Sugar [Agosto de Mpreg - Stucky]

𝐃í𝐚 𝟏𝟏-. 𝐁𝐚𝐫𝐫𝐢𝐠𝐚

El hogar Rogers-Barnes casi nunca recibía visitas, no por la falta de amistades, sino, más bien las reuniones se solían organizar en otros sitios como la casa de verano de Stark o el complejo de los vengadores porque hasta ese momento no habían encontrado un motivo para que ello ocurriera en su casa.

Pero por fin había llegado el momento de que eso cambiara y se debía a que el baby shower que les habían organizado sus autos sería en el hogar de los súper soldados.
Habían considerado y escuchando opciones de terceros sobre hacer tal evento en algún otro sitio, pero Bucky fue el primero que rechazó aquellas ideas gracias a su estado.

Según Cho, su fecha de parto estaba a un mes y las recomendaciones que le dio fue que no hiciera muchos esfuerzos y para que los niveles de estrés estuvieran bajos, no se alejara de su lugar seguro. Así que de esa manera fue como llevaron la celebración a casa. Desde muy temprano llegó un equipo de industrias Stark para colocar las decoraciones y preparar dos mesas grandes, una para los aperitivos y la otra para los regalos.

Temieron en algún punto que todo fuera muy extravagante, pero las decoraciones fueron sencillas y muy lindas; globos por ahí y por allá, osos de peluches como obsequios para los invitados y demás cosas que le dieron una gran esencia al evento.

Los invitados llegarían hasta las tres de la tarde, por lo que cuando el equipo que Tony había mandado se fue dejando a la pareja sola nuevamente, esta aprovechó para descansar lo más posible, quedarse en cama bien acurrucados hasta que llegara el momento de alistarse. Y es que en el punto que estaba Bucky en su embarazo, no habían muchas cosas que disfrutara como el descansar.

Era increíble que a pesar del suero y su gran condición física, hasta él fuese víctima de los efectos del embarazo. Los pies hinchados, la retención de líquidos y el dolor de espalda baja habían erradicado los mareos y vomitos, pero eso significó que el pobre castaño realmente no estaba teniendo ni un solo momento de descanso gracias a esos malestares.

Se quedaron en cama por más de cuatro horas, gastando todo ese tiempo en ver la televisión, platicar y dormir un buen rato. Las cautividades variaron pero lo único que no lo hizo fue el agarre de Steve sobre el gran vientre (más bien barriga en este punto) de Bucky; al haber ya superado sus inseguridades sobre las estrías que le habían estado saliendo, el castaño se sintió feliz de que Steve no solo lo tocara allí, sino que lo besara, masajeara y observara siempre que él quisiera.

Ambos disfrutaban aquella actividad, Bucky al sentirse relajado por los toques sobre un área tan estirada y Steve porque sus instintos estaban vueltos locos, disfrutaba complacer a su pareja y más que nada le enloquecía el que su pequeño fruto de amor se estaba mostrando por completo. Ya ninguno de los dos podía negarlo (y ni lo harían), era curioso como algo así como el que todos pudieran ver a Bucky llevando al bebé de Steve, hiciera al rubio el hombre más feliz del universo. 

Pero más que nada disfrutaba los momentos de intimidad que podían tener como pareja. Faltaba menos de una hora para que todos comenzaran a llegar pero ni Steve ni Bucky parecían tener prisa. Desnudos en su cama, sus cuerpos aferrándose mutuamente y sus extremidades unidas, nada parecía quererles dar por terminado ese momento.

Steve era el que menos deseos tenía de levantarse y alejarse de Buck, no cuando su amado seguía demostrándole una vez más que era el ser más hermoso no solo del mundo, sino del universo y multiverso. Nadie se podía comparar con Barnes; ese cabello sedoso que seguía con el mismo brillo desde el mes uno de embarazo; esos ojos con tonalidades claras que le dejaban ver su alma y todo su físico, con los mismos músculos que siempre pero con un aumento de peso que antes no estaba allí.

Muslos gruesos, barriga pesada, mejillas rechonchas y pectorales que sinceramente eran mucho más suaves y firmes de lo que parecían. Los rayos del sol que los calentaban después del medio día contribuyeron al deseo latente que Steve tenía por retratar en una hoja de papel o hasta en un lienzo la figura y fuerza de su esposo. Ya lo había hecho, cada mes que pasaba lo hacía para ir viendo el cambio progresivo en Bucky, pero le faltaba un dibujo más para terminar por fin junto con los meses de embarazo.