数; 𝟏𝟎

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Jeon vio a todas la personas disfrutar de la velada, estaba bien con ello. Aunque los eventos sociales no eran lo suyo, se había concentrado tanto en sus negocios que siempre olvidaba la parte donde tenia que hablar con la gente, es por eso que había contratado a su eficaz asistente, se recordo a sí mismo.

No había pasado ni una hora cuando ya quiso volver a su habitación y dormir por un largo rato sin que lo molestaran, pensó en escabullirse ya que nadie lo miraba directamente a la cara gracias al antifaz,  pero no quería arruinarle la noche a Yeji. Sabía que en el primer momento que lo perdiera de vista, iría a buscarlo, y no quería eso; ya que al ver el rostro de la chica, uno sabría que la estaba pasando de maravilla.

Se dio la libertad de beber varios tragos hoy, nunca bebía demasiado, pero eso lo ayudaría a distraerse y así el tiempo pasaría más rápido, o por lo menos su cabeza algo aturdida así lo sentiría.
Vio el show comenzar y su interior recordó algo que no había pasado por su mente en un largo tiempo.

Vio a los jóvenes del espectáculo... A sus pensamientos llegaron la imagen de su cuerpo al bailar, como se movía de forma tan delicada y cada paso que daba era fuerte y hermoso.
También llegó la imagen de su sedoso cabello, que se movía a la par que él y sin olvidar su bello rostro, que parecía seducirte tan solo con los ojos.

Sacudió su cabeza; tratando de concentrarse. Abrumado por la situación, decidió que debía ir por algo de aire fresco.

Yeji —le tocó el hombro—. Ahora vuelvo.

La castaña dejó de aplaudir.

¿Necesita algo? —se acercó a su oído ya que la música estaba muy fuerte.

No. No te preocupes —dijo para luego darse la vuelta.

Camino lejos de todos mientras lo ignoraban debido al lindo entretenimiento. Salió del salón y la brisa fresca de la cuidad le acarició la cara, sintió que por fin podía respirar.
Vio a algunos invitados de la fiesta tomarse fotos con las fuentes y demás, él fue directo hacia una parte más alejada; que daba una vista espectacular de la cuidad.

A lo lejos vio a dos chicos, pero estaban hasta la otra esquina del jardín, así que no les tomaría importancia.
Sacó una cajetilla de su saco, y luego puso un cigarro en su boca, lo prendió y le dio una larga calada. Observó la cuidad sintiéndose un poco más relajado.

Sacó su teléfono y decidió tomar unas cuantas fotos desde ahí. Escucho como los chicos hablaban alegremente, no podía entenderles en su totalidad.

¿Viste a la chica de la habitación 678? —le sorprendió haber reconocido su idioma—. Me sonrió cuando le di una copa.

Soltó el humo de su boca sin hacerle mucho caso.

Venimos a trabajar no a coquetear —vio al joven darle un golpe juguetón.

«Quizás no sabe coreano»
Pensó mientras su mente asumía que el chico se quejaba.

No dirías lo mismo si fuera el señor J —esta vez una ceja se crispó; nunca le había agradado los chismosos, pero debía admitir que esta vez fue diferente—. Dicen que es muy sensual.

Se giró un poco más hacia el lado contrario de ellos, para que no vieran que el mismo hombre del que estaban hablando estaba ahí, escuchándolos.

Ni siquiera lo conozco Lalisa —así que si hablaba coreano; y había algo más, su tono de voz le parecía familiar—. No puedo coquetear con alguien que no conozco y menos si es un huésped.

Esta vez no le importo más; y trato de ver al chico de reojo.

Eso es una excusa tonta, un día llegara un huésped que te haga babear —río la pelirroja mientras ambos caminaban lentamente de vuelta al salón—. Y ese día Park Jimin, lo disfrutaré con ganas.

歴史; ゴーンWhere stories live. Discover now