•CAPITULO SEIS: Soledad•

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(...)

Sentimiento de tristeza o melancolía que se tiene por la falta, ausencia o muerte de una persona.

Una pareja de niños pasaron rodeando su cuerpo con algo de miedo por su aspecto. Salieron corriendo mientras seguían jugando con aviones de plásticos y capas atadas en sus cuellos, ignorándolo.

Intentó dar pasos pequeños y suaves, con cabeza en alto y sosteniendo con fuerza el peso sobre su espalda que lo ralenterizaba para llegar a su destino. Dejó salir el aire por la boca y se mordió la lengua para obligarse a continuar con su travesía.

Los niños se alejaron y pronto se dejó de escuchar las risas y los gritos de diversión, ahora pasando a escuchar la débil y calmada respiración del peso que cargaba en sus espalda. Se acurrucó y apretó el agarre que ejercía sobre sus muslos; la vio de reojo, no parecía tener intención de devolverle la mirada.

- ¿Piensas quedarte así hasta que lleguemos? -preguntó esperando una respuesta que nunca llegó. Suspiró.

- No tengo nada que decir.- murmuró sobre su cuerpo. Su cabeza estaba hundida en su espalda y tuvo que agudizar el oído para escuchar sus palabras. Un mechón de cabello rebelde reposaba sobre su hombro y le daba mayor color a su vestimenta, el cabello de su acompañante era bastante llamativo.

- ¿Por qué golpeaste a esos sujetos? - esquivó un bache en el suelo y siguió caminando.- Esos chicos eran mucho más grandes y fuertes que tú, no eras rival para ellos.

- ¿Quién dijo eso? -esta vez, levantó su cabeza y la posicionó de tal manera que ahora veía la carreta pasar frente a sus ojos, dejando de estar sumergida en su espalda ahora podía escuchar mejor sus escusas-. Aquellos que alardean de su fuerza y tamaño son aquellos que caen primero. Si no hubieras llegado pude...-

- Haber recibido una golpiza aún mayor.- completó.

- No lo entiendes, Inui.- suspiró abrazando al rubio, quien seguía su camino en dirección a su casa.

- Tienes razón, no lo entiendo, pero me gustaría que me ayudaras a entenderlo. Mizuki, acabas de ser brutalmente golpeada por unos matones de preparatoria y ni siquiera eres capaz de sostener tu propio peso y caminar a mi lado, dime, ¿Qué es lo que no entiendo?

Calló. No era capaz de decirlo en voz alta.

La mitad de su cuerpo no le respondió cuando quiso bajar de la espalda de Inui y caminar por su cuenta, estaba adolorida y su orgullo estaba casi por los suelos.
Movió su cabeza para apoyar su barbilla sobre su espalda. Guiñó un ojo por la punzada de dolor que sentía sobre su ceja, donde un corte que brillaba por la sangre sin secar adornaba su frente y relamió su labio sintiendo una herida al lado de su cicatriz. Posteriormente a eso, pudo detallar la cantidad de suciedad, sangre y roturas que contenía su traje de pandilla y ya se hacía una idea de la cantidad de palabras que le diría su madre al verla de esa manera. Sin poder evitarlo, sus ojos cansados se sumergieron en la oscuridad y el cabello - hecho un extraño niño de pájaros y lleno de piezas rotas de vidrio al partirle una botella en la cabeza - pasó a acomodarse sobre el hombro de Inui.

Inui siguió, no volviendo a sacar el tema a la luz en lo que intentaba llegar a su casa.

- ¿Por qué una mujer debe de estar por debajo del hombre? - preguntó Mizuki al aire de repente sin esperar respuesta.

•Mistress and Lady•  |‡Tokyo Revengers‡| [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora