espía supo que ya era suficiente. 

Aquello la enfureció, continuó atacando, insultando para hacer que su mejor amigo finalmente regresara en si y se defendiera. 

Aunque no de la forma que hubiese esperado. 

No le haría defenderse de los golpes, sino de sus palabras hirientes.

—No eres siquiera capaz de defenderte. —Clint ni siquiera se inmutó al escucharla, sabía que ella tenía razón. Lo demostró permaneciendo en silencio y limpiando con su palma la sangre que caía  por su rostro. —No eres digno de ser un agente de SHIELD. —Continuó la pelirroja, soltando un nuevo y más violento golpe directo a un costado de la cabeza de su compañero, en aquel lugar donde, sabía, tanto le molestaba: justo debajo de la oreja. El más alto gruñó en respuesta, esforzándose por tragarse todo el dolor, como llevaba semanas haciendo.  —Ni mucho menos un Vengador.

➵I have the control➵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora