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-Su hijo es mi hijo.

El desconocido miró por detrás de JunMyeon hacia el interior del vestíbulo.

Kim JunMyeon pensó cerrarle la puerta en las narices. Al principio, se había preguntado si sería un stripper como el que su amigo Baek había contratado dos años antes para una fiesta sorpresa. Pero la expresión del rostro de aquel hombre era demasiado seria. Alto, de pelo oscuro a la altura del cuello de la camisa, rostro perfilado y sexy, su sola presencia llenaba el vestíbulo.

De repente, sus palabras de él lo hicieron reaccionar.

-¿Qué quiere decir con que es su hijo? ¿Quién es usted? -interrogo JunMyeon.

-Soy el príncipe Oh SeHun del reino de Pyongyang y solo Oh. -se presentó él-. SeHun cuando estoy en el extranjero. ¿Puedo pasar?

Una sonrisa se dibujó en sus sensuales labios, pero no fue suficiente para tranquilizar a JunMyeon.

-No, no le conozco y no tengo la costumbre de dejar entrar en mi casa a desconocidos. -dijo JunMyeon fingiendo seriedad.

Cuando un escalofrío de pánico le recorrió la espalda. Su hijo no tenía padre. Aquel hombre no tenía nada que hacer allí. ¿Por qué no cerraba la puerta?

El sonido de una canción de cuna llegó hasta donde estaban, delatando la presencia de su hijo en la casa. JunMyeon miró hacia atrás, deseando poder esconder a Eun-woo.

-Tengo que irme. -declaro JunMyeon con prisa buscando cerrarle la puerta en la cara.

-¡Espere! -exclamó SeHun dando un paso adelante mientras JunMyeon empezaba a cerrar la puerta-. Por favor. -añadió suavizando la voz-. Quizá podamos hablar en algún sitio más tranquilo.

-Imposible. -corto JunMyeon, no podía ignorar a Eun-woo y tampoco quería llevarlo a ninguna parte con aquel desconocido.

JunMyeon confiaba en que Eun-woo no apareciera gateando por el pasillo buscándolo. Su fuerte instinto maternal lo urgía a cerrar la puerta en la cara de aquel hombre tan guapo. Pero era demasiado cortés y había algo en él que le impedía hacerlo.

-Por favor, márchese. -suplico JunMyeon.

El hombre se inclinó hacia delante y JunMyeon percibió una mezcla del aroma de su perfume con el del cuero de su cazadora negra.

-Su hijo, mi hijo... es el heredero del trono de reino de Pyongyang. -informo SeHun.

Aunque más parecía una proclamación y JunMyeon tuvo la sospecha de que él esperaba que se cayera de la impresión.

-Me da igual. Es mi hogar y, si no se marcha ahora mismo, llamaré a la policía. ¡Váyase! -grito JunMyeon exaltado.

-Está bien hermoso. -dijo SeHun mirando de nuevo por encima del hombro de JunMyeon

JunMyeon se dio la vuelta y se horrorizó al ver a Eun-woo avanzando por el suelo, con una enorme sonrisa en la cara.

-Aggo. -balbuceo el niño riendo.

-¿Qué ha dicho? -preguntó SeHun.

-Nada, solo son sonidos. -respondió JunMyeon.

¿Por qué la gente esperaba que un pequeño de apenas un año pronunciara frases completas? JunMyeon estaba empezando a cansarse de que la gente le preguntara constantemente por qué no hablaba todavía. Cada niño se desarrollaba a su propio ritmo.

-De todas formas, no es asunto suyo. -agrego JunMyeon con tono serio.

-Sí lo es. -contestó SeHun con la mirada clavada en Eun-woo-. Es mi hijo ya le dije.

UN LEGADO INESPERADO-SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora