Capítulo 27.

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Los dos tortolos llegaron al restaurante, un camarero los guió hasta su mesa, allí se quedaron, el lugar era precioso y el clima apto para una cita, una vez cómodos en sus lugares comenzaron a platicar, la charla era sencilla, cada uno estaba a gusto con el contrario, eran la viva imagen del otro, a los dos por igual le gustaba la tranquilidad y la seriedad, algo que hacía que el clima entre ellos sea el ideal.

Por otro lado Adrien estaba preocupado, sin Nathalie no había cena para el, nadie se molestó en prepararla y su padre no estaba dando vueltas como de costumbre, intranquilo fue hasta el atelier, extrañamente estaba vacío, sin ánimos fue hasta la cocina y tomo una manzana de la nevera, luego camino hasta su recamara para quedarse allí leyendo.

Regresando a la cita de Nathalie, era más que perfecta, Alain había pedido vino blanco, de una cosecha dulce que se acoplo perfecto al paladar de la mujer y de la cena que disfrutaban.

─Dime Nathalie, ¿por qué asistente de los Agreste?.

─Era la mejor opción en el momento que necesite trabajo.

─¿Y te gusta ser asistente?.

─Sinceramente si, no soy la típica asistente que va llevando comida, tengo poder, doy órdenes, el personal me teme─ una sonrisa se pinta en su rostro ─Me agrada

─Siempre digo que hay que hacer lo que a uno le gusta, estoy feliz por ti. . .yo por el contrario odio mi trabajo, aunque sea bueno haciéndolo.

─¿Que te hubiera gustado ser?.

─Doctor, pero mis padres tuvieron otros planes para mí.

─Aun estás a tiempo.

─No. . .eso es pasado, por el momento quiero concentrarme en otra cosa.

─¿En qué?.

─Cierta señorita que conocí─ las mejillas de Nathalie se tornan rosa ─Me gustas, espero no sea pronto

─Me tomas de sorpresa.

─No es mi intención incomodarte.

─No es eso, tú no tienes la culpa de nada, soy yo, mi vida amorosa es complicada Alain, no quisiera arrastrarte a eso.

─De todas las mujeres que alguna vez llegue a conocer, tú eres la más interesante, estoy dispuesto a hundirme si es por ti.

Ella sonríe, el silencio inunda la mesa, Nathalie se levanta y va hacia el tocador, se queda allí pensando, no sabía que hacer, después de poner su mente en blanco volvió a la mesa.

─Fui apresurado, lo sé.

─Para nada, estuviste bien─ ella toca su mano ─Me gustaría intentarlo contigo

─¿De verdad?.

─Si. . .lo de antes lo dije porque siempre tuve mala suerte en el amor, nadie se fija en mi, pero sería una tonta si dejara pasar esta oportunidad.

Alain sonrió, ambos se levantaron, pidieron el postre para llevar y se fueron, el la llevo a su departamento, ambos ahora estaban sentados en el sillón comiendo la rebanada de pastel que el había ordenado, sus gustos eran ideales, muy atinados.

Después de terminar el café y la porción de pastel, llegó el momento que ambos esperaban desde que salieron del restaurante, el se animó y la beso, ella lo tomo por la nuca, ambos estaban entrelazados y sin cortar la conexión de sus labios, la temperatura estaba comenzando a subir, con cuidado el bajo sus manos hasta su cadera, la sostuvo firme, todo sin dejar de besarla.

El aire les comenzó a faltar y eso provocó que se separen, con el oxígeno recompuesto regresaron a su actividad, ella le quitó el saco y el subió sus manos, las paso a su espalda y comenzó a jugar con su cremallera, estaba a punto de bajarla cuando el teléfono de ella sonó, los dos lo ignoraron hasta que Nathalie se percató que era el sonido personalizado para las llamadas de Adrien, al instante aparto a Alain.

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