La casa de los Sano.

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Á la mañana siguiente se despertó a primera hora, ordenó su pequeño cuarto donde dormía y bajo a limpiar la recepción. Subió a su cuarto nuevamente y fue al baño para darse una ducha, se vistió y lavo los dientes para después marcharse e ir rumbo a la casa donde ahora trabajaría.

Al llegar no tuvo necesidad de tocar la puerta ya que el señor ya la estaba esperando sentado en las escaleras.

- Eres muy puntual muchacha- dijo el señor y ella asintió. Entraron a la casa y el le ofreció algo para desayunar. Sayumi aceptó con vergüenza además de que también se le había olvidado desayunar por la prisa. Mientras desayunaban empezaron a hablar y reír.

-Mis nietos no están ahora, el más grande los llevo con un amigo y se quedaron a dormir en su casa,  regresan más al rato- dijo mientras le ponía mantequilla a su pan tostado.

- Ya veo, son muy latosos- pregunto.

- No, al contrario Emma es muy tranquila, Mikey con comida tiene para estar en paz y Shinichiro, bueno el se la pasa en su taller o en su cuarto -

- Ya veo- en ese instante la puerta fue abierta, sus nietos pararon de reír y dejaron las mochilas en el piso.

- Abuelo quien es ella- preguntaron los tres al ver a la chica sentada al lado de su abuelo. Él tomo a la chica de los hombros y la puso frente a sus nietos.

- Ella es Yumi, me ayudará con Emma y Mikey y también con la limpieza de la casa- la castaña sonrió con dulzura haciendo que el mayor sonriera  bobamente y los dos rubios corrieron a abrazarla. - Parece que les agradas-

- Eres muy bonita- dijo la pequeña Emma dándole una sonrisa.

- Muchas gracias, tu también eres muy linda- respondió.

- Mira hermano ella podría ser tu novia- dijo el rubio sonriendo y ambos se pusieron muy rojos.

- Mikey!- le regaño su abuelo al mismo tiempo que le daba un coco en la cabeza - Deja de ser tan imprudente -

- Lo siento abuelo- respondió sobandose la cabeza.

- Mucho gusto mi nombre es...- la chica lo interrumpió.

- Shinichiro Sano- el se emocionó y sonrió -ella es Emma y el es Mikey- su sonrisa se borró y asintió.

- Bien ya que se conocen iré a mi dojo- afirmó el adulto tomando su suéter y las llaves de la casa.

- Abuelo no crees que ya estás muy grande como para seguir llendo a tu dojo -

- Respetame Shinichiro aún soy muy fuerte y les doy clases a todos mis alumnos -

- Sano-san no cree que debería quedarse en casa- el abuelo sonrió y puso su mano en su cabello.

- Puedes decirme abuelo también, y no te preocupes por este viejo aún puedo dar clases- el abuelo salió de la casa y ella volteó a  ver a los niños.

- Bueno quieren de desayunar- pregunto con una sonrisa.

- Si!- respondieron alegres los dos pequeños. Shinichiro sólo asintió y fue también a la cocina.

- Que haces- pregunto la chica al verlo buscar una sartén.

- Pues te voy a ayudar no es obvio- respondió.

- Yo puedo sola, mejor ve a sentarte- pidió pero el la ignoro y bajo la canasta con los huevos.

Ambos se pusieron a preparar el desayuno. Shinichiro estaba tratando de encender la estufa pero no pudo, por lo que Sayumi tuvo que ayudarle.

- Que te parece si mejor pones agua para té, no  es muy complicado- dijo mientras veía que el huevo no se quemara o pegara a la sartén.

- Claro yo iré a poner el agua- tomo la tetera y la lleno a la mitad, la puso a calentar y poco rato después se sentaron a desayunar.

Terminando el desayuno, Sayumi empezó a limpiar la casa, primero limpio la planta baja, empezando por la cocina y el comedor.

Después limpio la sala y terminando subió a los cuartos.

- Voy a entrar- dijo tocando la puerta, entró al cuarto de Emma y busco ropa sucia para meterla en un cesto, tendió su cama y barrio el cuarto. Salió y fue al cuarto de Mikey; en este se tardó un poco más ya que toda su ropa estaba regada y su cama no tenía sábanas limpias. Saco la ropa sucia y la puso en el cesto donde estaba la de Emma.

Luego fue al cuarto de Shinichiro, sólo sacó la ropa sucia ya que el chico ya había limpiado su cuarto y el último fue el del abuelo, a este último sólo tuvo que darle una barrida y trapearlo, pues la ropa ya estaba en un cesto y era muy poca. Lavo el baño de la segunda planta y también trapeo el pasillo.

Fue al cuarto de lavado y separó las prendas por color, primero empezó con la ropa blanca, la echo a la lavadora y en lo que se lavaba se puso a hacer la comida. Cuando terminó de lavar la ropa fue a tenderla mientras veía como jugaba Emma y Mikey.

Sonrió con nostalgia recordando a sus dos hermanitos jugar con los juguetes que les daban los vecinos y el dueño de la casa donde vivan.

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