09: El paquete

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4 de mayo
Me desperté con el sonido del timbre, mi tía había abierto la puerta mientras que yo miraba la hora, eran las 18:12, me acababa de levantar, era viernes, hoy no había asistido a la universidad, ya que está mañana no me encontraba muy bien, había cogido un leve resfriado. Me levanté de la cama, puse Queen en Spotify a todo volumen y me metí en la ducha mientras que cantaba todas las canciones que sonaban, me puse un top marrón y un pantalón de campana negro, me cogí mis zapatos blancos con plataformas, aunque estaban un poco sucios, eran mis favoritos, me hice una trenza poco apretada, cogí dinero, mi móvil y salí de mi habitación.
-Hola tita, ¿Quién llamó al timbre antes?
-Es un paquete para ti, ¿Estás ya mejor?
-Si, las pastillas de está mañana me han sentado bastante bien, ¿Dónde está el paquete?
-En la entrada, ¿Iris dónde vas tan arreglada?- preguntó tomandose su café.
-Voy a comprarme ropa, tengo dinero ahorrado- dije poniendo el paquete sobre la mesa.
-Vale, pero ten cuidado.
-Si, siempre lo tengo- dije abriendo el paquete.
Era una carta de Jack y también había unas golosinas de fresa, ¿Cómo sabía que eran mis favoritas?
-Cariño, ¿Qué es?
-Una carta y chuches.
-¿Y quién te ha traído eso?
Pensé por un instante, claramente no podía decir que era un chico, mi tía se lo contaría a todo el barrio, mi tía es de esas que están todo el día por ahí con las amigas hablando de los cotilleos de la zona, se sabe desde las conquistas de la vecina de al lado, hasta de todos los trabajos que tiene el frutero.
-Una amiga.
-¿Y qué te escribio?
-Bueno tita, ¿Ya basta de tantas preguntas, no?
Subí a mi cuarto y me lancé sobre mi cama, y empecé a leer la carta.

Hola Iris,
Te invito a la fiesta de mi cumpleaños, es mañana, ni se te ocurra regalarme nada, te he comprado las chuches que te gustan para que vengas, porque digamos que no va a venir poca gente, sé que no te gusta socializar ni te gusta hacer nuevos amigos y eso...
Así que piensatelo por favor, me haría mucha ilusión de que estés allí.
Jack Johnson

-¿¡MAÑANA!?
Vale, me voy a comprar su regalo ¡ya!
-Hija ¿Dónde vas?
-Al centro comercial, cenaré fuera, no me esperes.
-COMO QUE CENARAS FUERA, ES DE NOCHE...
Cerré la puerta en su cara, sabía que podría estar castigada pero no quería escuchar como me regañaba.
Me dirigí al centro comercial, que estaba a varias manzanas de la casa de mi tía.
Había entrado a una tienda, de decoración, no sabía que comprarle exactamente.
Vi una bola de cristal que cambiaba de colores, me llamó la atención, sonaba una musiquilla que el canturreaba mucho, creo que era una melodía a piano, a él le gustaba mucho la música clásica, además, la bola tenían copitos de nieves, sería de navidad, por eso las luces de colores, la cogí y la compré, era una tontería, pero había una pequeña posibilidad que le gustara.
Me senté en un bar del centro comercial, para cenar, en eso una chica con el pelo negro y flequillo se me acercó.
-Hola, ya se que me odias por todo lo que te hice, fui una mala amiga, pero, ¿puedo hablar unos minutos contigo?
-Hola Julia, si, siéntate.
-Gracias.
-¿Qué quieres?
-Adrián, me ha puesto los cuernos, y quiero vengarme, ese tío no puede ir por ahí haciendo daño a la gente, pero yo no le puedo hacer daño, mis padres me han prohibido acercame a él, si lo hago me pondrán en un internado y no puedo arriesgarme, así que como a ti también te hizo daño, tal vez podrías vengarte de mi parte.

El Inicio De Un FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora