•CAPITULO DOS: Responsabilidad•

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En la sala reinó el silencio y todo lo que dominó el ambiente fueron los tenedores rozando contra la superficie del plato; los únicos presentes comían sin decir alguna palabra y solo se movía el mesonero para retirar los trastes sucios. Ninguno decía nada.

Mizuki jugueteaba usando dos de sus dedos con el piercing plateado que adornaba su ceja derecha, con la otra mano tomaba algunos trozos pequeños de comida y se lo llevaba a su boca tranquilamente; no estaba pasando nada interesante.

Quizás fue eso lo que hizo que Inui fuera el primero en hablar, la distancia entre ellos eran de varios metros y tuvo que alzar un poco la voz para ser escuchado; el comedor era amplio y comían en una larga mesa con sillas de madera y con el respaldar alto.

Mi señora, ¿Le gustaría escuchar lo que tenemos preparado para el día de hoy?— preguntó dejando el cuchillo en la mesa, entrelazando sus dedos mientras observaba cómo los ojos de ella lo veían intensamente; pasó la punta de su lengua por la cicatriz que cruzaba sus labios y dejó de jugar con el piercing.

—¿Las divisiones de los Ghidorah?

—Se encuentran en perfecto estado: la segunda y tercera división se encuentran haciendo su labor justo ahora, en lo que respecta a la primera división, tuvieron algunos inconvenientes con el cargamento que venía en barco desde China y probablemente tarde algo en llegar.—respondió Inui.

—¿Ese inconveniente tiene algo que ver con ese detective del que tanto me hablan los tres comandantes?—preguntó bebiendo de su vino servido en copa; el rubio cerró los ojos.

—Efectivamente, mi señora, pero no debe de preocuparse por ello, usted conoce bien al comandante de la primera división y conocerá sus métodos ante este tipo de situaciones.—Inui se subió los lentes.

—No lo conozco mejor que tú, Inupi.—estiró los labios en una sonrisa.—Chisaki Denji fue el hombre que conseguiste para ese trabajo, igualmente hablando en nombre de de los comandantes de la segunda y tercera división, Hashibara Eiichiro y Kamaboko Kyosuke.

—Son lo mejor de lo mejor, mi señora, debe confiar en mi palabra.

—Yo confío plenamente en su palabra, Inui.—se mordió el labio inferior observando como el rubio se enderezaba en la silla.—Conoces a la perfección que confío ciegamente en todas tus acciones y todas tus palabras, confío en tus decisiones y en los tratos que llevas siendo sub-lider, consejero y administrador de mi familia; de cierta forma se me apena el corazón al pensar que tal vez es usted el que duda de mi palabra.

—¿Yo siendo capaz de una barbaridad como esa, mi señora?—Inui comenzó a limpiar con un pañuelo los cristales de sus lentes, levemente ofendido.—Yo vivo por y para usted, prefiero cortarme mis propios dedos antes de tener que desconfiar de usted, mi señora. Todas mis acciones son hechas con el fin de satisfacer sus necesidades y ayudarla en todo lo posible con su trabajo.

Mizuki en ningún momento interrumpió o se movió de su posición en la silla, escuchó todo en silencio.

—El comandante de la segunda división: Hashibara, ¿Qué se encuentra haciendo en estos momentos?—preguntó observando las reacciones de Inui.—No lo he visto acatando alguna de sus instrucciones.

—Hashibara Eiichiro es difícil de manejar de cierta manera, suele comportarse como un niño pequeño y no sabe recibir órdenes de alguien superior a él. Sin embargo, recibe mis instrucciones y las sigue al pie de la letra, simplemente que suele tardar más de lo acordado con el trabajo. Kamaboko es un caso distinto, de él es quien estoy plenamente orgulloso por haberlo escogido, todo por una razón: es leal hacia usted, mi señora.

•Mistress and Lady•  |‡Tokyo Revengers‡| [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora