.ೃ 𝗵𝗶𝘀𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮 𝗼𝗿𝗶𝗴𝗶𝗻𝗮𝗹 ༘
Yang Jeongin perseguía un ambicioso sueño y Kim Seungmin, una vida que estaba más allá de su alcance. Jeongin vivía entre las cenizas de una ruptura que destruyó su ilusión de tener una familia y una vida norm...
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─────┈ • ⋆ 同谋 ⋆ • ┈─────
Los labios de Seungmin y Jeongin ya no saben cómo separarse. Desde que Kim se sintió débil ante la quebrada y cristalina apariencia de Yang, no consiguió evitar que su cuerpo se aproximara al de este, agarrara con suma delicadeza y dulzura sus mejillas y provocara que las miradas de ambos se encontrasen y se miraran fijamente. Seungmin nunca ha sabido cómo resistirse a los ojitos del menor. Ese chico es, sin lugar a dudas, su debilidad.
Por otro lado, Jeongin, fuertemente, se ha aferrado a la camisa empapada de Seungmin. Sus manos se agarran tanto de él, que ya no podría dejarlo marchar. Lo necesitaba; lo necesita muy cerca de él para calmar su sed, su angustia, para que las cosas malas siempre pierdan calibre y queden en el pasado, para olvidarlas y hacer como si nunca en su vida hubiesen existido. Así, cuando Jeongin planeaba acercarse a Seungmin y unir finalmente sus bocas, fue este mismo quien colocó sus labios sobre los de él.
El deseo candente se apoderó de aquel monstruoso roce de bocas que, gracias al anhelo y a la desesperación de ambos, se convirtió en la fusión, lazo, de dos almas vagabundas.
Seungmin abrazó aún más a Jeongin. Lo arrimó a él mientras que sus lenguas se acarician y luchan por tener el control.
—Seungmin... —murmuró Jeongin, al separarse apenas unos centímetros para respirar—. Creo...
—Vayamos a otro lugar —dijo, y agarró la mano de Jeongin para guiarlo.
El corazón de Jeongin late, late con una fuerza extraordinaria. Sus mejillas arden y hasta podría jurar que están más rojas que un tomate. Sinceramente, ya se había resignado a la idea de que Seungmin no regresaría jamás a su lado, que de ahora en adelante seguirían sus caminos por separado; así que verlo llegar bajo la lluvia cual si se tratase de un drama romántico, lo hizo sumamente feliz pese a que sus signos exteriores no lo muestren.
—Hemos llegado —expresó Seungmin, y se detuvo al frente de una habitación de un motel. Por suerte, habían ido a parar en un lugar donde no les pedían identificación—. Entremos.
—Sí.
Jeongin de repente se siente cohibido. No sabe cómo mirar hacia el frente.
—Creo que lo mejor será que durmamos esta noche en este lugar —comentó Seungmin, comenzando a quitarse la ropa mojada—. Hoy no quiero regresar a casa e intuyo que tú tampoco quieres regresar a la tuya, ¿estoy en lo correcto?
—Sí...
Seungmin se dirige al baño, llevando únicamente puesta ropa interior. Jeongin no sabe qué hacer. Se está sintiendo extraño e incómodo. No es la primera vez que ve a Seungmin con tan poca ropa y, aun así, se siente cual si se hallase viendo algo diferente a lo acostumbrado. Quizás, el haber pasado una semana sin hablarse ni verse le había afectado muchísimo. Al cabo de unos minutos, Seungmin apareció vistiendo un traje ligero y suave, perfecto para dormir.
