Las cosas en el hotel se habían puesto de cabeza, todos los botones y mucamas estaban de arriba a abajo preparando todo para el poderoso y misterioso millonario. Todo el personal, incluyéndose estaba rebotando de alegría; con el gran aumento que les daría podría ir de vacaciones con Moka.
No es como si nunca lo hubiera hecho antes; pero habían sido en ocasiones especiales. El gerente les asignó el piso del empresario, debían tenerlo listo. Ya que llegaría a primera hora; debían dejarlo preparado antes de que llegara.
Jamás había sudado tanto en el trabajo; aunque los chistes de la pelirroja lo hacían más ameno.
—Solo nos falta arreglar la habitación y todo estará listo —brincoteo de un lado a otra lo chica.
Como era de esperarse; le asignaron una de las mejores suites en el hotel. Consistía en un cuarto bastante grande, con una habitación y una sala. Con cocina y comedor de concepto abierto. Debía ser un pez gordo; si le habían asignado esta habitación.
Una vez terminaron; se abrazaron y fueron a disfrutar la vista desde el pequeño balcón.
—Esto es emocionante —río Jimin.
—Lo sé —contestó observando las nubes—. Esperemos que no sea un tarado millonario prepotente.
Regresaron a la habitación y empezaron a recoger las sábanas sucias y los insumos de limpieza. Estaban acabando los toques finales cuando alguien llamó a la puerta presuroso. Lisa miro a Jimin frunciendo el ceño.
—¡Chicos! —era el gerente Paul—. ¡Tiene que terminar ya!
—Qué sucede —la más alta fue la primera en hablar.
—¡Ya viene! —comenzó a empujarlos.
—¡Qué! —gritaron ambos chicos al uniso.
Comenzaron a correr para levantar todo.
—¡Se supone que llegaría mañana! —Lisa gritó limpiando las ventanas.
—¡Al parecer nuestro invitado es muy impaciente! —los ayudó a recoger las escobas y los limpiadores.
—¡Dejamos nuestro carrito en el piso de abajo! —esta vez el rubio habló viendo cómo Paul buscaba desesperadamente meter las cosas en algún lugar.
—¡Ya salgan! ¡Salgan! —entró en pánico al recibir un mensaje de que ya se encontraba en el lobby.
—¡Jimin las mantas! —Lisa le aventó las sábanas sucias.
Estuvieron apunto de salir por la puerta principal cuando escucharon el sonido del elevador.
—¡Que no los vea! —parecía que a Paul le salieron canas verdes—. ¡Tomen las escaleras de emergencia!
Paul salió corriendo para esperarlo directo en del ascensor. Y ellos fueron directo a esconderse a un pequeño cuarto al final del pasillo donde estaba la suite, donde guardaban cosas de emergencia como extintores y kits de primeros auxilios.
Escucharon las voces de los huéspedes y no se movieron para no hacer ningún ruido. Unos minutos después; Jimin se asomó para ver que estaba pasando y vio a Paul hacer una reverencia e indicarles a los visitantes que pasarán.
Después de eso; con una gran desesperación, les hizo señas a los chicos por la espalda para que salieran corriendo. Tomando todas las cosas e haciendo un esfuerzo descomunal para que no se les cayeran de las manos, salieron corriendo por el pasillo a hurtadillas.
—Por la escalera —susurró Paul.
Para después sonreír de nuevo de manera muy falsa y caminar hacia el ascensor fingiendo que ellos no estaban ahí. Corrieron por el pasillo; habían recorrido esos pasillos toda su vida, pero parecía que esta ocasión era gigantemente largo.
Soltaron unas cuantas carcajadas mientas doblaban la esquina del camino que llevaba a las dichosas escaleras.
Como si de un halcón se tratase; aquel empresario giró su vista con una corriente eléctrica sobre su cuerpo.
—Señor Jeon —Yeji su asistente salió del cuarto—. ¿Está todo bien?
Vio la espalda de un chico y una chica de limpieza desaparece por la esquina del corredor.
—Si —dijo con el ceño fruncido y esa extraña sensación en su corazón—. Me pareció haber escuchado algo.
Comentó viendo directamente hacia el corredor.
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Ya en casa; se preparo algo rico para cenar. La aventura de hoy le había dado una extraña sensación de adrenalina; había sido divertido correr por los pasillos y pasar por un momento chistoso. Su perrito estaba junto a él cenando sus croquetas y mirando la televisión.
—Sabes Moka —soltó un suspiro emocionado—. Esta vez creo que podremos conseguirte esa linda cama que vi en internet.
El canino ladro en señal de estarlo escuchando.
—Aunque también me gustaría salir de vacaciones, pero creo que debo regalarte algo —soltó una risa cuando su mascota se subió a el para morderlo juguetonamente.
Se levantó de su sillón cuando su delgada pijama de seda no era suficiente para cubrir el frio que comenzaba en esta temporada.
Camino hacia su armario y entro para buscar un suéter, tomo uno delgado que no le estorbaba para hacer sus cosas pero la tela era muy cálida. Lo que no estaba en sus planes es que el gancho se atorara con su demás ropa. Jaloneo unas cuantas prendas causando que varias cosas del estante superior de su closet cayeran al suelo.
—Rayos —exclamó viendo unas cajas de zapatos.
Su vista llego a una pequeña caja de madera que tenia un candado, su corazón tembló. Moka llegó corriendo hacia él por el ruido y miro lo que su dueño observaba, poso una patita en la caja y luego ladró.
Sintió ese recuerdo acido, ya no dolía. Pero había dejado un hoyo en su alma; Moka volvió a ladrar.
—No molestes con eso otra vez —levanto la caja y la volvió a poner hasta arriba y al fondo de la repisa.
Se dijo a si mismo que si mantenía los recuerdos tristes muy lejos y olvidados hasta el fondo de su casa donde no pudiera verlo, quizás, solo así podría olvidarlo.