CAPITULO NUEVE

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— Yibo...

— Mngg... No molestes...

— Yibo... Sweetie! Despierta! Algunos de los que se quedaron están afuera. Algunos preguntan donde estabas....

— Pierdete Charrito.

— ¿Ah? — Yibo balbuceo y el otro no alcanzó a entender lo que decía.

— Yibo... —

El rubio tomó una bocanada de aire  y en seguida abrió los ojos. — ¿Qué quieres?

— Los demás están afuera.

Wenhan sonrió al ver la cara marcada  con la almohada.

Yibo se sentó cuando Wenhan estaba abriendo las ventanas. Y además de no soportar apoyarse de esa manera... Su trasero se sintió muy incomodo.

¿Por qué sentía que su cadera estaba desencajada?

— Hace un día tan hermoso. Se quedaran hoy y mañana a primera hora se Iran. Les gustó estar desconectados del resto del mundo.

Por sus zapatos Louis Vuitton!!

El se dejó caer en la cama cuando los flasheos del amanecer empezaron a volver a su mente.

El se cubrió con la sábana hasta el cuello y aprovechó a Wenhan desprevenido buscando el protector solar para mirar por debajo de la misma que le cubría.

Criminal!

El maldito ranchero era un criminal...

Se mordió los labios. Wenhan tenia unas gafas gucci sobre su cabeza y ropa deportiva lo suficientemente cómoda para estar expuesto al sol...

— ¿Qué estás haciendo? Vamos! Levantate! 

— Tengo sueño!!

Se  cubrió la cabeza...

— Ah, Yibo...¿Es en serio? ¿Estás seguro que no tuviste una noche salvaje?

— Ja! Claro que no. ¿De dónde puedes sacar una idea así?

— Bien. — Sonrió fingiendo ignorancia sobre los labios hinchados. — No te tardes. Yang Yang fue uno de los que preguntó por ti después del baile de anoche.

— Mn...

Wenhan salió y Yibo levantó la sábana revisando que nadie pudiera ver su cuerpo. Se habia mirado hacia abajo, pero necesitaba un espejo.

Yifei abrió la puerta y el se lanzó a la cama envolviendose de nuevo. Mordió sus labios por el dolor que se intensificó.

La mujer solo dejo el desayuno servido y acarició los cabellos de su pequeño consentido.

En cuanto cobró valor y pudo contener la sensación dolorosa de sus caderas y en su mandibula. Yibo se baño y se vistió, pero en vez de ir con sus amigos  fue a buscar a Zhan... Quería matarlo.

No podía permitir que nadie lo viera...

— Usted! ¿Es un animal?

Zhan ignoró al chico.

— Mire lo que me hizo... ¿Ahora como voy a salir así? ¿Piensa que soy un animal de esos?

— Anoche no parecía tan reacio.

— Hah! ..  ¿Encima tiene para burlarse?

— Incluso mi... — Yibo dudo en decir que su trasero dolía. — No se acerque a mi, jamas!

— Yo pensé que venía por más.

— Pudrase. Eso es tan factible como que... — El apretó los dientes.  — Que Armani empiece a vender guaraches para rancheritos como usted...Osea no! Hellooo!

La Hacienda /// ZhanYi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora