𝐃í𝐚 𝟐𝟒-. 𝐂𝐨𝐣í𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐜𝐭𝐚𝐧𝐜𝐢𝐚

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Steve se paró frente a Buck, quien se encontraba sobre el sillón amamantando a Sarah. El castaño levantó la mirada cuando se percató de la presencia de su amado y sonrió antes de fruncir el ceño confundido al ver que Steve no se movía ni decía nada.

—¿Todo bien? —preguntó curioso notando la expresión de ilusión en el rostro contrario. Recibió un asentimiento pero nada más, al menos hasta que Steve dejó de poner toda su atención en la personita que estaba entre los brazos de Barnes.

—Te traje algo  —aquello le tomó por sorpresa pero comprendió por fin la razón por la que Steve se estaba comportando de tal manera.

—¿A mi? —había salido en la mañana a comprar el desayuno pero se había tardado más de lo normal por lo qué tal vez aprovechó aquella salida para comprarle algo.

—Bueno, a ti y a Sarah —tarareó—. Es algo que los dos podrán usar y disfrutar —Bucky se quedó esperando a que Steve continuara pero al parecer este quería seguir con la incertidumbre.

—¿Y que es eso que podremos usar ambos? No creo que sea ropa o comida.

—No podrías usar la ropa de Sarah aunque quisieras —rieron concordando con ello—. Es algo mejor, lo tengo justo aquí —fue hacia la pared que dividía la sala de estar con la cocina y cuando regresó tenía entre sus manos una caja en la que se veía la imagen de una madre y un bebé. "Cojín de lactancia" fue lo único que Buck pudo leer—. Había pensado en conseguirles uno de estos desde hace unos días.

—Nunca me hubiese imaginado que el regalo sería esto, en realidad no estoy tan seguro de para que sirven esos cojines —era verdad. Helen le había brindado una lista de artículos que podría usar en la crianza de Sarah, pero había puesto su atención solo en lo primordial.

—Según lo que leí, ayudan a que sea más cómodo amamantar al poder usarlo de diversas formas; ya ves que te has quejado de dolores de espalda y de un cansancio recurrente, entonces podrás colocarlo como mejor te parezca y no necesariamente tendrás que estar sentado o usando tus manos para ello —sinceramente sonaba muy interesante. En realidad muchas veces había querido tener las manos libres para hacer otras cosas mientras le daba pecho a Sarah o poder seguir acostado.

—¿Y que esperas para abrirlo? Si es tan maravilloso como dices, debería probarlo justo ahora —Sarah recién se había despertado para alimentarse, por lo que era el momento idóneo para probar el cojín. Steve no tardó mucho en abrir la caja, sacar el instructivo que venía allá dentro y después el cojín de tonalidad grisácea. Tenía el tamaño perfecto para que Sarah reposara sobre este.

—Mira, aquí dice que también sirve para ponerla en medio y según así ayudas a que se vaya sentando poco a poco o simplemente la recuestas para evitar que vaya a caer si no está en su cuna o una superficie segura —había tomado asiento junto a Bucky por lo que ambos pudieron leer el instructivo y ver las imágenes que ilustraban este. Era bastante simple y corto, además, no tenía mucha ciencia usarlo, así que terminaron de leerlo

Habían varias posturas, con el cojín sobre sus piernas, otra en la que se podía recostar y ponerlo detrás de su espalda y recargarse. Estaban también las posturas para dejar a Sarah sola en el cojín.

—Bueno, puedes usarlo de varias formas. ¿Cual te atrae más? —dobló el instructivo y volvió a meterlo en la caja antes de sacar de la bolsa de protección el cojín.

—Creo que en la posición en la que estoy no estaría mal. Así podré probar si en verdad siento alguna diferencia y además, no la moveríamos mucho —Sarah solía ser una bebé muy bien portada a su a penas mes de vida, pero algo que realmente le molestaba y la había llorar era ser molestada mientras se alimentaba. Cualquier movimiento brusco le hacia sollozar y cuando Bucky creía que ya había terminado y la separaba, resultaba que no era así y lloraba con fuerza hasta que volvía a tener lo que quería.

Steve concordó por lo que ayudó a Buck a colocar sobre sus piernas y alrededor de su cadera el gran y esponjoso cojín. Era muy suave pero tenía la firmeza necesaria para mantener a una buena altura a Sarah. A pesar de haber tenido que elevar los brazos y por lo tanto mover a la pequeña, esta no se quejo estando más concentrada en seguir alimentándose. Conforme habían pasado las semanas había requerido comer un poco más, así que estaba tardando cerca de veinticinco minutos en terminar.

—¿Que tal? ¿Hay alguna diferencia? —preguntó ilusionado en que su compra sirviera para ahorrarle dolor e incomodidad a Buck. Este lo pensó antes de asentir y sonreír grande. Sarah se veía preciosa sobre el cojín, una mano pegada al pecho de Bucky y sus ojitos cerrados, han centrada en lo que estaba haciendo que realmente no se había percatado de nada más.

—Sirve de soporte, por lo que ya no tengo que aguantar todo el peso de Sarah en mis brazos —la verdad es que a pesar de que obviamente su pequeña no pesa más de cuatro kilos y Bucky tenía súper fuerza (gracias al suero), estar en la misma posición durante un largo tiempo mermaba en él—. Pero no se, tal vez hubiese sido lo mismo tomar uno de los cojines del sofá o una almohada.

—Claro, tal vez pero este cojín está destinado para ayudarte mientras estás lactando, no se si te darían el mismo soporte cualquier de las dos opciones que mencionaste —tal vez si lo hubiese razonado antes de hacer la compra hubiese llegado a la misma conclusión que Buck—. Aún así, un cojín de sillón o una almohada no podrían usarse para ponerla en medio y se recueste.

—Toda la razón. Olvida lo que dije antes, la mejor compra —sabía que había un poco de sarcasmo pero aún así estaba seguro de que Bucky estaba contento por el regalo—. Hablando en serio. Esto es muy cómodo, creo que los tres lo disfrutaremos.

—¿Los tres?

—Sí. En el instructivo venía que hasta los padres u otras personas pueden usarlo para alimentar al bebé con biberón; así que no te salvarás de ello —llevó su mirada a Sarah para asegurarse de que estaba cómoda.

—Oh —rió con esa risa que sabía muy bien el castaño amaba y asintió completamente de acuerdo—. Claro, cariño, podré usarla también.

Satisfecho por ello y en forma de agradecimiento, Bucky le dio un beso profundo en los labios antes de separarse y seguir disfrutando del cojín.

*

Con el paso de los días, Steve estuvo aún más seguro de que la compra había sido todo un éxito. Bucky usaba el cojín en todo momento, tanto para alimentar a Sarah, para recostarla en ella y también para él. Bucky era quien más estaba aprovechándolo al colocarlo en su espalda baja o como una almohada al momento de sus siestas. No importaba donde estuviese sentado, ya sea en la cama, sofá, silla del comedor o frente a la computadora, cada que tenía que amamantar a Sarah el cojín estaba con ellos.

Y en algún punto estuvo a nada de tener otro uso (digamos que más íntimo), pero Bucky terminó alejando el cojín de ellos; totalmente entendible porque Sarah tenía contacto con él y no sería ético.

Al final, Steve no pudo sentirse más orgulloso al haber contribuido con algo más en su pequeña familia y ayudando como ya era común a Bucky. Eso era todo lo que importaba, ayudar a Buck y por lo tanto a Sarah.

Sugar [Agosto de Mpreg - Stucky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora