Género: G.
Tema: Invierno (BajiFuyu Week 2022, Día 3).
Resumen: Baji lleva un tiempo pensando que el nombre de Chifuyu es incoherente a su persona. ¿Por qué un chico tan cálido como él tiene que llamarse como las épocas más frías?
Notas: Finalmente, es mi turno de llegar a la BajiFuyu Week 👀✨ Es el único OS que logré completar, pero estoy tratando de tener otro para el último día. A esta historia la describo como esos desvaríos metafóricos que me gusta hacer de vez en cuando, je.
Por años, el invierno ha sido la estación menos favorita de Baji. Como el friolento que es —y, también debe admitirlo, con lo mucho que le gusta la ropa rasgada o lucir grandes escotes—, las bajas temperaturas hacen más que solo ponerlo incómodo. Cuando despierta, le gustaría simplemente no desenvolverse de sus sábanas, casi hibernar como los osos, con tal de no temblar una vez fuera. Si sale, se vuelve peligroso andar en moto, por lo que camina más, lo que no sería un problema si no fuera porque incluso a pie se puede resbalar. La ropa húmeda que viene con esos accidentes es todavía peor.
Hay tantas molestias. Pobre de él si se olvida un abrigo extra —casi siempre—. La ToMan no tiene un uniforme de invierno, así que las reuniones nocturnas se vuelven especialmente tortuosas; un capitán de división abrazándose a sí mismo porque está a punto de tiritar no es la imagen más respetable. Si, más bien, se juntan a jugar, se ensañan —Mikey, más que todo, a veces Kazutora— con él en las guerras de bolas de nieve. Su debilidad al frío es bien conocida, y a Baji no podría disgustarle más ser visto como el blanco más fácil de derribar, no importa el contexto.
Las largas noches no le molestarían si tan solo no se esfumara el poco calor del sol durante el día. Otra vez, solo le provoca dormir más de lo normal o ver documentales de animales que sí pueden saltarse el monótono invierno mientras trata de meterse lo más posible bajo el kotatsu. Los gatos suben menos a su ventana, incluido Peke J, al que debe visitar él si no quiere pasar toda una temporada sin saludarlo, aunque también es solución que Chifuyu lo traiga consigo.
Hablando de ese chico, Baji tuvo una revelación recientemente. Mejor dicho, le revelaron el dato. Para sus amigos, el punto al que ha llegado su relación no es ningún secreto, motivo por el que a veces vienen comentarios un tanto curiosos, por tener que asignarles una palabra. El otro día, en lo que esperaban a que los vicecapitanes volvieran de comprar comida, Mitsuya señaló lo irónico que era que se hubiera enamorado de alguien llamado como una gran cantidad de su tiempo más odiado. No es que no lo supiera, ya había leído y escrito sus dos caracteres lo suficiente como para no haber notado sus significados individuales, mas no había reparado en el sentido del conjunto. En ese momento, solo frunció el ceño; era ridículo pensar que eso pudiera influir en sus sentimientos, sin embargo, la idea de que su nombre es incoherente con su persona no ha abandonado su cabeza desde ese entonces.
Siendo la persona que le devolvió la calidez en las etapas más sombrías de su vida, ¿por qué tendría que llevar en él la estación más relacionada a la soledad? Técnicamente, nació a dos días de invierno como para justificarlo así, aunque sus ojos podrían recordar al agua helada de los lagos congelados. También suele vestirse como si siempre hiciera frío con sus infaltables abrigos con capucha. Aparte de eso, le cuesta ver con qué más asociarlo.
Su personalidad está muy lejos de ser gélida. Aun si su persistencia llega a ser molesta en ocasiones, se acerca más al ardor del sol extremo que al entumecimiento del hielo cortante; además, es gracias a ella que hoy puede pegarse a él y absorber un tanto de su calor, por lo que no puede odiarla, no del todo. Su energía, su disposición a hacer lo que sea necesario le recuerdan más a los primeros colores de la primavera o a los buenos días de playa de verano. Una sonrisa suya despeja cualquier nube que ensombrezca su día.
Su tacto, de hecho, es más caliente que el suyo. Cuando toma su mano, a veces le estremece la diferencia de temperatura, pero a Chifuyu parece gustarle ese detalle, pues lo usa como excusa para no soltarla hasta calentarla e incluso la esconde en el bolsillo de su abrigo, estén sentados o caminando muy pegados, y le acaricia el dorso con el pulgar. La ropa de lana está de más, él es cálido por sí solo. ¿Qué tiene de invernal eso?
Quizás, si piensa en los copos de nieve, podría comprenderlo. Son molestos cuando se acumulan en todos lados y vuelven blanquecino al ambiente —ni hablar del frío que, de por sí, debe haber para que se presenten—, pero si se toma a uno solo, ¿no son una belleza? Podría ver fotos de animales con copos en su pelaje todo el día, así como tampoco se quejaría si tuviera a Chifuyu al frente por un rato igual de largo. Su novio es un chico guapo, y si eso cuenta como un punto en común con un elemento del invierno, entonces lo acepta, por rebuscado que sea.
Si sigue por esa línea, le vienen a la mente varias cosas que rescataría del tiempo helado: bufandas tejidas, suéteres de patrones cuestionables —pero que son los que mejor calientan—, bebidas humeantes, sentarse alrededor de una chimenea, comer mandarinas en el kotatsu, sumergirse en las aguas termales, sábanas gruesas y suaves a la vez.
A pesar de que en su estilo no sea habitual llevar bufanda —si se deja el cabello suelto, buena parte de su cuello y sus orejas quedan protegidos, además, escotes—, reconoce que la calidez que brindan es reconfortante. Prefiere que lo rodeen sus brazos ya abrigados, eso sí, como cuando lo carga sobre su espalda. Puede que lo haga más seguido en invierno justo por eso.
A veces, la moda de Chifuyu es... extraña, por no decir algo peor. Le gustan algunos diseños que otros encuentran patéticos, pero que él defenderá a capa y espada. Aun así, esas prendas son tan él que, sin importar que llegue a estar de acuerdo con los demás, les ha agarrado algo de aprecio por ser parte de su sello. Es similar a lo que ocurre con los suéteres navideños —que, sí, le encantan, y ya no sabe cómo evitar que compre un par a juego para usarlos en su cita del 25—. Podrán ser hasta ridículos, mas tienen su encanto.
Si algo sí le encanta del invierno desde pequeño —aunque, en realidad, no hay temporada para hacerlo—, es tomar una taza de chocolate o té recién preparado. Su madre llegaba a chantajearlo con que no le daría ninguna hasta que sus notas mejoraran; dejó de ser efectivo desde que aprendió a hacerlas él mismo. Ver el humo subir y perderse en el aire es otra de sus cosas favoritas, tal vez porque le recuerda al fuego. Chifuyu le da una calidez que va de afuera hacia dentro, justo como las bebidas calientan sus manos primero para luego llegar al resto de su cuerpo al degustarlas.
¿Hace falta mencionar por qué le gustan las chimeneas? Cualquier cosa que ayude a preservar una temperatura cómoda en el ambiente es bienvenida. Fácilmente, Chifuyu puede derrotarlas a todas, aunque también le fascina compartir esos espacios con él.
Para darle sentido a la asociación de su nombre con su persona, puede decir que Chifuyu es todas esas pequeñas cosas que vuelven disfrutables a las estaciones frías, al punto de que la idea de repetirlas mil veces no suene tan mal, no si es con toda la calidez que le brinda con solo estar ahí.
ESTÁS LEYENDO
Todo lo que compartimos [BajiFuyu]
Fiksi PenggemarCompilación de one-shots BajiFuyu. Las especificaciones estarán al inicio de cada uno.