⏳️
Zhan no sabía cómo lidiar con el pequeño. Honestamente sino se tratara del hijo del señor Wang que le había enseñado todo lo que sabía. No lo podría soportar.
— Bajate! Así no puedo trabajar. Tu papá me va a regañar.
El niño de cabello rubio y mejillas regordetas saltó de nuevo sobre el pelinegro burlándose de él. Se subió sobre uno do los atados de paja en los establos y se colgó del cuello de Xiao Zhan.
— Gege! Te atrapé! — El pequeño era normalmente quisquilloso y hasta un poco delicado. Aveces ciertas superficies le molestaban o hacían que su piel se pusiera roja como si tuviera una especie de alergia. Pero mientras perseguía a Zhan, nada de eso sucedia... O al menos no se quejaba.
Yifei en la cocina a varios metros del establo podía escuchar las carcajadas de Yibo y los reniegos de Zhan.
El rubio siempre había perseguido a Zhan mientras estaba en la hacienda y por eso días después cuando saldrian de viaje, el señor Wang había mandando al adolescente Zhan a buscarlo. Yibo se había escabullido en los establos. Ni siquiera sabía como había ido a parar ahí.
— Tienes que salir de ahí... Ya! Yibo tu papá te está esperando.
— Tu no quisiste jugar conmigo. Por eso quieres que me vaya.
— No podemos jugar a eso porque eres un niño y yo también soy un niño.
— Entonces, juguemos al papá y el papá.
— Ese juego no existe.
La mirada del rubio se oscureció. Zhan no soportaba que el pequeño Wang fuera tan caprichoso y mucho menos que el padre lo pusiera a lidiar con el.
— Vete! — Zhan se metió al establo por el lado derecho del caballo y Yibo intentó salir por el lado izquierdo corriendo antes de que lo pudieran atrapar, pero las piernas de Zhan desde entonces eran largas.
El niño empezó a gritar...
— Bien... Bien! No hagas una pataleta. Te prometo que jugaremos lo que quieras pero cuando regreses.
Al niño se le calentaron las mejillas y puso su manita en la mejilla de Zhan mirándolo fijamente.
— ¿Lo prometes?
— Lo prometo.
Zhan no rodó los ojos porque de otra manera el pequeño terrorista seguramente gritaría de nuevo y se escaparía.
— ¿Montaras el mismo caballo conmigo y daremos un paseo?
— Mn.
— No estás cruzando los dedos. — Yibo hizo un mohín. — Significa que estás mintiendo bajame. Ahora.
Ordenó el pequeño de forma tajante.
— Lo prometo. Lo prometo. — Contestó con molestia. — Solo pórtate bien con tu papá y ve a tu viaje. Haré lo que tu quieras.
Yibo movió su brazo empuñandolo hacia atras emocionado. — No me demorare. Mañana volveré.
Al liberar al niño hacia su padre, Zhan rodó los ojos y suspiró al haberse librado de su pequeño karma.
***