数; 𝟎𝟗

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Definitivamente parecía vísperas de Año Nuevo, todo el hotel estaba patas arriba, el personal estaba corriendo para preparar cada detalle. Eso solo se veía en diciembre.
Desde muy temprano habían estado decorando el salón, con unas cuantas mesas para que la gente se sentara y disfrutara de la comida junto con la pista de baile por si alguien se animaba a dar unos pasos.

Después de acabar con todo lo relacionado a la fiesta, continuaron con sus demás tareas. Limpiando las habitaciones y evitando que algo estuviera fuera de lugar o sino Paul explotaría de los nervios. Estaban en la sala de empleados ya que era la hora de su almuerzo; no habían podido descansar desde la mañana.

Mis pies me están matando —Lisa llevo un trozo de pollo a su boca—. Y eso que no ha empezado lo más pesado.

Todo estará bien —Jimin la miro dándole palmadas el la espalda como señal de apoyo—. Piensa en el jugoso cheque.

Ambos rieron.

Recuérdame robar una botella del minibar del señor J... Gracias a él estamos sufriendo —siguió comiendo.

Yo lo distraigo y tu te la llevas —se carcajeo con la pelirroja.

—¿Qué están diciendo? —Paul llegó hasta ellos.

—Estamos comentando acerca del maravilloso jefe que eres —Lisa lo miro con burla.

—Ajá —también se sentó para comer—. Espero que hayan traído su traje de gala.

—Tranquilo jefe —Park habló esta vez bebiendo algo de café—. Están guardados en nuestros casilleros. Nos vestiremos más tarde.

—Bien —continuaron con sus comidas.

Y después de eso volvieron a sus tareas hasta tarde.
Park había terminado de limpiar un piso completo; ya se dirigía hacia los casilleros para poder cambiarse cuando al tratar de salir del ascensor, un compañero suyo lo acorraló.

—¡Jimin! —llegó con un montón de sábanas y almohadas—. Paul me dijo que llevarás esto a la bodega, son nuevas.

—¡Pero! —ni siquiera lo dejó terminar cuando comenzó a apilar todas las cosas sobre sus brazos.

Su compañero presionó el botón, que conducía a la bodega. De por si era bajito, ahora con todo eso encima de él —tratando de no tirara nada obviamente— se veía mucho más pequeño. La pila de almohadas lo cubrían por completo; negó sin más remedio.
Las puertas del elevador se cerraron otra vez y ya iba de vuelta hacia arriba.

Su martirio comenzó de nuevo cuando el ascensor fue detenido en el piso donde se encontraban los jardines. Subieron dos huéspedes.
Casi se le resbalaban las cosas, pero fue más rápido en sostenerlas.

Todo está un caos por aquí —escuchó la voz de un hombre.

Frunció el ceño.

Me parece que es por la fiesta señor —la chica se echó para atrás, sonriendo.

¡Era la asistente del señor J! Así que el hombre era el gran susodicho.

«¡Es mi oportunidad!»
Pensó mientras sostenía todo con fuerza, al fin vería el rostro del millonario, todo el mundo hablaba de él y decían comentarios alagando su hermosa cara. Paseo su vista cuando se movió un poco hacia un costado para poder encontrar un mejor ángulo; ahí noto que en su mano derecha tenia tatuajes, eso hizo que su curiosidad creciera más.

No dijeron nada más y Jimin aprovecho para, poco a poco, tratar de verlo. Asomó sus ojos por encima de la todas las cosas que tenía, pero no era suficiente. Era demasiado pesado, así que esta vez se coloco de puntitas bajando muy despacio las almohadas, intento nuevamente, con el esfuerzo de no ser descubierto mientas fisgoneaba. Eso podría enojar al obstinado visitante.

Solo un poco más, faltaba unos cuantos centímetros, pero la campanilla del ascensor lo asustó, ambos pasajeros salieron y debido a el pequeño salto que dio, todas las sabanas se le cayeron. Al cerrarse las puertas, solo pudo observar la espalda del señor.

—Bueno... A la próxima será —rio de su propio fallo y empezó a levantar todo.

Estaba en el baño arreglándose el cabello, se lo había peinado para atrás y también se coloco algo de maquillaje

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Estaba en el baño arreglándose el cabello, se lo había peinado para atrás y también se coloco algo de maquillaje. Ahora lo único que faltaba era arreglar el estúpido moño de su traje de gala. El dichoso atuendo consistía en un pantalón de seda negro —que le hacia justicia a su cintura, debía admitir— y una camisa de manga larga hecha de tul negro de igual manera. No es que no le gustara; pero el cuello era algo apretado ya que habían dos listones pegados a la camisa que debían formar un moño.

—Déjame ayudarte —la pelirroja entro al baño ya lista con el mismo uniforme.

—Nunca fui bueno para este tipo de cosas —se quedo quieto mientras la chica lo arreglaba.

—Te ves muy bien —dijo cuando termino.

—Gracias... Tu también te ves linda —le acaricio el cabello.

Salieron del baño y se dirigieron hacia la sala donde se llevaría acabo el evento, entraron al salón que estaba ya con luces y música para empezar con el ambiente; fueron directo hacia donde estaba el catering para comenzar a repartir los bocadillos a la gente.

—¿Antifaces? —hablo Lisa mientras miraba a la gente entrar.

El peliazul guio su vista hacia donde estaba la de la pelirroja, efectivamente, los invitados estaban usando antifaces negros con plumas a un lado.

Ya ves lo excéntrico que puede llegar a ser Paul —soltó una risa para recoger una charola de bocadillos.

Poco a poco el salón se empezó a llenar de gente; algunos bailaban, otros solo se dedicaban a socializar y a beber, no era la fiesta del año, pero tampoco era un fracaso total.

—¿Ves a la chica de allá? —Park señalo discretamente a Yeji—. Ella es la asistente de J.

No veo a nuestro anfitrión por ningún lado —susurro mientras caminaban—. ¿Tu crees que no haya venido?

—No me sorprendería —guardo silencio cuando alguien se le acerco para tomar una copa de la charola—. Los escuche hablar en el ascensor, no parecía muy emocionado por la reunión.

Vio a su amiga encogerse de hombros, se separaron un rato para atender a los invitados. Después de todo no estaba tan pesado como se lo imaginaba, lo único que le dolían eran los pies, era lógico considerando que había estado caminando todo el día.

Pasaron las horas, hasta que Paul subió al escenario llamando la atención de todos.

—Espero que todos la estén pasando de maravilla —sonrió—. Tenemos un show muy especial que presentarles, para que así se animen un poco más.

En la pista de baile aparecieron dos bailarines, suponía que fue idea de su gerente alocado.

A lo lejos vio a Lisa hacerle señas, se acerco a ella aguantando la risa.

—Vamos por algo de aire ya que todos están entretenidos en el show —señalo con el pulgar a los jóvenes que estaban en la pista de baile.

Asintió mientras sonreía, caminaron hacia las puertas que estaban del lado derecho del salón que conectaban con una linda área abierta con dos fuentes; el aire frio golpeo sus caras, refrescándolos.

Solo unas cuantas horas más, se decía Jimin, solo unas cuantas más para luego ir a dormir por un siglo.

歴史; ゴーンWhere stories live. Discover now