CAPÍTULO DOS

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- Me siento mal... - Yibo se retorcía en la cama. - Creo que estoy enfermo... Deberías llamar al doctor para que me revise. - Puso su mano en la frente. - Creo que estoy ardiendo en fiebre.

- Wang Yibo! Mañana... Es el último plazo que te doy. Se muy bien que no estas enfermo porque anoche saliste de compras y después fuiste al club, así que deja de actuar. Tu padre solía contemplarte todos tus caprichos, pero el ya no está para hacer el trabajo.

Yibo se sentó mostrando su mirada afilada. Descolgó sus hombros rendido y resignado.

- Mañana... El señor Xiao ya te está esperando.

- El señor Xiao... El señor Xiao... Si el señor Xiao es tan funcional y tan profesional.  ¿Por qué no dejas que se encargue de todo?

- No. Tu vas y punto. Ya te están alistando la camioneta.

La mujer salió de la habitación y Wenhan entró.

Yibo estaba golpeando su cabeza contra la almohada.

- Papá... ¿Por qué? ¿Por qué no tuviste otro hijo? - Chilló. - ¿Por qué no hiciste otra clase de negocios... ¿Esto es el karma? ¿Por criticar la última colección de Balenciaga?

- Yibo, ¿Todo bien?

- Este es un momento de crisis. Nada está bien. - El rubio frotó su sien. - Se supone que debo irme a ese lugar mañana a primera hora... Y yo no siquiera he planeado nada. - Habia pasado la última semana únicamente tratando de evadir su responsabilidad.

- Wenhan, ni siquiera estoy listo... ¿Qué ropa se lleva a un sitio así? ¿Cómo me peino?... Mi cabello debe lucir como el de un dueño ahora. ¿No?. Como voy a cubrir y maltratar este cabello...— Yibo sacudió su cabellera dorada y sedosa. — ¿Con un sombrero? ¿Sabes que el sol reseca y maltrata el cabello? Mi estilista va asesinarme.

-  ¿Y si te peinas como tu papá?

- ¿Qué? Claro que no. O mejor... ¿Qué ropa se usa para huir? - Fue como si se le hubiera iluminado la mente, pero desde afuera se escuchó el regañó de su madre.

- Nadie va a huir.

- Oye, no deberías estar escuchando conversaciones ajenas.

- Tu drama se escucha hasta abajo el comedor.

Ahora en silencio ambos buscaron en sus celulares estilos... Wenhan le enseñó.

- No... No puede ser. - El rubio sintió que le faltaba el aire. - Me va a dar un coma estético. Yo no me voy a vestir así. Es lo más aesthetic  que he visto en mi vida. Mis ojos... Quitalo! Quitalo!

- Sweetie. Solo son ideas. Tu siempre pones tu sello. Puedes llevar algo cómodo simplemente, pero a tu estilo.

- No creo que nuestra hacienda sea tan desagradable, ¿Verdad?

- Sólo fui una vez. No lo recuerdo.

- ¿Decidiste si me vas a acompañar?

Wenhan soltó un suspiro. - Yibo... Yibo... soy tu amigo más leal. Estuve aquí para apoyarte en tu duelo... Pero no me pidas que vaya a un sitio así. Por favor! Tenme un poco de consideración. Soy alérgico a los mosquitos y a los olores así,  a las vacas, y al pasto y al heno y al sudor. Además...

- Wenhan... Allá habran hombres. Hombres musculosos.

Wenhan hizo un gesto de disgusto.

- Estarán con sus cuerpos sudados... Y oliendo a bestia. Gracias... Pero paso... De solo imaginarme...

Yibo cubrió su nariz. - Necesito algo para cubrir mis fosas nasales. Ya sabes en caso de emergencia... Aunque esperó no tener que lidiar con esos asuntos, sino con el papeleo.

La Hacienda /// ZhanYi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora