XIV

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—¿Qué quieres decir con que se ha ido? —grito SeHun sintiendo que el corazón se le detenía.

miró hacia el pasillo por detrás de Ji-yoon. A mediodía del domingo había regresado de su viaje a Japón y se había encontrado el palacio en silencio.

—Se mudó hace cuatro días. Nos dijo que era por motivos personales. —respondió ji-yoon.

—Ven a mi despacho. —dijo SeHun pasando a su lado. No quería hablar demasiado delante de los empleados

¿Cómo podía JunMyeon hacer aquello? Sabía que era feliz en el palacio, aunque lo cierto era que lo había estado evitando la última semana. La excusa había sido ridícula, pero lo acepto cuando JunMyeon le planteo la idea de si hubiera sido él quien hubiese estado coqueteando toda la noche en sus narices, y por respeto y culpa había aceptado su alejamiento.

Ahora que lo pensaba JunMyeon debía de tener planeado que iba a marcharse y había guardado las distancias.

SeHun abrió la puerta del despacho y después de que entrara Ji-yoon, la cerró de un portazo.

—¿Dónde está Eun-woo? —pregunto SeHun.

—Con JunMyeon claro. —regaño ji-yoon—. Es su padre

—Dijo que se quedaría aquí, que le gustaba Pyongyang y que era un buen sitio para que Eun-woo creciera. —recordó SeHun con dolor.

—No ha dejado el país. Está viviendo en Sunchan, SeHun.

—¿La vieja casa de Lee sooman? ¿Por qué? —replico él.

—Está trabajando en los libros de su biblioteca. Y también viviendo allí. —explico ji-yoon.

—¿Cómo es que conoce a Sooman? —cuestiono SeHun.

Ji-yoon se encogió de hombros.

Al menos, el hombre era un septuagenario. Estaba casado y tenía hijos y nietos, así que no corría el riesgo de perder a JunMyeon por él.

—¿No vive en el extranjero? —cuestiono nuevamente.

—Sí. —contestó ji-yoon.

—¿Así que JunMyeon está allí solo?

—Con el ama de llaves y el jardinero.

SeHun respiró hondo y trató de hacerse a la idea de que JunMyeon viviera en otro sitio que no fuera el palacio.

—Tengo que hacerlo volver. —declaro SeHun.

—No quiere seguir viviendo aquí como tu... amante. —dijo Ji-yoon, entornando los ojos al pronunciar la última palabra.

—¿Es eso lo que te ha dicho?

—Con esas palabras. Sabe que no vas a casarte con él y es un chico de principios para seguir viviendo aquí contigo en pecado, sobre todo teniendo un hijo en el que pensar. —regaño su tía.

—¿Vivir en pecado? No todo el mundo tiene un código moral desfasado como el de mis tías. —replico SeHun con ironía.

Ji-yoon alzó la barbilla y se cruzó de brazos.

—No, claro que no. Quiere casarse contigo SeHun.

—Le dijo a la prensa que no se casaría conmigo, tía.

—Tonterías. Le dijo a Geeyang que sabía que nunca te casarías con él. —razono la mujer—. Quizá no lo dijo con esas palabras, pero todos sabemos que es la verdad. No se quedará a vivir aquí a menos que te cases con él.

—El matrimonio no es para mí.

—Entonces, JunMyeon tampoco es para ti SeHun. —regaño su tía—. Ni Eun-woo.

UN LEGADO INESPERADO-SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora