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UN MES Y MEDIO DESPUÉS


Creo que el corazón debe ser un órgano extremadamente fuerte para resistir tantos golpes. Especialmente los golpes que da las vorágines de emociones cuando no somos capaces de controlarlos.

—¿Jungkook?

La voz de Taehyung sigue siendo igual, profunda y suave al mismo tiempo. Sé que no puedo darme la vuelta y correr a sus brazos, así que me dedico a girar sobre mis propios talones y quedarme tan quieto como un roble mientras lo escudriño con la mirada. Luce menos atlético que antes, y el cabello —un castaño más claro— termina en ondas voluminosas. Se palidece en cuanto me ve y Jongin lo sujeta con más fuerza. Temo ir demasiado lejos.

—¿Podemos hablar?

Lo piensa por largos segundos, hasta que le susurra algo a Jongin.

—¿Puedes ayudarlo a dar otra vuelta? Debe caminar —me informa, mientras se adentra en la casa.

Sabe que lo haré, preguntar es más bien un modismo.

Taehyung y yo nos quedamos solos, mirándonos como dos extraños. Eso hace que se me revuelquen los intestinos y me suden las manos. No quiero esto, un espacio incómodo entre nosotros. Aunque he de suponer que es del todo normal después de tanto tiempo sin vernos, sin hablar.

—¿Vamos? —pregunta y asiento.

Tomo una bocana de aire y me detengo a su lado. Empuño mis manos en su delgado brazo y siento su piel quemándose bajo mi tacto. Cada vello de mi cuerpo se eriza y el dolor en mi estómago se entremezcla con un sentimiento de alegría que me sacude todo el cuerpo.

Al fin puedo tocarlo, olerlo y sentirlo.

Se me hace un nudo en la garganta y me trago las lágrimas.

—En realidad puedo caminar por mi cuenta —aclara con una sonrisa gentil.

Meneo la cabeza y doy un paso adelante, a lo que él me sigue.

—Si te caes, Jongin vendrá por mí y va a querer cortarme la cabeza.

Esta vez se ríe, haciendo que los ojos se le reduzcan a meras hendiduras.

—No exageres —replica con tono jovial—. Nada más te jalará las orejas.

—Necesito mis orejas —­me excuso y se ríe con más fuerza.

Me mira a los ojos.

—Es cierto, las necesitas.

Sonrío, con ganas irremediables de darle un empujoncito, pero temo hacer cualquier cosa que no sea sujetarlo. El viento es cada vez más estrepitoso y hacemos frente a las corrientes de aire que parece con ganas de secarnos volando. Por suerte, Taehyung va muy bien abrigado.

—¿Cuántas veces debes hacer esto? —curioseo.

—Las veces que quiera —responde—, pero si deseo recuperarme rápido, entonces deben ser bastantes.

Asiento y seguimos caminando. Sus pasos son más ligeros y cuidadosos. Lo veo mirar todo a su alrededor y detallar hasta la mínima cosa, mientras yo solo tengo ojos para verlo a él. Me gusta ver como se mueven sus pestañas cada que abre y cierra los parpados, sus labios cuando los muerde en el interior, su nariz cuando aspira el aire. Todos sus movimientos, por más mínimos que sean, me saben a...

—Te extrañé mucho. —Me escucho a mí mismo interrumpiéndome. Se gira con lentitud; un breve instante que me hace enloquecer—. No sé qué piensas ahora, pero yo en serio te amo, Tae. No hubo ni un segundo en el que no pensara en ti. Estaba muy preocupado y te lo digo ahora porque... porque he querido decírtelo desde hace tiempo y no me aguanté más. No tienes que decir nada, solamente quería que lo supieras. —confieso con la voz rota y me limpio la comisura de los ojos con una mano—. Fue muy difícil estar lejos de ti, más en estas circunstancias.

novio virtual  » taekooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora