—Fuiste una traidora —Park estaba sirviéndole algo de café a Lisa.
La chica estaba en su mesa abrazando a Moka, era su día de descanso y ambos se reunían para comer juntos.
—Lo siento —gritó apenada—. Pensé que me iba a regañar por el error que cometí en la 226... Pero fue incluso peor lo que te toco a ti ¿Te imaginas que hubiera pasado si me hubiera escogido a mi?
Hizo la seña de una pistola con su mano y después se dejó caer en la mesa, Jimin río ante eso.
—Espero volver a tener que ir —se sacudió como si algo hubiera trepado por su cuerpo—. Si la chica fue muy intimidante, no me quiero ni imaginar al señor J.
—¿Tu crees que acceda a la fiesta? —tomó de su taza.
—No lo sé —hizo una mueca mientras picaba una zanahoria—. Como lo pinto su asistente, parece ser un señor muy rígido... No creo que le guste la idea.
—Bueno —se encogió de hombros—. Será menos trabajo.
Siguieron cocinando algo de Gimbap, siempre le gustaba la compañía de Lisa, se había dado cuenta que era la única amiga que había tenido en todos su vida, su forma alocada de ser le daba muchos ánimos. Comieron viendo unas cuantas películas, realmente no hacían gran cosa entre semana, eran los viernes y de vez en cuando los sábados que salían a los clubes de la ciudad.
—Por cierto... Mañana es tu cumpleaños —mencionó Lisa mientras se pintaba las uñas.
Él la miro.
—Me alegra cumplir 30 y no aparentarlo —acarició su cabello con altanería.
—¿Te gustaría ir a algún lugar? —lo miro—. La última vez fuimos a un club y fue muy divertido.
—Si claro —contestó ofendido—. Hasta que te fuiste a bailar con media población del pub.
—Lo siento —soltó una carcajada—. No es mi culpa que rechazaras a todos los que se te acercaban.
Jimin rodó los ojos.
—No lo sé —miro hacia su perrito que estaba masticando su juguete—. Al día siguiente tenemos trabajo, no me gustaría ir al hotel con resaca.
—Tienes razón —movió sus manos para secar el esmalte—. Pero debemos celebrarlo con unos buenos tragos.
Ambos rieron.
—Eso sin duda —accedió el rubio.
Después de un rato, la pelirroja volvió a hablar.
—Por cierto... ¿Te acuerdas de mi primo Hoshi? —sonrió temerosa.
El alzó una ceja en desconfianza, sabía lo que venía.
—Me pidió que te preguntara si querías salir con él —no miro a Jimin, se distrajo con Moka—. Si no quieres hacerlo esta bien, solo le dije que haría el intento.
El más bajo pareció pensarlo por un rato, Hoshi era muy atractivo, pero con el trabajo nunca había pensado en salir con alguien. Quizás ya era hora.
—Esta bien —se recostó en el sofá—. No me vendría mal dejar de salir contigo perdedora.
—¡Hey! —le aventó un cojín—. Le avisaré para que se pongan de acuerdo, créeme mi primo es tonto, no como los idiotas, pero es un tonto gracioso.
Jimin sonrió mientras asentía.
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Eran las 4 de la mañana... Como era de esperarse, este día no podía dormir, salió al balcón poniéndose su abrigo, observando la noche siendo iluminada por las luces de la ciudad. Se acarició el rostro pensando, no debía dejarse abrumar por sus sentimientos.
Sacó un cigarro de su bolsa y lo prendió; inconscientemente llevó la mano derecha a su pecho, acariciando su viejo collar. Regreso a su habitación cuando terminó de fumar, se recostó y observó la luna a lo lejos. Trataría de conciliar el sueño por lo menos un rato y afortunadamente así lo hizo.
Durmió hasta las 10 de las mañanas, ya que Yeji lo despertó. No le gustaba dormir hasta tarde, es por eso que le ordenaba levantarlo no más de las 11.
Se vistió con algo de ropa deportiva; aprovecharía a hacer algo de ejercicio, eso le mantenía la mente ocupada. Fue directo al gimnasio, ignorando a todos a su alrededor, estuvo haciendo ejercicio por una hora, así que cuando se sintió abrumado por el sudor decidió volver a su habitación.
Vio a su asistente acomodar unos papeles.
—¿Hay alguna novedad? —se acercó a ella.
—Todo está bien hasta ahora señor —sonrió—. ¿Necesita algo más?
—Pide el desayuno a la habitación por favor —fue de camino a su habitación—. Y después me gustaría salir a explorar la cuidad.
—De acuerdo señor —asintió.
Camino al baño para darse una ducha rápida; cuando salió se vistió con algo sencillo; una camisa de vestir azul y un pantalón beige. Esta vez dejó su cabello suelto, pero lo acomodó para atrás. Fue a sentarse junto a castaña y comenzaron a comer.
—Confirma la fiesta con el gerente después de que volvamos —bebió algo de jugo.
—Como usted diga señor —lo anoto en su agenda.
—¿Quiere usar algo especial para el evento? —lo miro a los ojos.
—Nada muy impresionante —le restó importancia—. Tu ya sabes qué tipo de trajes me gustan.
La chica asintió.
—Y cómprate algo bonito —agregó.
Yeji soltó una carcajada.
—Gracias señor —sonrió.
Aunque no lo parecía debido a su estricta relación en el trabajo, Jeon veía a Yeji como su hermana. Llevaba bastante tiempo siendo su asistente, había sido tan eficiente que no pensó en cambiarla nunca, realmente había tenido suerte e incluso también le había dicho que lo veía como su hermano, gracias a la amabilidad que tenía con ella. Era extraño como a veces gente desconocida te apoyaba de una manera considerable. Incluso más que la propia familia.