.ೃ 𝗵𝗶𝘀𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮 𝗼𝗿𝗶𝗴𝗶𝗻𝗮𝗹 ༘
Yang Jeongin perseguía un ambicioso sueño y Kim Seungmin, una vida que estaba más allá de su alcance. Jeongin vivía entre las cenizas de una ruptura que destruyó su ilusión de tener una familia y una vida norm...
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─────┈ • ⋆ 同谋 ⋆ • ┈─────
Seungmin y Jeongin están comiendo helado. Permanecen sentados en un banco cualquiera. Ninguno dice nada; prefieren guardar silencio mientras comen, hasta que Seungmin habló:
—Gracias por lo que hiciste, Jeongin. La verdad es que yo siempre quise confrontar a mis padres adoptivos y decirles lo mucho que sufría por su indiferencia.
—No agradezcas. Para eso estamos los amigos —dijo Jeongin, sonriendo—. Pero, si tanto querías confrontarlos, ¿por qué no lo hiciste?
—No podría. En realidad, nunca me he dejado de sentir como un extraño en la casa de los Kim. Siempre he pensado que debo agradecerles todo el tiempo que me hayan dado un techo bajo el cual vivir, y enorgullecerlos para demostrarles que valió la pena adoptarme. —Suspiró—. Realmente, nuestra relación no está nada cerca de ser familiar.
—Pero las cosas cambiarán. Te lo aseguro. —Colocó una mano en los muslos de Seungmin—. Además, deberías cambiar tu forma de pensar. No eres tú el que debe enorgullecerlos; son ellos los que deben sentirse afortunados de tenerte.
—Suenas demasiado cursi para ser Jeongin.
—¿Entonces está mal ser cursi? Está bien, tomaré nota, hyung —bromeó Jeongin, ligeramente indignado.
Cuando el cielo empezó a ponerse oscuro, Seungmin y Jeongin se separaron. El menor iría para su casa rezando por que nada arruinara su día. Por su parte, Seungmin comenzó a mentalizarse para cuando llegase a su casa y tuviese que ver a la cara a sus padres. De solo pensarlo, se inquietaba y se ponía muy nervioso. Pero tenía que confrontarlos él mismo si de verdad quería que se convirtieran en una verdadera familia. Seungmin no veía la hora para llegar a su destino. Estaba preocupado, pero también ansioso. Y, ahora que se encuentra frente a la puerta de su casa, su corazón late apresuradamente y sus manos tiemblan sin cesar. Con instancia, se dedica a abrir la puerta mientras escucha el sonido de pasos al otro lado.
—Buenas noches, papá, mamá.
—Seungmin… —Minsoo está sentada en el sofá. En sus manos hay un pañuelo que, junto a sus enrojecidos ojos, demuestra que no ha parado de llorar.
—Seungmin, necesitamos hablar contigo. Adelante, siéntate —dijo el señor Kim, quien está de pie, al lado de su esposa. Seungmin hizo caso a sus palabras. Una vez que se sentó, sus ojos lo miraron con firmeza—. ¿Tienes algo que decirnos?
—En realidad… —Seungmin aprieta sus puños y se muerde los labios—. Sí, tengo muchas cosas que hablar con ustedes.
