Girando la perilla de la puerta entró nuevamente a la habitación encontrándose allí dentro con su nueva compañera, apretando los botones de su laptop con una velocidad casi invisible, se imaginaba las tocadas que se daba de vez en cuando con esos dedos, ladeando la cabeza volvió a lo que pensaba y llamó la atención de aquella a la cual había conocido solo hace unas horas.
—Silvia, me hace falta un favor de tu parte.—le reclamó.
—¿Crees que nuestra amistad esta tan estrictamente avanzada cómo para pedirme un favor así derrepente?Creo que sería mejor que nos diéramos datos personales de nosotros y nos conozcamos más para tener más confianza de poder mantener una amistad.—dijo todo eso sin quitar los ojos de la pantalla.
Mirándola con algo de vergüenza ajena se subió en la cama y le cerró la laptop de manera atrevida en una postura donde sus ojos quedaron conectados como cobres dentro del cable.
—Voy a participar en "La represión de la escalera".—Le soltó de sopetón.
—¿"Represión de la escalera"?Suena como el evento histórico ocurrido en la época neocolonial de la historia de Cuba, donde todo esclavo que se revelara er-
Melani le puso un dedo en la boca evitando que soltara otra palabra.
—Le puse así por capricho personal y a lo mucho que se asemeja con ese hecho la actividad más perturbadora llevada a cabo aquí.
—Mmmmm....
—Oh, perdón.—sonrió Melani quitándole el dedo de su boca.
—Ah... Serás la primera mujer en participar, aparte de que tienes un 20% de probabilidades de sobrevivir.—dijo sin dejar de mirarla.
—Se nota que no me conoces.—salió de encima de su cama:—Un cuchillo, un cuchillo.
—En la cómoda donde esta el televisor hay algunos, existen diferentes tipos, de picar pan,carne-
—Si si si, también lo sé ,no soy una analfabeta.—se acercó al lugar indicado por Silvia y agarró el más afilado que encontró.—Voy al baño, no entres.
—No tengo necesidad de ver a otra mujer desnuda, para eso me veo a mi misma.—Con cierto despreció volvió a abrir la laptop:—Además al baño se entra a diferentes cosas no es necesariamente a quitarte la ropa.
Desplanzando la puerta hasta cerrarla, volteó su mirar al espejo y con el cuchillo también reflejado en el, agarró un trozo de su pelo empezando a picarlo de manera desordenada, pasaron varios minutos así hasta que termino como niña callejera cuyo cabello nunca había sido cuidado como se lo merecía, pues aquel hermoso rizo que la caracterizaba había sido reemplazado por un picotillo de poco bello restante en su cuero cabelludo.Sin percatarse un reflejo repentino se presenta enfrente de ella, haciendo un breve parpadeo este desapareció dejándola con el mal sabor de boca que un evento así desataria en cualquiera.
—Mierda...
Presentándose nuevamente en la recámara miró a Silvia.
—¿Có... Cómo me veo?—avergonzada preguntó.
Ahora con unos lentes puestos la observó, analizó, se bajó los lentes, se los volvió a subir.
—Te ves horrible.
Cayendo de rodillas al suelo empezó a llorar como niña chiquita.
—¿Porque te hiciste eso?
—Pensé que si me lo cortaba iba a tener más disponibilidad de visión allí arriba y no me molestaría el pelo para fajarme.—dijo secándose las lágrimas.
—Sabes que el cabello corto es peor,al ser menos extenso provoca más calor en tu cabeza, no puedes recogertelo a gusto y los pequeños pelos vuelan hasta tus ojos.
—¿¡Porque mierda no me lo dijiste antes!?
—No soy adivina para saber lo que vas a hacer.—desinteresada volvió a lo suyo.
—Grrrrr...
Estresada dio un suspiro con el objetivo de calmarse después de todo aquel dolor que sufrió picándose el pelo.
No sabía exactamente el intervalo de tiempo restante para lanzarse a lo que ella misma se provocó al hablar con May, por tanto debía poner en práctica todo lo aprendido en sus clases de Kun-Fu en las cuales a esta altura ya sería cinta negra, desgraciadamente la llegada a ese sitio le impidió continuar con la vida normal a la que estaba acostumbrada, pero no, no fue así.
—¿Podrías bajar el aire acondicionado?—preguntó.
—Claro.
Un chasquido de sus dedos provocó que la ventilación en la recámara bajara su frialdad.
—¿¡Qué mierda!?
—Todos aquí tenemos poderes.—Regresó a su interés.
—No tengo tiempo para esto.
Y así empezaría una extensa jornada de pura ejercitación, ya sea en la habitación donde sin ningún tipo de complejo empezaría a realizar flexiones, abdominales, cuclillas, buutpes y algunas veces acompañada de Silvia saldría de la habitación para correr unos cuantos Kilómetros de ese mundo infinito.
Tropezando en uno de esos viajes caería al suelo como es costumbre y se giró boca arriba encontradose con la vista de su acompañante.
—Ah... Ah... Extrañaba esto.
—Deberías comer e hidratarte,literalmente estás haciendo el período de ejercitación de un fisiculturista y solo eres una niña de 14 años.—informó Silvia mientras se agachaba y colocó sobre sus piernas la cabeza de la chica que estaba tendida en el suelo.—Por ahora duerme un poco, te vendrá bien..
Sorprendida por ese nivel de amabilidad de parte de Silvia dio un último vistazo a su alrededor logrando percibir el ring de muertes constantes que había visto hace pocos días, la gran escalera era visible desde allí y no tardó en apuntarle para que Silvia también la viera.
—Mira... Allí es donde estaré mañana.—planteó con voz de agitación.—Quiero que me prometas algo.
—¿Qué cosa?—Extrañada de eso, observó la cara de Silvia desde su perspectiva isométrica .
—Aunque estés muriéndote, que no te importe el dolor, sigue luchando, no quiero perder a otro más...
Unas gotas de lo que parecían ser lágrimas aterrizaron en las mejillas cálidas de Melani, al parecer Silvia había sufrido mucho en ese mundo.
—Te lo prometo...
Dicho eso se dejó vencer al sueño a quien su cuerpo hace un rato estaba reclamando.Sin dejar de mirar la bella cara de su compañera, ahora amiga, Silvia sonrió y la dejó descansar.
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El hormiguero
Novela JuvenilUna adolescente es trasladada en un nuevo estilo de vida donde arriesgara su propia existencia y humanidad con tal de volver a ser como antes.