数; 𝟎𝟑

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Lamentablemente los momentos felices no duraban tanto, esta semana había estado pesada en el hotel y faltaba todavía otros siete días para que Jungkook regresara. Salió del hotel y fue directo a casa.
Lo primero que hizo fue darse un baño y después se recostó en su cama; el pensamiento de querer llamar a Jeon se hizo presente en su cabeza, pero se dijo que si sus padres se enteraban, iban a castigarlo.

Así que decidió no hacerlo. Estuvo recostado en su cama por un largo tiempo hasta que él hambre se hizo presente. Se levantó y fue a la cocina para preparase un sándwich, no tenía muchas ganas de cocinar, solo quería dormir hasta el día siguiente.

Al terminar de cenar estuvo apunto de volver a su habitación cuando alguien llamó a su puerta. Frunció el ceño... No esperaba a nadie; camino hacia el pasillo y abrió, encontró a un hombre con traje, se veía muy formal.

—¿Park Jimin? —mencionó mirándolo raro.

—¿Quien lo busca? —cerró un poco la puerta algo nervioso.

—Vengo de parte de los señores Jeon —incluso su manera de hablar era muy formal—. Me han dicho que venga por usted. Tienen algo muy importante de que hablar.

—No quiero ser grosero, pero no entraré a ningún carro con usted —quiso cerrar la puerta, pero el hombre lo detuvo.

—Sabían que diría eso —sacó el teléfono de su bolsillo—. Por favor marque.

Resoplo y tomó el dichoso teléfono; cuando llamó, efectivamente el señor Jeon contestó pidiéndole que subiera al auto para poder hablar.
No sabía que era lo que estaban tramando, pero sin más se vistió con algo simple y se fue con aquel hombre de negro.

Fueron directo al bufete de sus suegros; siempre que llegaba ahí, se sentía fuera de lugar ya que los lujos que tenían era demasiado. Por ser huérfano siempre había sido tratado como si necesitara caridad, eso nunca fue así. Él era un hombre fuerte y le demostraría a todos que podía salir adelante.

Entraron al ascensor y el guardaespaldas presionó uno de los tantos botones que había, de por si el viaje fue incómodo. Ahora imaginarse en una habitación con sus suegros sin Jungkook ya empezaba a cobrarle factura.
Llegaron y lo guió hasta una puerta enorme de madera; la abrió y le indicó que entrara.

Sus manos estaban sudando frío y su pecho golpeaba fuerte.  Cuando entro vio a los padres de su novio muy concentrados en sus papeles, se aclaró la garganta, para llamar su atención.

—¡Ah Jimin! —el señor Jeon se levantó—. Qué bueno que al fin llegaste.

Rodeó la mesa y acercó a él, la señora también se levantó para acercarse junto a su esposo.

—Es un gusto volver a verlos —¿Lo era? Sonrió.

—Lo mismo decimos —le señalo el sofá que estaba ahí—. Por favor, siéntate. Debemos hablar de algo muy importante.

—No sé que podría ser —se sintió pequeño con ambos adultos mirándolo.

—Es acerca de Jungkook —por primera vez desde que llegó, la señora habló.

Asintió sin decir más.

—¿Él está bien? —se preocupó por un momento. Pensando en los peores escenarios.

—Claro —su suegro rio—. No temas, esta bien.

Suspiró aliviado.

—Sabes Jimin —aquel hombre tomó la palabra de nuevo—. Siempre he admirado la gente que trabaja para ganarse lo que quiere; tu por ejemplo. Eres una de esas personas y debo decir que eso cambió mi perspectiva de ti.

歴史; ゴーンWhere stories live. Discover now