𝐃í𝐚 𝟐𝟖-. 𝐉𝐮𝐞𝐠𝐨𝐬

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Desde el inicio del embarazo, Bucky había concordado con Steve que no llenaría a Sarah de juguetes, ya que al parecer normalmente los bebés y niños pequeños suelen ignorarlos y prefieren jugar o entretenerse con objetos que claramente no son destinados para ellos (controles remotos, llaves, etc). Así que para no tirar el dinero ni llenar su hogar de tantas cosas, acordaron comprar solo un par de estos.

No contaban con que sus amistades y conocidos llenarían a Sarah de regalos y con el paso de las semanas los siete juguetes que en un principio el matrimonio había conseguido, se convirtieron en casi dos docenas, llenando la habitación y obligando a que compraran un mueble destinado solo a estos. Acordaron (nuevamente), que donarían muchos de esos para que otros pequeños los usaran.

Así que el espacio de juego destinado para Sarah estaba bien acomodado y arreglado para que ella se distrajera y se desplazara gateando. Sin duda alguna ese lugar era su favorito, siempre quería estar ahí metida después de despertar y alimentarse, incluso prefería quedarse dormida sobre los tapetes de juego a que Steve o Bucky la llevarán a su cuna. A penas pasaba los seis meses de edad pero era una bebé hiperactiva y que por lo tanto quería que sus padres lo fueran con ella.

Normalmente se turnaban para pasar el rato con Sarah. Habían momentos en los que Bucky era el que se quedaba con ella jugando mientras Steve salía a hacer las compras o se dedicaba a hacer la comida; luego Steve era el que se quedaba ahí mientras Buck se encargaba de otras cosas. Pero normalmente Sarah solía quererlos a ambos con ella y si no obtenía lo que quería, bueno, comenzaba a sollozar.

Era muy lista y sabía como mantenerlos juntos, solo necesitaba llorar o quejarse y los dos súper soldados le dedicarían su tiempo.
Como ahora, había anochecido ya y Sarah había tomado su baño, pero prefirió ir a su área de juegos a que Buck la arrullara para dormir.

Ni Steve ni Bucky entendían muy bien los juegos de Sarah y que significaban estos, pero cada juguete que les daba, los tomaban. Buck tenía un pequeño oso de peluche y Steve una sonaja, Sarah tenía entre sus dos pequeñas manos la pala de madera que solían usar para sus preparaciones culinarias; sí, era de esos bebés que preferían jugar con artículos que poco se parecían a un juguete. Intentaron cambiar la pala por algo destinado para ella, pero balbuceó y soltó un chillido, por lo que se rindieron.

—¿Entiendes que es lo que cree que estamos jugando? —estaban sentados uno al lado del otro, Sarah se había alejado gateando para alcanzar otro juguete.

—Ni un poco —su respuesta hizo reír al rubio quien se entretuvo agitando la sonaja—. Pero parece estar pasando algo muy interesante porque va por otro más —el area de juegos tenía un buen tamaño, tenía un buen espacio para que la bebé se desplazara, pero que dos súper soldados estuvieran ahí metidos lo hacía ver pequeño. Sarah regresó donde ellos, ahora las dos manos ocupadas, en una la pala de madera y en la otra un peluche similar al de Buck.

—Me gustaría poder leer mentes y saber qué pasa dentro de esa cabecita —le vieron colocar frente a sus pequeñas piernas ambos objetos y comenzó a balbucear mientras los veía y parecía intentaba hacer interactuar. Para no dejarle sola, Bucky decidió mover el peluche, lo cual pareció lo correcto porque Sarah le sonrió contenta.

—Probablemente verías que sólo piensa en dormir, leche y jugar —aunque sería muy interesante saber como veía las cosas Sarah y hasta que punto las podía procesar. Volvió a alejarse gateando después de lanzar a un lado el peluche que había tomado anteriormente, al parecer molesta por alguna razón con ese juguete y buscando otro.

—Aún así sería interesante —ambos concordaban en ello. Lo sería—. No, Sarah, no hagas eso —la pequeña había comenzado a sacar juguete tras juguete aventando estos al suelo y llenando poco a poco el espacio, al parecer no encontraba lo que quería y tampoco pareció querer obedecerle porque siguió con ello—. Sarah —fue ahí cuando volteó a verles y gateó hacia ellos. Estiró sus brazos hacia Bucky para que esté la levantara.

—¿Todo bien, cariño? —creyó que se había cansado de jugar y quería que la sostuviera, pero no abrazó a Buck, más bien comenzó a señalar su cabellera antes de tomar unos cuantos mechones entre sus dedos y jalarlos—. ¡Ouch! Espera, espera —pero Sarah siguió en lo suyo aún cuando Steve intentó quitarla. Volvió a balbucear cuando sus manos llegaron hasta la parte trasera de la cabeza de su padre.

Steve siguió tratando pero Sarah al parecer no quería ser alejada y se quejó mientras tomaba con más fuerza los mechones castaños y los jalaba. Bucky maldito y mantuvo la cabeza abajo para ahorrarse más dolor.

—Oh, creo que quiere la liga con la que te amarras el cabello —para ahorrarle más dolor a Buck, Steve rápidamente le quitó la liga y se la dio a Sarah, quien por fin saltó su cabello y volvió a sentarse para seguir con su juego. Ahora estaba jugando con la misma pala de madera pero en lugar del peluche que había tirado a un lado (al igual que los demás juguetes), la liga de cabello era la nueva participante en su juego.

—Maldición, eso dolió —Bucky se frotó el cuero cabelludo tratando de aliviar la sensación de ardor que Sarah había dejado detrás. Steve mantuvo oculta una sonrisa burlona para no molestarlo—. ¿Por que querría eso para jugar? No tiene sentido.

—Más bien la pregunta sería, ¿como la vió? Estaba oculta entre tu cabello —guió una mano hacia Buck y comenzó a acariciar su cabeza para reconfortarlo.

—Me ve todos los días amarrando mi cabello, supongo que es más observadora de lo que creíamos y más ocurrente que ni tú ni yo —Sarah siempre veía todo lo que Bucky hacia, cualquier mínima acción la observaba con atención.

—Y creativa. ¿Como puede poner a interactuar una pala de madera con una liga? —era lo que Sarah justamente estaba haciendo. Balbuceaba mientras movía ambas manos de arriba hacia abajo como si aquellos artículos estuviesen teniendo una intensa conversación.

A pesar del ardor que aún perduró, Buck no pudo contener una pequeña risa, la cual fue imitada por Steve, quien lo atrajo hacia él para encerrarlo en un cálido abrazo. Se recargaron en la pila de almohadas que estaban allí para que Sarah las usara, pero en ese momento quienes las aprovecharían serían ellos.

—Pudo sacar mis ojos y mi cabello pero de ti sacó esa gran ocurrencia. ¿Ves? Ahora deberías estar feliz de que tiene algo tuyo —se ganó un puñetazo suave en las costillas.

—Mejor cállate y prepárate, porque si no deja de jugar en diez minutos, serás tú quien tenga que llevarla a dormir y con esta energía que tiene, no será nada fácil —Steve suspiró agotado. Eso le pasaba por burlarse de Buck (nuevamente), al menos era justo.

Sugar [Agosto de Mpreg - Stucky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora