VIII

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JunMyeon no podía creer que fuera capaz de besar a SeHun a la vez que respiraba, pero así debía de ser porque el beso duraba y duraba, introduciéndolo cada vez más en aquella espiral de sensualidad. Nunca antes había experimentado un beso así. Las sensaciones se desencadenaron, despertando cada centímetro de su cuerpo.

Cuando por fin se apartó SeHun, JunMyeon volvió a la realidad aturdido, como si fuera una criatura saliendo de la hibernación.

Así que era eso de lo que la gente tanto hablaba. Siempre había sentido curiosidad por los poemas, las canciones y todo aquel revuelo acerca del amor y el sexo. Su vida amorosa había sido tan prosaica que había creído que exageraban los efectos. Ahora se daba cuenta de que se había estado perdiendo lo más excitante.

Y todavía no habían tenido sexo...

Los ojos de SeHun brillaban con una pasión que igualaba la suya. Entre ellos sentía la química de la que la gente hablaba y sabía que estaba a punto de producirse una explosión.

SeHun alargó la mano y apagó la luz. La luna brillaba dorada fuera de las ventanas, bañándolos con su resplandor y convirtiendo aquella habitación redonda en un lugar mágico.

JunMyeon hundió las manos en el suave algodón de la camisa de SeHun, aferrado a sus músculos. Deseaba apartar aquella tela de su cuerpo, pero el pudor se lo impedía. SeHun no tenía escrúpulos. Le desabrocho la camisa y lo abrió como si fuera el papel de un regalo. Por segunda vez aquella noche, la ropa de JunMyeon cayó al suelo y se quedó en ropa interior ante SeHun. Esa vez, a diferencia de la anterior, no tenía armadura en el que esconderse.

Sus ojos recorrieron todo su cuerpo, haciendo que le ardiera la piel. Siguieron sus manos, despertando un torrente de sensaciones allí por donde pasaban. JunMyeon se dejó llevar por sus sensuales caricias mientras le desabrochaba los botones de la camisa a SeHun y se la apartaba de los hombros. Ya había visto antes el pecho de SeHun, pero resultaba más fascinante de cerca. Una sombra de vello oscuro desaparecía bajo la hebilla de su cinturón y enseguida se lo quitó y le bajó la cremallera de sus pantalones negros.

SeHun estaba tan excitado como él. Su erección se adivinaba bajo los calzoncillos. JunMyeon le rozó con los nudillos al bajarle los pantalones y su rigidez la hizo estremecerse. Taehyung siempre había necesitado grandes dosis de estimulación y, en ocasiones, cuando finalmente estaba listo, JunMyeon perdía el interés. Era evidente que SeHun no necesitaba tanto estímulo.

JunMyeon lo miró a la cara y sus ojos depredadores aumentaron la intensidad de su deseo. Tenía los labios abiertos, y podía sentir su respiración y ver cómo subía y bajaba su pecho mientras aumentaba el deseo entre ellos. El corazón le latía con tanta fuerza que casi podía oírlo en medio del silencio de la noche. Se le aceleró el pulso cuando SeHun lo rodeó por la espalda.

JunMyeon podía fingir que había sido el aire fresco de la noche lo que había endurecido sus pezones, pero ambos sabían que no era así.

SeHun bajó la cabeza y le lamió uno. Luego lo miró con sus brillantes ojos llenos de deseo. JunMyeon le quitó los calzoncillos y SeHun los apartó. Bañado por la luz de la luna, su cuerpo robusto parecía una estatua antigua. Apenas podía creer que alguien tan atractivo pudiera estar interesado en él.

UN LEGADO INESPERADO-SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora