𝐃í𝐚 𝟔-. 𝐏𝐚𝐭𝐚𝐝𝐚𝐬

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Para el quinto mes de embarazo las cosas se habían puesto aún más interesantes. A veces, cada que se veía en un espejo de cuerpo completo no se sentía él, no podía creer que el cuerpo ahí reflejado fuese el suyo y es que durante toda su vida mantuvo una figura esbelta y delgada, demasiada masculina como para que alguien creyera que de él y Steve, fuese él quien pudiese embarazarse.

Donde antes lo que más destacaba eran sus músculos ahora se encontraban unos cuantos kilos de más; claro, no había subido mucho de peso pero se veía ligeramente más robusto en sus muslos y pecho, lo cual había estado enloqueciendo al rubio. Lo más notorio era su vientre que había borrado por completo sus cuadritos dándole paso a una redondez que parecía aumentar cada día que pasaba. Fuera de eso habían otros cambios como el brillo de sus ojos y su cabello y su caminar que se había vuelto más cuidadoso.

También habían cambios internos como la necesidad de ir a orinar cada maldita hora o los antojos que seguían ahí molestando cada que veía algún programa de cocina; Steve se había encargado de cumplirle cada antojo y por eso no se quejaba. Estaba agradecido porque al menos las náuseas y vomito se habían ido hacia mucho tiempo. Una cosa buena entre tantos cambios era bien recibido.

Todo estaba yendo bien, sabía que aún le faltaba mucho que experimentar como los cambios de humor (bien, debía ser sincero y confesar que esos ya se habían hecho presentes), la sensibilidad en sus pechos y la hinchazón en sus extremidades; le daba curiosidad el saber si el suero que tenía le daría una ventaja sobre los demás y provocaría que no sufriera tanto, pero la verdad no tenía muchas esperanzas.

*

Era sábado por la tarde, el fin de semana por fin había llegado y ninguno podía estar más feliz por eso. Steve había terminado de asesorar al equipo de los vengadores después de un largo mes y al parecer no tendría que alejarse más por un buen tiempo, lo que significaba que Bucky y el pequeño bebé lo tendrían para ellos todo el tiempo. Como ahora que habían estado pasando todo el día juntos.

En la mañana Steve se alistó para ir a correr, Bucky le pidió que lo esperara para acompañarle y así ejercitarse un poco. Había dejado de ir a entrenar con Nat y Sam por todo el asunto de su embarazo, tuvo que conformarse con ejercitarse desde casa y completamente eso con yoga ya que Helen les había comentado que si estaba acostumbrado al ejercicio sería mucho más fácil para él a la hora del parto.

Pero extrañaba correr o al menos dar una caminata donde el sol calentará su piel y el aire hiciera volar sus mechones sueltos. Juntos salieron de su hogar y de la mano caminaron hacia el parque más cercano; normalmente siempre había mucha gente, personas con perros, con sus hijos o solitarios. Pero las siete y media de la mañana era la hora perfecta para evitar el gentío y disfrutar del sitio.

Steve corrió y le dio varias vueltas al parque, Bucky trató de seguirle el ritmo pero a la sexta vuelta no pudo más y decidió gastar los últimos minutos en un muy ligero trote. Otra cosa ya común en él era el dolor de espalda cuando llegaba a hacer actividades físicas, fantástico, ¿verdad?

Steve no pudo evitar gritarle a Bucky "a tu izquierda" cuando pasaba a su costado para rebasarlo. Y Bucky no se contuvo en gritarle que era un zoquete mientras bufaba y tomaba su vientre entre sus manos.
Después de una hora regresaron a casa, se bañaron y desayunaron para poder gastar el resto del día en hacer nada.

Dicho y hecho. Desde el medio día se la habían pasado recostados en la cama, la trilogía del señor de los anillos siendo reproducida en la televisión y varios contenedores de comida chatarra rodeándolos. Algunas veces tenían que retrasar las escenas porque se distraían gracias a los besos que se daban y que en varias ocasiones aumentaban su intensidad; nunca llegando a nada más fuerte (lastimosamente).

Sugar [Agosto de Mpreg - Stucky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora