«Odio la misma rutina de siempre. Necesito experimentar algo nuevo, algo diferente».
Los días eran cada vez más semejantes para el cachorro científico que pasaba diariamente en su habitación con el experimento que ha estado trabajando. Horas de dedicación para lograr el objetivo que tiene en marca alcanzar.
Ninguno se acercaba a él, nadie estaba interesado ni preocupado de lo que hacía a solas en su habitación. Solamente miraban la puerta cerrada con una hoja de papel impresa pegada con cinta adhesiva con la oración «No molestar».
Uno, su hermano Dylan, solía preguntarse qué tanto realizaba a solas en su habitación, le dio la curiosidad de saber lo que estaba planeando. Y no imaginaba lo peor, conocía «perfectamente» a su hermano menor, por los momentos que ha pasado con él. Colega de experimentos y admiradores de la ciencia-ficción.
Ese único día que pudo acercarse para hablar con él, no se sentía el completo seguro el poder interrumpirlo. Su pata preparada para tocar la puerta, afuera de la habitación. Tomó un suspiro, y su única respuesta fue dejarlo en paz. No molestó a Dawkins y siguió con sus labores domésticas y cuidar al resto de sus hermanos.
«Solamente unos días más...».
Mientras en otro punto de Camden Town, en Londres, un día sábado de junio, una gran exhibición de arte callejero se presentaba en el canal de la ciudad. Una exhibición exclusiva para el público animal callejero y doméstico.
Figuras importantes del arte callejero de la ciudad se presentaban en aquella exposición, con la confianza de ganar la recompensa monetaria justo. Mostrando sus grandes obras plasmadas en lienzos largos y anchos. Pinturas ilimitadas, creatividad activa e inspiración inigualable —plasmaban esas obras—.
—Bien, serás la siguiente —dijo un encargado de la exposición a una participante.
—Muchas gracias.
Una gran ovación se producía en el público presente por el expositor anterior. Que con una larga reverencia agradeció el gesto de admiración a su nombre.
Mientras que la siguiente participante temblaba de lo nerviosa que se sentía. Sería su primera exposición en frente de un público mayor y desconocido. Sus presentaciones eran privadas, hasta con menos canes en aquellas.
Una dálmata con manchas coloridas artificiales con pinturas de colores era la apariencia que se mostraba en el escenario. Pañuelo magenta en el cuello y nariz ancha que la caracteriza.
Un lienzo en cubierto con una sábana blanca que mantenía en culto su presentación. Espero que el público guardara silencio. Y cuando ocurrió, una enorme bola de baba se tragaba de la ansiedad por el pánico en estar en frente de ellos.
—Puedes hacerlo —se dijo por sí misma en murmullo.
Tomó un largo suspiro e intentó tener paz en su interior.
—Hola, mi nombre es Da Vinci Dálmata y vivo por la Calle Dálmata. No hablaré mucho porque no soy buena en esto, je —logró tomar calma en ella misma e intentó agarrar más confianza en su discurso—. Bien, les presento mi primer obra que daré públicamente. Espero les guste...

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Petricor
FanfictionTodos tenemos días malos, todos sentimos tristeza, todos pasamos por cosas malas. Pero no todo se pinta en un torno gris, siempre hay una salida donde las cosas se ponen mejores. Donde todo es más alegre y se siente conforme y feliz. Dawkins y Da Vi...