𝐃í𝐚 𝟐𝟐-. 𝐇𝐨𝐫𝐦𝐨𝐧𝐚𝐬

535 34 4
                                    

—¿Y como van las cosas por allá? Cuéntame como te sientes en esta nueva etapa —Nat preguntó a través de la pantalla. La pelirroja había estado estado fuera del país debido a una misión, por lo que no había estado tan al tanto de Steve, Bucky y la pequeña Sarah, así que ya que regresó, sugirió tener una videollamada para platicar.

—Todo va bien, realmente no puedo quejarme absolutamente de nada, Nat —Steve sonrió con sinceridad—. Amo la etapa en la que estamos como familia, ver a el crecimiento se Sarah a pesar de que no tiene ni un mes y las cosas con Buck son aún mejores que antes.

La paternidad les sentó a la perfección a la pareja de súper soldados porque a pesar de lo cansado que podría llegar a ser todo, estaban de acuerdo en que valía absolutamente la pena al tener a Sarah con ellos.

—Me alegra saberlo, de verdad —Romanoff no podía estar más feliz por sus amigos; verlos completos y sin preocupaciones más allá de las típicas en esa etapa que estaban viviendo era gratificante—. ¿Que tal va Sarah? ¿Llora mucho? Oh, dime quien es el que se encarga de los pañales.

—Cada día está un poco más despierta pero no tanto, aún así es un ángel, se porta increíblemente bien —rió pero a la vez puso los ojos en blanco porque por supuesto que Nat iba a preguntar por eso—. Creo que ya sabes la respuesta, ¿por que tendría que gastar saliva en confirmarla?

—Porque es más gracioso si escucho de ti que tú eres el que se encarga de los pañales —nunca creyó ver al ex capitán america dedicarse a limpiar los desechos de su primogénita, por lo que realmente era encantador que estuviera pasando realmente.

—No voy a decir nada más, así que si solo llamaste para eso, deberíamos terminar la videollamada —fue turno de la pelirroja de poner los ojos en blanco.

—Está bien, déjalo así, no quiero que te indignes —la amistad entre ambos siempre había sido así y por ello estaban agradecidos porque Steve nunca encontraría otra Nat y Nat Ninfa encontraría otro Steve—. Cuéntame ahora sobre Bucky, no ha aparecido para saludarme, ¿esta dormido?

Rogers pensó bien sus palabras y es que no quería decir más de lo que debía. La cosa era que Bucky no estaba en su mejor momento.

—Sí, está descansando —evitó mirar directamente a Romanoff a los ojos—. No ha tenido muy buenos días últimamente y algunas veces está indispuesto —no era la palabra como tal pero no había encontrado otra que pudiese definir el estado actual de su amado.

—¿Es por el postparto? —sabía muy bien el espantoso proceso que podía ser aquello, a pesar de no experimentarlo aún, comprendía a Bucky—. Es normal, mientras siga descansando y no tenga algún indicio de depresión.

—Creo que descansar de más no está ayudando mucho —chasqueó la lengua y al ver la mirada llena de intriga de Romanoff, Steve se dispuso a explicar—. Digamos que no está de muy buen humor.

—¿De buen humor? Pensé que estaría feliz a pesar de todo por Sarah y por ti.

—Lo está solo que... —no pudo decir más porque una fuerte y enojada voz llenó el hogar Rogers-Barnes cortando de esa manera palabra alguna de Steve.

—¡Steven Grant Rogers! —una mueca se mostró en el rostro de Steve antes de que pasos contundentes se dirigieran hacia la sala de estar donde Steve se encontraba—. ¡Steve! ¿¡Cuantas veces más tengo que decirte que pongas tú maldita ropa interior en los cestos correctos!? ¡No es tanto pedir! ¿O sí? —un furioso Buck apareció al fondo de Steve. Natasha frunció el ceño antes de hacer una mueca divertida porque al parecer no tenía ni idea de que ella estaba presenciando todo.

—Bucky, cariño, cálmate por favor —en su intento por mantener bajo control a Bucky y no hiciera una escena frente a una tercera persona, Steve hizo uso de las palabras incorrectas y las que nunca se le deberían decir a alguien que está enojado gracias a sus malditas hormonas.

Sugar [Agosto de Mpreg - Stucky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora