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Desde que conocí a los amigos de Taehyung he pensado sobre lo mucho que se parecen. Hay rasgos en el carácter y personalidad que comparten como si fueran uno mismo. Así, todos se tienen tanta confianza que me han hecho sentir incómodo, tal vez porque nunca he tenido eso.

Jongin es alto y va al gimnasio, por lo que sus brazos y piernas son fuertes. Cuando sonríe se le achican los ojos, pero no tanto como a Jimin —que es el más cercano a Taehyung—, de cabello rubio, bajo y con unas facciones tan duales que te quedas boquiabierto. Por último, está Minju, la chica con quien me encontré en la casa de Taehyung, cuyo recuerdo sigue grabado en mi memoria. Y tal vez es por ella que ahora me encuentro tan nervioso. O no, tal vez porque haré una dramatización donde tendré que fingir ser un novio perfecto.

—Estás muy tenso —advierte Taehyung—. Pero déjame decirte que el traje te quedó perfecto. Fue una buena elección.

Su sonrisa logra bajarme un poco la tensión de los hombros, especialmente cuando sus manos acogen mis brazos con un apretón amistoso.

—Tú eres el que más sabe de esto —reconozco.

—Puede ser, aunque ser estilista no es mi pasatiempo.

—Creí que lo era.

Menea la cabeza y retrocede unos cuantos pasos.

—Hay una persona que se encarga de eso —se sincera—. Yo solo pongo mi cuerpo y ella hace lo quiera conmigo.

Siento mis mejillas subir de temperatura al instante.

—Es buena —murmuro.

—¿Eso crees?

Trato de evadir su mirada, que está recargada de picardía y gracia.

—En realidad, cualquier cosa que uses te queda bien —agrego.

Abajo hay una aglomeración de personas impresionante. Me debato entre quedarme aquí arriba, cerca de la habitación de Taehyung, o refugiarme en su jardín privado. Las personas lo admiran desde afuera, porque no cualquier puede entrar a ese lugar.

—¿Aún nervioso?

—Un poco.

—No te preocupes —dice, mirando al tumulto de personas—, ellos no muerden, a no ser que el olor a dinero invada sus fosas nasales. Se vuelven locos.

—Creí que pensarías igual estando en su posición.

—Nunca podría. No me gustan las malas vibras.

Una sonrisa inconsciente aparece en mi rostro, es imposible evitarlo incluso cuando él me lleva hacia abajo y las miradas se posan en nosotros.

Su mano toma la mía y mi cuerpo entero se paraliza.

—Tranquilo —susurra en mi oído y luego me guía al jardín, como si hubiera leído mis pensamientos. Pone la clave de acceso y nos enfrascamos en el silencio y el olor natural de sus flores.

—Todos están interesados en el nuevo robot, ¿no? —le pregunto vagamente.

—Sí, creí que le bastaría conmigo, pero su éxito se volvió ambición. Ahora solo piensa en el alcance que tendrá su nuevo proyecto.

—Eso sin duda no te causa gracia.

—Por supuesto que no. Y más cuando el robot es alguien que conoces.

—¿Está aquí?

—Si, lo que sucede es que...

—¡Taehyung! —Jongin se acerca a nosotros y, al percatarse de mi presencia, muestra sorpresa—. ¡Jungkook!, también estás aquí. Es bueno que Taehyung te tenga como compañía.

Pasa un brazo por sobre los hombros de Taehyung y lo apapacha como un oso de peluche. Me rio por la forma en la que Taehyung intenta liberarse, pues Jongin es más fuerte y rápido.

—Ya, déjame —chilla Taehyung, con el ceño fruncido y los labios en línea recta—. El próximo mes comenzaré a ejercitarme y juro que acabaré contigo.

—Ah, ¿sí? —inquiere Jongin, aflojando el agarre—. Ya quiero verlo. ¿Qué piensas, Jungkook? ¿Te gustaría verlo más musculoso?

Su pregunta me toma desprevenido y me rio para disimular los nervios.

—Supongo que no estaría nada mal.

—Bueno, esperamos si cumplas —comenta Jongin mientras se separa. Taehyung se organiza el cuello de camisa y su corbata. Un ligero arrebol le brota en las mejillas—. Por cierto, tu padre te necesita. Dice que debes de estar a su lado para el lanzamiento.

Taehyung se vuelve hacía su amigo, un poco confundido.

—¿Lo hará tan pronto?

—Por supuesto que no, pero deben preparar muy bien el discurso. Bien sabes que los errores para tu padre son sinónimo de fracaso.

La mirada de Taehyung se dirige hacia mí y lo noto apesadumbrado. Aunque no deseo quedarme solo, entiendo que debe dejarme. Tal vez me quede afuera un rato mientras pueda volver a mi lado, pues todas las miradas me incomodan de sobremanera.

—Voy a salir un rato. Ve tranquilo.

—¿Seguro?

Asiento con la cabeza y caminamos hacia la salida del jardín, él se adelanta y pronto veo su silueta perderse entre la multitud.

—Quisiera quedarme contigo para hacerte compañía —confiesa Jongin y, sin embargo, mira el lugar por donde se fue Taehyung—, pero también debo ir. Lo siento.

Me sonríe con gentileza y le devuelvo el gesto.

—No pasa nada, ve.

Agita la mano y desaparece al poco tiempo, como Taehyung. Tomo una bocana de aire y me mezclo entre las personas, con el deseo de salir pronto de este lugar. Mientras lo hago siento calor, y cuando salgo, una brisa helada me abofetea el cuerpo con clamor. 

novio virtual  » taekooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora