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Las pruebas de ADN llegaron tres días más tarde y confirmaron lo que SeHun había sabido desde el primer momento en que había visto a Eun-woo, que el niño tenía su misma sangre.

Esa tarde, apareció en su casa cargado con más paquetes. No eran juguetes como la última vez, sino maletas para preparar el viaje. Sabía que JunMyeon andaba justo de dinero, por lo que le resultaba más fácil comprarle cosas que darle dinero. Ya lo había rechazado cuando se lo había ofrecido la última vez que se habían visto.

SeHun no se había molestado en avisar antes, así que pilló por sorpresa a JunMyeon, que abrió la puerta con unos pantalones cortos de ciclista y una camiseta de tirantes. Al verlo, SeHun contuvo la respiración.

—Estaba haciendo ejercicio. Pilates. —dijo JunMyeon sonrojándose.

—Con razón tiene tan buen aspecto. —jadeo SeHun.

JunMyeon tenía un cuerpo bonito. Se lo veía en forma, sin estar demasiado delgado, y con unos pezones altos y turgentes que invitaban a que los tomara entre sus manos.

Por suerte, tenía las manos ocupadas con las asas de las maletas.

—He traído unas maletas para el viaje y los billetes. Me encargaré de recogerlos para ir al aeropuerto. —agrego SeHun tosiendo para recuperar su voz normal.

JunMyeon se quedó boquiabierto.

—Me dijo que podía viajar después del miércoles. —

continuó SeHun al ver la cara de espanto de JunMyeon—, así que he comprado billetes para el vuelo del jueves. Hay tiempo más que suficiente para hacer las maletas.

—¿Ha comprado billetes de vuelta? —preguntó JunMyeon.

Su voz sonaba algo nerviosa.

—Todavía no porque no sé cuánto tiempo van a quedarse. —mintió SeHun y sonrió como si esperara tranquilizar a JunMyeon con eso. Su deseo era que no volvieran, pero era demasiado pronto para decírselo sin que le cerrara la puerta en la cara—. ¿Dónde quiere que deje las maletas?

—No sabía que esa marca hiciera maletas. —dijo JunMyeon sorprendido.

—Son de buena calidad. —explicó SeHun y decidió entrar para dejarlas—. ¿Dónde está Eun-woo?

—Durmiendo la siesta.

—Duerme mucho. —comento SeHun con una sonrisa.

—Es normal a esta edad, lo cual viene bien porque es el único momento en que puedo hacer cosas. No puedo apartar los ojos de él ni un instante porque no deja de subirse en el sofá ni de tirar de los cables.

—En Pyongyang tendrá tiempo libre. Todas las mujeres del palacio están deseando cuidarlo. —informo SeHun.

—¿Mujeres? —preguntó JunMyeon palideciendo.

—Mujeres de pelo canoso. —repuso SeHun conteniendo las ganas de reír—. No lo alejarán de usted, tan solo le pellizcarán las mejillas y jugarán con él.

JunMyeon suspiró.

—Eun-woo tiene la suerte de ser demasiado pequeño para tener preocupaciones. —comento JunMyeon.

SeHun quería tomarlo entre sus brazos y darle un abrazo tranquilizador, pero en aquel momento sería cualquier cosa menos tranquilizadora. Todo su cuerpo se tensaba cada vez que se acercaba a menos de dos metros de JunMyeon.

Ya tendrían tiempo suficiente para intimar una vez llegaran a Pyongyang.

—Nose preocupe de nada. Me ocuparé de cuidarlos a los dos

UN LEGADO INESPERADO-SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora