XIX

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Puedo decir que al final de la tarde todo termino muy bien, al arreglarnos entre todos empezamos a disfrutar como la gran familia que éramos, los malentendidos eran capaz de solucionarse con un beso, puesto que a pesar de todo, los tres eran buenos hombres que nunca les habían fallado a su mujer, así que por sus actitudes el perdón podía ser concebido.

Durante la tarde, Harold se encargó de Cloe al jugar con esta en el mar, asimismo, nuevas fotografías en familia nos tomamos, disfrutando a fin de cuentas que somos bastante unidos y eso era de admirar; lamentablemente, llego el anochecer por lo que luego de hacer una fogata en la playa con malvaviscos, al llegar a casa nos encontramos con una sorpresa en nuestros correos. Varios colegas se enteraron por las redes que estábamos en Florida, por lo que recibimos algunas llamadas para requerir un acompañamiento; se suponía que veníamos de vacaciones, no a trabajar.

—¿En verdad debemos ir amor? Nosotros no veníamos a esto, sino a disfrutar —rechina un poco mientras le entregaba la corbata a su esposa.

—Ya dimos nuestra palabra amor, además solo serán estos dos días, cariño —le coloqué la corbata mientras le daba un beso corto y acomodada su saco—. Recuerda que no les podemos dejar las cargas a los demás, toca sacrificarnos todos.

—Lo sé, fuéramos dicho que no de todas formas, Kevin y Jennie dijeron que solo sería un día, ¿nosotros por qué dos? Debimos decir también un día —suspira un poco mientras le toma de la mano a la joven para así salir de la casa rumbo al auto, el cual los llevaría al interior de la ciudad.

—Por qué es diferente, pero tranquilo, verás que quizás acabemos todo hoy —lo mire tras subir en el asiento de copiloto y mi marido en el del conductor. Miraba por la ventana del auto los grandes edificios que se encontraban en Florida, Harold me dejaría en la clínica del centro de la ciudad, mientras que él iría a la empresa de uno de sus amigos para hablar de negocios; estaríamos relativamente cerca, en cambio, las visitas de los demás estaban de extremo a extremo.

—Hermosísima Keyla, que bueno que ya estés aquí —sonríe extendiéndole la mano de forma agradable. Era el gerente del hospital.

—sonrío forzadamente para responder al saludo— Mike, qué sorpresa tan inesperada, no me digas que tú trabajas en este hospital.

—Soy el gerente del lugar Key, yo mismo pedí recibirte al enterarme de que vendrías a acompañarnos el día de hoy, en verdad, te agradezco que hayas aceptado ayudar a Dylan, todos nuestros cardiólogos están apenas recién graduados, y no nos atrevemos a que operen aún un caso de gravedad.

—Disculpen interrumpir, señor Mike, pero necesito a la doctora unos minutos.

—No te preocupes Yuna, adelante yo iré a ordenar que empiecen a arreglar todo, siéntete como en casa Keyla —este sonríe antes de guiñarle el ojo a su contraria y retirarse del pasillo.

—Bueno, me presento señorita Jones, mi nombre es Yuna Wood, y fue conmigo con la que hablo en la noche anterior, le doy una grata bienvenida.

—Un gusto para mí conocerla, señorita Wood. ¿Me puede poner en contexto sobre lo que está ocurriendo con el pequeño Dylan? Necesito ver su expediente antes de actuar.

—Claro que sí, todo está en la habitación del paciente, además que tenemos compañía de algunos practicantes de internado y dos de nuestros estudiantes recién graduados, todos expectantes al verla operar aunque sea por una cámara.

—¡Oh! Qué emoción, entonces, vamos a ver al paciente —sonreí para seguir a la joven, la cual me llevo a la habitación del pequeño Dylan Corniel, un niño que ha sufrido del corazón a sus cortos once años, por ello de urgencias teníamos que hacerle una operación de corazón abierto, era eso o que falleciera en cualquier momento, acto que no permitiría.

—Buen día, muchachos, les quiero presentar a la reconocida Keyla Jones, Key estos son nuestros practicantes, a excepción de Martín y Chloe, nuestros cardiólogos recién graduados y por sus conocimientos fueron aceptados en este hospital —sonríe Mike mientras la miraba.

—Es un honor conocer la señorita Jones, usted es muy importante en la medicina de estos tiempos —sonríe mientras le extiende la mano, la cual es recibida.

—Concuerdo con mi compañero, es un placer para nosotros ver operar a una persona como usted y lograr aprender un poco más —sonríe también al tomarla de la mano.

—Espero que así sea, es un placer para mí conocer a la nueva generación, también soy bastante joven aún para los conocimientos que poseo, pero me alegra que piensen sobre de la importancia de aprender en la práctica, eso es lo que me ha llevado hasta donde estoy ahora mismo.

—Pero, para ser joven, ha tenido el prestigio de operar a grandes ejemplares de la sociedad, salvando sus vidas, ¿cuál es la clave del éxito?

—Solo tengo una y es amar mi profesión, por ello es mejor que empecemos a trabajar con el pequeño Corniel, la vida de una persona es muy valiosa y para ganar aprecios y reconocimientos toca dar lo mejor de nosotros.

—Inspiradora como siempre Key, aquí tienes el expediente. —Mike extendió la carpeta la cual fue tomada por la joven.

—empecé a revisar el documento, sentía la cantidad de miradas por lo que era algo incómodo, pero no lo demostraba para nada, mi enfoque era ayudar a ese pequeño niño, y no me iría hasta hacerlo; aunque claro, la duda me invadió por un momento, ¿cómo le estará yendo a mi esposo? ¿Tendrá incomodidades como yo? No sabía qué pensar, a fin de cuentas al final del día nos veríamos y podríamos contar las novedades.

Destinos Cruzados [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora