c̶h̶a̶p̶t̶e̶r̶ 004

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Han era alguien bastante extraño pero a Félix no le sorprendió demasiado pues todo dentro del hotel también lo era, iba vestido con un traje demasiado colorido y una enorme boina que cubría su cabeza

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Han era alguien bastante extraño pero a Félix no le sorprendió demasiado pues todo dentro del hotel también lo era, iba vestido con un traje demasiado colorido y una enorme boina que cubría su cabeza.

— Hola — Se atrevió a saludar Yongbok alzando un poco su mano, de la forma más amigable posible aunque en realidad aquella interacción le parecía más bien incomoda.

Han ladeó la cabeza sin contestar mientras sus ojos viajaban por el rostro de Félix que no pudo evitar agachar la cabeza avergonzado.

Unos minutos de silencio y Félix tuvo que volver a hablar. — Me gustaría saber la hora y me dijeron que tú podrías ayudarme...¿Podrías decirme que hora es por favor? — Han sin hablar asintió con la cabeza y se hizo a un lado abriéndole paso a Felix para entrar.

— Oh...no es necesario estoy bien aquí, solo necesito saber la hora — Explicó el platinado sin tener ganas de entrar a la habitación de Han, pues la situación ya era bastante incómoda y extraña afuera.

Además no había necesidad de entrar, pero Han no se movió se mantuvo quieto y en silencio esperando a que Félix pasará por la puerta que estaba abierta de par en par.

Felix tragó saliva con dificultad y nerviosismo antes de atravesar la puerta pues no había forma de hacer entrar en razón a Jisung que lo miraba pacientemente. La habitación era idéntica a la suya, la luz dentro también parpadeaba de vez en cuando.

A sus espaldas Yongbok escuchó la puerta cerrarse y se giró algo alarmado al contrario de Han que se mantuvo frente a la puerta inmóvil y tranquilo, entonces Félix presto más atención a la habitación la cual era una locura.

Había relojes de todo tipo y por todas partes, en las paredes, sobre el escritorio, encima de la cama y todos se movían al mismo tiempo, logrando que el monótono ruido de las agujas que se movían coordinadamente resonarán por la habitación.

Todos los relojes marcaron las cinco de la mañana en punto, algunos anunciaban la hora con alarmas, sonidos parecidos a los de un pájaro o silenciosamente pero el que atrajó la atención de Felix, fue un reloj cucú que simulaba una casita de la que salía un polluelo amarillo que cantaba "cu cú, cu cú".

Se giró a Han que se mantenía quieto y con la mirada sobre él, Félix camino hacia la puerta. — Bueno, ya se la hora gracias — El platinado sonrió falsamente esperando a que Han se moviera para poder salir.

Pero no se movió, su cara no expresaba nada y eso aterraba a Félix, que nervioso mantenía aquella sonrisa forzada y sus manos comenzaban a sudar. — Gracias — volvió a repetir pero el contrario no tuvo reacción alguna. — Debo irme... — La voz de Yongbok fue interrumpida cuando todas las alarmas de los relojes volvieron a sonar, y el pequeño pajarito amarillo volvía a salir para cantar.

Felix frunció el ceño ante el escándalo de los relojes, era imposible que hubiera transcurrido una hora en aquellos segundos, buscando una explicación lógica se giró para ver los relojes y todos acababan de volver a marcar las cinco de la mañana.

Aquellos relojes no habían avanzado, a pesar de que las manijas seguían moviéndose. Su mirada rápidamente llegó a Han que ahora sonreía burlonamente como si la confusión de Félix le pareciera graciosa.

Han abrió la puerta y la dejó así antes de sentarse sobre la cama que también estaba llena de relojes para mirar a Yongbok que en cuanto vió la oportunidad de escape se apresuró a abandonar el lugar.

Cerró con un estruendoso azote la vieja puerta, se quedó de pie frente a la habitación de Jisung, su respiración volvía a acelerarse ante todas las extrañas sensaciones que el lugar en general le provocaban.

Era imposible, seguramente aquel loco había descompuesto todos los relojes y por eso siempre marcaban la misma hora.

La idea de estancarse en el tiempo le provocó un escalofrío a Félix que ahora se había rendido completamente en su búsqueda de saber qué hora era.

Se quedó varios minutos de pie mientras se esforzaba por pensar algún lugar donde pudiera mantenerse seguro y que no fuera aquel hotel, pero nada llegó a su mente.

El ruido se volvió a hacer presente dentro de la habitación de Han, las alarmas de los relojes volvían a resonar desde dentro, Félix pensó que lo más probable era que seguían marcando el número cinco y aquello hizo a su cuerpo temblar.

Justo cuando estaba por subirse al elevador una puerta al lado de la habitación de Han la que tenía los dígitos "1 - A" se abrió, detrás de esta apareció un hombre un poco más joven que él, a Félix le sorprendió aún más que era la única persona que se vestía normal a comparación de los demás huéspedes del hotel.

Llevaba un traje bastante formal y de un color gris y unas gafas grandes que brillaban ante el reflejo de las luces, el joven se veía molesto y aunque el elevador había llegado Yongbok se mantuvo en dónde estaba siguiendo al desconocido con la mirada.

El desconocido se acercó hasta la puerta de Han sin notar al patinado que lo miraba con la boca casi abierta, golpeó la puerta con fuerza varias veces sobresaltando a Félix que no se esperaba aquella agresividad.

— ¡Te juro que sí vuelvo escuchar una vez más esos malditos relojes te voy a asesinar Jisung! — El de lentes gritó furioso y sin esperar respuesta de Han su mirada aún molesta se posó sobre Félix.

El desconocido habló dirigiéndose a Felix — ¡Que bien que estás aquí, vamos! — Le habló a Yongbok como si se conocieran de algo ó lo estuviera esperando, su actitud se relajó un poco pero su respiración aún estaba agitada tras haber gritado.

Caminó nuevamente hasta su habitación, Félix no respondió, ahora completamente sorprendido miraba con confusión al menor.

El de lentes que estaba ahora frente a la entrada de su habitación le hizo una seña al platinado para que lo siguiera, Felix se apuntó a si mismo aún incrédulo, tal vez había alguien detrás de él y todo era una gran confusión.

El desconocido rodó los ojos y se acercó a Félix lo tomo del brazo con fuerza y lo jaló hasta dentro de su habitación mientras el mayor no podía hacer nada más que seguirlo.

— ¿Quién eres? — Preguntó Yongbok ya que estaba dentro de la habitación del jóven de lentes, para su alivio este no había cerrado la puerta así que si lo necesitaba simplemente saldría corriendo.

— ¿Nos conocemos? — Volvió a preguntar desesperado por no obtener respuestas mientras el contrario se encargaba de buscar algo dentro de una mochila negra, al no obtener respuesta comenzó a caminar hacia la salida intentando escapar.

— Seungmin... — Habló el contrario presentándose antes de que Félix pudiera escapar. — Tú no me conoces a mí, pero yo a tí sí — El corazón de Yongbok dió un salto ante aquella declaración.

Alguien dentro del lugar lo conocía y era un fugitivo de la ley, había asesinado a alguien a penas algunas horas atrás y ahora Seungmin lo había llamado a dónde estaba ahora por algo.

Se giró para ver a Seungmin que lo miraba a través de sus lentes y llevaba algunas fotos en las manos. ¿Sabría lo que había hecho? ¿Tendría alguna clase de prueba para culparlo? Tal vez quería sobornarlo con alguna evidencia, la respiración de Félix se aceleró ante todas las posibilidades.

Mientras un nudo se formaba en su garganta Seungmin estiró su mano para entregarle las fotos.

Felix las tomó miedoso de lo que podría encontrar en las imágenes, sus ojos se abrieron lentamente ante la sorpresa de lo que presenciaba dejó de respirar unos segundos y sintió como el miedo se apoderaba de su cuerpo.

¿Quién era Seungmin y dónde había conseguido aquellas fotos?

oddinary hotel - stray kidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora